¿Alguna vez has querido olvidar por completo un recuerdo que te lleva a un momento desagradable de tu vida? O, por el contrario, ¿Has intentado recordar algún tema de clase que estás seguro de que aprendiste tiempo atrás y que necesitas en ese momento? Pues bien, tal parece que el olvido funciona algunas veces de una manera muy peculiar; no nos permite deshacernos de un recuerdo negativo que llega a nuestra cabeza constantemente y, a veces es difícil recordar información simple y uno requiere realizar un proceso mental más exhaustivo que nos aclare.
El olvido en términos simples se refiere a la disminución de los recuerdos a lo largo del tiempo y, aunque se reconoce que es un proceso normal del organismo debido a que no tenemos una capacidad infinita de memoria, aún no se sabe de qué manera se lleva a cabo este proceso ni por qué a veces nos resulta tan difícil olvidar un evento traumático. Ante esto los científicos se han cuestionado si en realidad se puede olvidar un aprendizaje o un acontecimiento, es decir, si el cerebro retorna a su estado basal ante un aprendizaje una vez que pasa un tiempo considerado y éste no se está constantemente utilizando, que sería algo así como borrar todos los archivos de una memoria y dejarla vacía.
Los investigadores de un estudio publicado en Science Advances se propusieron investigar una parte de las incógnitas de lo que sucede en el cerebro ante el olvido y determinar si realmente el olvido invierte el proceso de aprendizaje. Para esto utilizaron un modelo experimental ampliamente aceptado, gusano redondo (C. elegans), en un protocolo que consistió en un inducirles a los gusanos un aprendizaje olfativo aversivo de bacterias patógenas.
De esta manera, se les entrenaba a los animales a detectar el olor desagradable para después ponerlos a prueba y determinar si estos en condiciones normales tras el aprendizaje olfativo, lograban no acercarse a los contenedores con este aroma en distintos momentos después del entrenamiento y, en un punto en el tiempo en el cual se consideró que los organismos ya habían olvidado.
Mediante esto se determinó, en primera instancia, que los gusanos formaron un recuerdo aversivo de este olor, aprendiendo a reducir su preferencia por éste después de 4 horas de entrenamiento y se estableció que tardaban 1 hora en olvidar el aprendizaje. Así que la comparación de individuos que no se sometieron al aprendizaje, gusanos entrenados y gusanos que ya habían olvidado la aversión al olor indicó que los tres estados son diferentes a nivel cerebral, además de que se demostró que un gusano cuyo recuerdo ya estaba olvidado, una vez que se volvió a someter al entrenamiento, tardó solo 3 minutos en aprenderlo.
Esto manifestó que el olvido hace que sea menos sencillo recordar, pero no borra totalmente la memoria del aprendizaje, sino que, tras una estimulación adecuada del recuerdo, permite aprenderlo con mayor facilidad que la primera vez, cuando el cerebro estaba en blanco ante dicho aprendizaje. Esto está en línea con estudios previos que mostraron que las señales sensoriales asociadas con una experiencia de aprendizaje anterior podrían recordarle a un animal la memoria olvidada.
Además de esto, en el estudio se caracterizaron los genes y mecanismos que estaba potencialmente involucrados en el proceso, así como las señales moduladoras implicadas en la actividad neuronal que apoyaban lo descrito anteriormente y, mediante lo cual, se puede describir que el olvido es un nuevo estado diferente, tanto al estado basal (cuando el aprendizaje no se conoce), como al estado de aprendizaje.
De esta manera, con los hallazgos encontrados en el reporte se puede decir que no es posible retornar al cerebro a 0 una vez que se aprendió algo y, que solo se requiere un estimulo que impulse a recordarlo o reaprenderlo de una forma más sencilla.
Por último, se espera que el conocimiento de esto permita comprender los estados extremos ante el estrés postraumático o durante afecciones neurológicas que provocan el deterioro progresivo de la memoria.
El estudio completo lo encuentras en: Science Advances.
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