A mí también me robaron, y ahora tengo miedo ante posibles represalias. Con esas palabras confesó su impotencia uno de los perjudicados del atraco a varios domicilios por parte de una banda cuyos integrantes fueron detenidos, pero les dictaron medidas cautelares y fueron liberados.
Como él, muchos perciben que están a merced de delincuentes y criminales porque se sienten afectados de manera directa por una administración de justicia deficiente. Sin embargo, en bullados casos de delincuencia de cuello blanco, que la ciudadanía percibe lejanos pero que sí la alcanzan, esta no dimensiona que su indiferencia abona a que los titiriteros de la justicia se sientan prevalidos y ufanos cuando se salen con la suya.
Una muestra de ello pudo ser apreciada por quienes vieron la reacción petulante y despreciativa que registró Ecuavisa por parte del juez de Manglaralto ante el cuestionamiento por haberle concedido de manera irregular el habeas corpus al exvicepresidente Jorge Glas –quien dice padecer problemas psiquiátricos– dejándolo en libertad a pesar de tener dos sentencias en firme y una tercera en apelación.
Es más, incluso hay quienes llegan a celebrar tal demostración de viveza criolla. Ante tal situación, cabe decir: ¡Amigo, date cuenta!, tomando la frase de una campaña mexicana que tiene por finalidad concienciar sobre la necesidad de percibir aquellos detalles que indican que estás en medio de una relación destructiva que genera cierto daño o malestar a una o a ambas partes, de la que resulta difícil salir debido a la dependencia emocional que conlleva sufrimiento.
En la misma línea va lo relacionado con el tema Big Money, que se halla un poco más cercano al pueblo, y que presuntamente involucra a militares en la captación ilegal de dinero, liderada por el excabo del Ejército Miguel Ángel Nazareno, alias Don Naza, quien el jueves 7 de abril fue fotografiado en el parqueadero del Ministerio de Defensa, donde estuvo con otras cinco personas, más de cien mil dólares, una laptop, libreta y recibera que sugieren que andaba ejerciendo la actividad por la que estaba siendo investigado.
De manera coincidente, el martes 12, un exoficial de las FF. AA., de 75 años, se suicidó saltando desde la terraza de un edificio de 13 pisos, en Quito.
El jueves 14, alias Don Naza, quien se definía como emprendedor y prestamista, apareció sin vida con las manos atadas y aparentes heridas de arma blanca. La autopsia determinó que un balazo en la pierna izquierda le perforó una arteria provocando una hemorragia interna y su fallecimiento. ¿Quién lo mató, cuál fue la motivación? ¿Las evidencias obtenidas en el parqueadero del Ministerio de Defensa conducirán a identificar a los involucrados en el presunto sistema de lavado de dinero del que sospecha la Policía?
En torno a estos hechos y otros que no alcanzo a referir por la limitación de espacio –como la probable delación que haga el excontralor Pólit, procesado en EE. UU. por lavado de activos–, es preciso exigir que se administre justicia de manera correcta y que se dé a conocer la verdad, que suele quedar oculta cuando los interesados son poderosos. (O)