Federico Pinedo es una de las últimas incorporaciones de Patricia Bullrich a su espacio. Un espacio construido con el objetivo de que “La Piba”, como la bautizó Hugo Moyano a comienzos de siglo, llegue a la presidencia. Exsenador y presidente provisional de la Cámara entre 2015 y 2019, antiguo simpatizante de Domingo Cavallo y exconcejal de la Ucedé, Pinedo destaca la “evolución” ideológica de Bullrich, desde la dirigente revolucionaria de los setenta hasta “una perspectiva republicana, democrática y liberal” que le reconoce en la actualidad.
Pinedo promueve una alianza con Javier Milei y deja abierta la puerta para que Macri sea candidato. elDiarioAr lo entrevistó el viernes.
¿Qué papel cumple en el armado de Patricia Bullrich?
Estoy coordinando los equipos de política exterior. Es una pata relevante de la próxima gestión de gobierno, porque tiene que ver con la posibilidad de aumentar la producción y el trabajo en la Argentina, abriendo mercados para las regiones del interior.
¿Una especie de canciller potencial, en caso de que Bullrich llegue a la presidencia?
No, no. Es una posición para dar y no para sacar (se ríe). Esa es la tarea, encontrar oportunidades. Al canciller lo va a designar quien fuese presidente.
¿Desde cuándo conoce a Patricia Bullrich?
Tenemos una relación histórica. Compartimos el primer grado inferior en el Instituto Bayard, en Capital. Yo entonces tenía un flequillito (se ríe). Después nuestras vidas transcurrieron por distintos lugares hasta que nos encontramos en Cambiemos. Antes, en el Congreso trabajamos juntos integrando el Grupo A en el 2009. Después Patricia ya entró al PRO. Tenemos una visión de la Argentina futura parecida o igual, prácticamente. Desde esa coincidencia, Patricia me pidió que me ocupara de esta tarea tan relevante.
Si bien ambos nacieron en una familia vinculada a la aristocracia, Bullrich después pasó a militar en el Peronismo Revolucionario.
Como suele pasar en las relaciones que se dan en las familias. No siempre los pensamientos de uno tienen que ver con la familia a la que pertenecemos. Ella después hizo una evolución.
¿La cruzó en algún momento de los setenta?
En los 70, en sus tiempos de Peronismo Revolucionario, yo no la vi. Máxime que fue bastante rápido hasta que se exilió. No conozco el momento de su evolución política e intelectual, por aquellos años. Pero fue evolucionando, dentro de todos los movimientos que se dan en el contexto de la política argentina. Cuando explotó el sistema político en 2001, todos los que estaban en ciertas posiciones terminaron cruzándose entre sí. La primera boleta de Compromiso para el Cambio, el antecedente del PRO en 2003, estaba conformada por el radical Jorge Vanossi, el peronista Jorge Argüello y yo. Parte del peronismo de la Capital integraba nuestro frente. Aguas turbias sacan militantes mezclados.
¿Cómo define esa “evolución” ideológica de Patricia Bullrich?
Lo de Patricia Bullrich fue una evolución hacia una perspectiva republicana, democrática y liberal en materia de derechos ciudadanos y economía de mercado.
¿Su militancia previa cerca de Montoneros merece un arrepentimiento?
Lo interpretaría más bien como quien toma su experiencia, como un aprendizaje, como parte de su vida y como una oportunidad para aprender. Patricia no lo toma como negativo. Sí reniega de la actitud anti-democrática que tenía Montoneros. Siempre lo dice: no valorábamos la democracia. Cuando vino embarazada, advirtió el valor de que su hijo se criara en democracia y libertad. Es un tema profundo el que la llevó a reconocer la democracia desde lo vital.
El lunes pasado cenó en Happening junto a Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. ¿Qué se resolvió ahí?
