El veganismo es una de esas tendencias alimentarias que a pocos deja indiferentes. O a favor o en contra, en diferentes rincones del mundo esta postura sobre la alimentación trasciende las barreras éticas y de salud para convertirse en un posicionamiento político.
Por convicción ética contra el sufrimiento animal, cuestiones de índole religiosa, por principios ético-morales, por razones de impacto ecológico de la producción de ganado o por argumentaciones de salud, muchas personas han considerado convertirse en veganas en estos tiempos. Desde tiempos antiguos, la tendencia a excluir los alimentos de origen animal ha tomado diferentes tintes, según el grado de exclusión de alimentos que algunos regímenes tienen. La denominación vegano por lo general implica la exclusión de cualquier alimento de origen animal. En los tiempos recientes, el hecho de ser vegano, en algunos casos, incluye un posicionamiento que va más allá de la alimentación.
Ataques en contra de los veganos y de los no veganos ocupan los titulares de algunos de los medios de información internacionales. Por ejemplo, en Francia recientemente se vive una crisis con los carniceros, quienes en la cultura francesa son considerados como parte de esos oficios que tradicionalmente constituyen parte de la institucionalización de la vida cotidiana en los barrios franceses. Algunos grupos de veganos radicales han atacado los establecimientos parisinos de carne, vandalizándolos con sangre falsa y con graffiti en sus paredes, acusándolos de asesinos. En este punto, la situación provoca una crisis que remite al cuestionamiento sobre las libertades individuales que de ninguna manera pueden atentar contra las del prójimo.
Por el lado de los ataques a los veganos, existen también polémicas en redes sociales en donde algunos de los chefs que se han posicionado como estrellas del asador con platillos hechos a base de carnes de diferentes animales han atacado la convicción vegana de algunos comensales que exigen la existencia de opciones que excluyan alimentos de origen animal. Estos chefs alegan que es su derecho abstenerse de servir opciones para estos comensales, así como cada quien decide el menú que quiere servir en su restaurante.
En algunas otras ciudades como en Los Ángeles, algunos emprendedores han decidido ofrecer opciones veganas de comida mexicana para un nicho de comensales que manifiesta la necesidad de tener estas opciones. Este hecho no ha estado ausente de polémicas sobre la tradición e innovación sobre qué tanto se irrumpe en la elaboración de platillos que comúnmente se han elaborado con una base animal. Las situaciones en Los Ángeles como en Francia han puesto en cuestión la necesidad de legislar sobre estas opciones que al final constituyen, para muchos, atentados contra la libertad individual.
En estos ejemplos vemos cómo una tendencia alimentaria que responde a diferentes razones y convicciones por parte de quienes deciden adoptarla como un estilo de alimentación puede suscitar debates que van más allá de lo alimenticio para tener tintes filosóficos sobre el respeto a las libertades individuales, tanto de quienes deciden hacerlo como de quienes no están de acuerdo con el veganismo. Las razones de argumentación de ambos lados pueden ser respetables, siempre y cuando no se adopten posturas radicales e impositivas, o que atenten contra el respeto del prójimo. Estas cuestiones resultan complejas de entender puesto que, al final, todos tenemos una visión del mundo incluyendo lo que consideramos que debería ser nuestra alimentación. En este sentido, la alimentación trasciende fronteras disciplinares y nos permite analizar temas que apuntan más hacia las inquietudes filosóficas de la conducta humana.
Columnista de alimentación y sociedad
PUNTO Y COMO
Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.