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Desde que en 2016 se detectó la presencia en nuestros fondos marinos y costas de la ‘Rugulopteryx okamurae’, más conocida como el alga asiática, esta especie ha dado infinidad de problemas y, a día de hoy, no se ha logrado determinar su origen, aunque en estos momentos se barajan algunas hipótesis.
Cada año se acumulan toneladas y toneladas del alga asiática en nuestras orillas y muchas especies se han visto afectadas por esta «invasión», además de los dolores de cabeza que ha dado al sector pesquero, incapaz de realizar su labor debido a que sus redes acaban repletas de algas.
Son tantos los problemas que actualmente se están llevando a cabo estudios con el objetivo de poder acabar con esta «invasión» e incluso han surgido varias iniciativas que tratan de sacar algo positivo de esta aparición, como el trabajo de la Asociación de Alumnas de Algas del Estrecho, que junto a la empresa ELDAPLANT, con el Proyecto Piloto SeaSoft, autorizado por la DT de Desarrollo Sostenible en Cádiz, la usa para la creación de plantillas del zapato e incluso hay ensayos cosméticos para la creación de una gama de productos.
Pese al tiempo transcurrido, aún no se sabe con exactitud cómo llegó este alga al Estrecho y ahora, desde la Sección de Educación Permanente de Tarifa Algas Marinas del Estrecho se baraja la hipótesis de que Marruecos podría ser el responsable de esta aparición, sobre todo desde que en junio de 2021 Gunter Pauli, un emprendedor belga, confirmó que había realizado plantaciones de algas en el país vecino para capturar microplásticos, y posteriormente generar bio-gas (metano) y bio-fosfato (compost).
Proyecto «Le Modèle Maroc»
Esta iniciativa del empresario belga Gunter Pauli podría ser la responsable de la llegada a nuestras aguas del alga invasora ya que el proyecto consistiría en sembrar en Marruecos algas para generar bio-gas (metano) y bio-fosfato (compost).
Desde Algas del Estrecho se han venido interesando por el origen de esas algas sembradas ya que el belga habría indicado que de las distintas usadas para la siembra, dos son algas pardas, como la Rugulopteryx okamurae. De hecho, el empresario matizó en la quinta edición del Simposio Internacional sobre Innovación y Tecnología en la Industria del Fosfato (Symphos), que fue organizado conjuntamente por la OCP (Oficina Chérifien du Phosphate) y la Universidad Politécnica Mohammed VI, en Benguerir, que se habría usado la Sargassum muticum Fensholtt, conocida como ‘alambre japonés’, que no es una especie nativa; y Bifurcaria bifurcata, que suele estar en el Atlántico, pero en aguas someras.
Desde Algas del Estrecho matizaban que no se establecía el método de recogida de esporas o propágulos vegetativos para su siembra, o la empresa que le suministro las “semillas”, por lo que en un escrito al Subdirector General de Biodiversidad Terrestre y Marina alertaban de que «sembró algas pardas de origen asiático, y de eso a la Rugulopteryx okamurae hay una delgada línea roja».
Hay que destacar que la primera aparición del alga asiática en nuestros fondos se dio en 2015, dando la voz de alarma sobre el tema el Museo del Mar de Ceuta, que había realizado varias inmersiones en su zona. Sin embargo, un año después, en octubre de 2016, ya se pudo certificar su presencia en Tarifa.
Plan de Actuación
Algas del Estrecho viene defendiendo un Plan de Actuación para hacer frente a esta especie invasora, desde un apoyo a la pesca artesanal a un plan de choque que retire todos los arribazones de la especie para eliminar los semilleros que permiten su reproducción, con la eliminación de la prohibición genérica de comercialización de esta especie para iniciar la valorización de su eliminación como línea estratégica de gestión.
También se pide un Plan de Investigación para descubrir las debilidades y fortalezas de la especie, que posibilite acciones de erradicación; un Plan de Comercio y la creación de un Centro de Coordinación que gestione un fondo, similar al aplicado en el Guadiana y el Guadalquivir con el camalote y el jazmín de agua, de 42 millones de euros.