Fue una cena que tenía dos grandes temas. La responsabilidad de una oposición que puede ser gobierno el año que viene, frente a la gran crisis social y económica. Una que se confirmó con una inflación escalofriante. Estamos al borde de los tres dígitos, lo que no se conocía desde el 91, la hiperinflación que Cavallo cortó con la convertibilidad. La pobreza, de todos modos, era menor entonces, y por eso resulta especialmente aterrador que ahora entremos a esa inflación con mucha más pobreza. Ese fue el gran tema de la cena, el análisis de la situación social argentina.
¿El otro tema fue cómo definir candidaturas rumbo al 2023?
Dar con la interna necesaria para que el pueblo elija candidatos. En esa mesa había cuatro presidenciables. ¡Todos menos yo! El punto era cómo actuar con responsabilidad para ocuparse más de la gente y menos de cuestiones personales, cómo bajar el nivel de agresión. Siempre resulta difícil. Por eso advierto como muy interesante lo que generó Mauricio al habilitar para que se diga todo de frente. A veces es duro, pero genera tranquilidad y confianza. Es valioso en las relaciones personales. Fue muy positivo.
¿Hubo algún punto de acuerdo sobre cómo zanjar las diferencias?
No hay total acuerdo. Pero las diferencias, frente a semejante crisis, quedan en un segundo lugar. La postura nuestra con Patricia es que el que decide candidatos es el pueblo en las primarias, en las PASO. Es una regla potente.
¿Qué otra mirada analizan para definir candidaturas?
Hay otra mirada sobre la interna. Realizar una PASO entre Radicales y otra en el PRO. Nosotros no creemos en eso, no queremos que eso pase. Creemos en la construcción de propuestas integradas, no de ir uno contra otro. Pero ahora hay que dejar de lado los temas de los políticos, que son temas menores en definitiva.
¿Las diferencias entre Bullrich y Larreta son ideológicas, de poder o de estilo?
La veo a Patricia Bullrich con mucha convicción sobre lo que hay que hacer en Argentina, con mucha decisión. A Horacio lo veo más inclinado a hacer acuerdos con el sistema político. Son enfoques distintos.
¿Patricia Bullrich cuenta con un plan económico?
Su mirada es que el principal problema de la Argentina es justamente la fábrica de pobres en que nos convertimos. Hay que cortarlo de cuajo, hay que hacer eso lo antes que se pueda, para que deje de generarse pobreza.
¿De cuajo significa aplicar una política de shock?
Sí, la llaman así. Otros la llaman “integral”, para atacar todos los problemas juntos de la Argentina, para que se combinen de manera virtuosa. Ir por la estabilidad monetaria, es decir, controlar el valor del dólar, que no aumenten los precios y sí la producción.
Dicho así parece fácil…
No, no lo es. En la gira de Patricia por los Estados Unidos, el economista y premio Nobel Thomas Sargent, le describió que para terminar con la inflación hay que tocar tres o cuatro variables. Y mencionó dos caminos posibles para la Argentina. Uno es el modelo “a la Margaret Thatcher”: achicando el Estado, minimizando el gasto, propendiendo a la estabilidad monetaria. El otro modelo es el de Lenin (se ríe). Hay que tomar esos ejemplos. La convertibilidad de Cavallo y el plan de Sourrouille son los dos antecedentes argentinos al respecto.
¿El de Thatcher es un modelos posible para la Argentina? Presumo que en el de Lenin no están pensando.
No, el programa en que presenta la disyuntiva Thatcher o Lenin es el de Sargent. Para nosotros, los planes reales a mirar son el israelí, el de Brasil, el de la Convertibilidad y el de Sourrouille.
Pero tanto la convertibilidad de Menem como el plan de Sourrouille con Alfonsín terminaron muy mal. Con alta pobreza o con hiperinflación.
Terminaron mal porque gastamos más de lo que teníamos.
Desde su experiencia, ¿qué le le falta a Patricia Bullrich para ser una candidata competitiva para la presidencia?
Le falta plata (se ríe). Está, sin embargo, formando un equipo importante de gente que trabaja en áreas de gobierno. Con extrema austeridad porque, pese a la falta de plata, debemos encontrar cómo nos las arreglaremos para hacer una campaña decente y transmitir la propuesta de futuro y de gobierno.
Además de plata, ¿no les falta despliegue territorial?
Esto debemos encararlo en dos etapas. La campaña rumbo a la primaria y rumbo a la general. En la general, la estructura es la que nos permitió sacar el 40% de los votos en todas las elección desde 2015 hasta ahora. Y en la PASO hay muchos candidatos a puestos locales que querrán defender su posición con libertad de acción, para que se vote a cualquier candidato hacia arriba. Creemos en la relación con la gente y en que vamos a poder fiscalizar.
El larretismo espera llegar a una candidatura de unidad encabezada por el alcalde, y que en el camino Bullrich finalmente se baje. ¿Es posible ese deseo?
Está trabajando para ser presidenta y cambiar la Argentina. Y cree que puede hacer un buen aporte. No le saca el cuerpo a su responsabilidad. Pelea por lo que cree.
¿Juntos por el Cambio debería aliarse con Javier Milei?
Si sostenemos que los argentinos tienen que ponerse de acuerdo en 4 ó 5 políticas de Estado para dar vuelta esta carencia espantosa que estamos atravesando, decir “no hablo con alguien porque es liberal” no se entiende. No me cabe duda de que tenemos que conversar con Milei y que llegaremos a coincidir en muchas cosas.
¿Milei representa a la anti-política?
Hay malestar porque la política generó mucho fracaso. La democracia funciona con deformaciones que generan fracasos. Más allá de las culpas, la situación social en Argentina es muy fulera. Me parece natural que mucha gente busque expresión políticas anti-sistema, como un posicionamiento diferente. Pero para gobernar necesitás una organización amplia, que pueda construir algo amplio en el Congreso. Eso fue justamente lo que intentamos con Juntos por el Cambio.
¿Qué quiere Macri: volver al poder, que lo reconozcan, influir?
Macri quiere que la oposición gane las elecciones en el 2023 para dar vuelta la curva de carencia en la Argentina, para profundizar los logros que él alcanzó en la política exterior, en cuanto a la transparencia, el respeto, la austeridad, eliminar el déficit, buscar una base de estabilidad. Quiere recuperar esos logros: que todo eso que este gobierno tiró por la ventana se reconstruya. Estabilizar y crecer. Lo veo dedicado a colaborar para estar unidos y que el PRO tenga una propuesta constructiva dentro de Juntos por el Cambio.
¿Macri prefiere a Patricia Bullrich o a Rodríguez Larreta?
Trabaja para los dos y para el partido.
¿Y lo ve a Macri como candidato?
No lo veo renunciando a ser candidato, si la circunstancia histórica así lo requiere.
¿La Argentina puede sacar alguna ventaja de la invasión de Rusia a Ucrania?
Estamos frente a una enorme oportunidad para la Argentina. Porque cuando el mundo está en un momento de previsibilidad generaba la posibilidad de que los países se autoabastezcan de energía y alimentos a precios baratos, que es lo que Argentina produce. Ahora, la invasión rusa genera inseguridades enormes en estos dos productos. Argentina los puede producir masivamente, si dejamos de hacer estupideces. Vaca Muerta es una oportunidad formidable.
¿Qué desenlace percibe sobre la guerra en Ucrania?
Esperemos que se encamine. China puede cumplir un rol de estabilización en este contexto. China es muy relevante. Es una economía creciente y puede ser la primera potencia del mundo en unos años. Miraron con simpatía que Rusia sea un polo de poder que discuta con Estados Unidos, pero a la vez los chinos comercian con EEUU y con Europa. Estamos ante una oportunidad enorme para la Argentina, pero la vamos a desaprovechar si el gobierno se la pasa peleando entre sus mitades. La buena noticia es que en un año y medio habrá otro gobierno.
AF