El movimiento nació hace décadas como contracara de la actitud punk, relacionada con el consumo excesivo de drogas o alcohol. Con el tiempo, sus orientaciones se fueron profundizando, y se sumaron el veganismo y la abstinencia sexual. Hablamos con dos jóvenes Straight Edge que comparten una banda, aunque uno de ellos decidió salirse del movimiento.
El punk es contrarrestar lo “socialmente impuesto”. Foto: pixabay.com
El punk rock es, si lo entendemos de un modo generalizado, un estilo y forma rebelde de transitar distintos espacios o lugares, contestando a lo “socialmente impuesto”. Sonar fuerte y rápido es una de las formas que el movimiento elige, musicalmente, para expresar esa disconformidad con la normalidad, aunque no la única.
Durante los 70, cuando empezó la expansión del punk rock, los consumos excesivos de alcohol y drogas eran un modo extendido de diversión y rebelión. Sin embargo, a fines de los 70 y principios de los 80, algunas personas de la escena punkrocker comenzaron a rebelarse frente a esas costumbres tradicionales dentro de su cultura. Así, una parte del hardcore –un subgénero del punk– de Estados Unidos, adoptó una posición distinta ante los consumos de alcohol, tabaco y drogas.
La banda Minor Threat, a pesar de su corta carrera –1980-1983–, influyó fuertemente en ese otro estilo de vida. Con 47 segundos de duración, convirtieron su tema “Straight Edge” en un ícono para muchas y muchos jóvenes. El peso fue tal que escogieron el nombre de esa canción para consolidarse como movimiento.
La canción, en su traducción al castellano, expresa: “Soy una persona igual que tú / pero tengo mejores cosas que hacer / que sentarme por ahí y joder mi cabeza / salir con los muertos vivientes / inhalar mierda blanca por la nariz / desmayarme en los conciertos / simplemente no lo necesito”.
“Lo más punk que existe, para mí, es criticar al punk. Nació una nueva corriente que tiene la furia del punk, pero empieza a notar algunas cosas que no están tan buenas”, introdujo Juanfra Reig, un joven Straight Edge que dialogó con Unidiversidad.
Foto: gentileza Juanfra Reig
Entonces… ¿Qué es el Straight Edge?
Para pasar en limpio: se trata de un movimiento con un trasfondo filosófico que se propone una vida alejada de los consumos normalizados de alcohol, drogas o tabaco. Es una forma de habitar el mundo que muchas y muchos eligen desde muy jóvenes, coincidiendo con una etapa de la vida en la que esos consumos están relacionados con la rebeldía y la diversión.
A partir de sus adolescencias, Lucas Ezequiel Bihurriet y Juanfra Reig eligieron esa filosofía en sus vidas. Si bien, actualmente, tienen una visión crítica sobre algunos aspectos del movimiento, ambos transmitieron la importancia del Straight Edge en su conformación como personas. Los dos tocan juntos en una banda hardcore llamada Miawallacesod.
Foto: gentileza Lucas Bihurriet
Bihurriet fue Straight Edge desde los 17 años hasta los 28, a lo largo de 11 años. Por situaciones y decisión personal, a partir de enero de 2022 comenzó a consumir alcohol. “Me siento muy cómodo con la decisión porque siento que puedo disfrutar de pequeñas cosas. Me siento libre. Ojo, siendo Straight Edge también me sentía libre, pero, en este momento, me siento libre porque hago algo que siento”.
Por su parte, Juanfra Reig lo es desde los 14 años y lo sigue eligiendo hasta el día de hoy. Incluso, prácticamente no ha consumido alcohol, drogas ni tabaco. “Yo estoy viviendo, no más”, dijo sobre sus decisiones, y, agregó: “Un estilo de vida es salir, fumar, tomar, mantener constantemente ese escape de la realidad de tu vida. Eso es un estilo de vida. ¿Por qué tengo que ser yo el del ‘estilo de vida’ por no estar consumiendo? Me parece que es al revés”.
Ambos coincidieron en que se trata de un movimiento rebelde frente a la normalización del consumo. “Desde chicos, nos dicen –y es algo que está impuesto– que fumar es rebelde. Cuando tenés 12 o 13 años, es: ‘¡Guau, estás fumando!’, pero, al fin de cuentas, te estás destruyendo sin querer”, reflexionó Bihurriet. “Lo divertido está en hacerse mierda”, reforzó, al mismo tiempo que se lamentó de que a esa edad, si no se tiene algún tipo de consumo, se carga con la etiqueta de “aburrido”.
En ese sentido, Reig mantuvo un mismo hilo conductor: la crítica a la sociedad de consumo. “A mí me parece que es rebelde no drogarse cuando hay una sociedad de consumo que te está taladrando la cabeza todo el tiempo para que consumas. En lo cotidiano, están el alcohol, el tabaco, la marihuana y un infinito de drogas más. Creo que mantenerse sobrio es un acto de rebeldía”.
Consideró, que al estar todas y todos inmersos en las reglas de esta sociedad, es lógico que sea difícil construir otras alternativas. También denunció el rol de todos “los gobiernos del mundo”, ya que tienen una actitud “terrible” e “hipócrita”. Para explicarlo mejor, ilustró: “Si realmente les importara la salud de la gente, no serían cosas aptas para nadie, más allá de su edad legal o no. El escabio es una de las principales causas de accidentes y muertes, sin hablar del narcotráfico y toda la institución que lo avala –policía–. Es muy fácil conseguir escabio o cigarrillos, así que todas las campañas antidrogas que tienen los gobiernos del mundo son hipócritas”.
Foto: gentileza Juanfra Reig
Otras ideas que suma el Straight Edge
Los tres principios elementales que nuclean a esta corriente son el no consumo de drogas, de tabaco y de alcohol. Ahora bien, conforme avanza el tiempo, en el movimiento se agregan otras tendencias, como la del veganismo y la abstención sexual. De todos modos, ninguna de las dos funciona como principio excluyente para ser identificado como Straight Edge.
Reig aseguró que ya está demostrado que podemos vivir con una dieta vegana, pero que el problema, nuevamente, es la sociedad de consumo: “Nos hace pensar que te vas a morir si no comés carne o si no comés huevo y queso”. Entonces, el veganismo “fue una semilla de conciencia que llegó al hardcore punk y se quedó”.
En la década del 90, comenzó la articulación con el veganismo y vegetarianismo como una forma de respetar el propio cuerpo y el de los demás, explicó Bihurriet, que, si bien ya no es Straight Edge, sí es vegano. Esa decisión la sostiene por respeto “a los otros seres vivos, como los animales, que son seres que sienten”, razón por la cual sostuvo: “No voy a ser parte de este sistema de muerte”.
Ambos destacaron el carácter individual en la toma de decisiones a la hora de encarar una vida dentro del movimiento. Coincidieron en que la abstención sexual se ubica en ese plano: podés elegirla o no. En términos generales, ninguno de los dos se mostró muy a favor de esa idea. No obstante, Reig explicó que es una “crítica a la promiscuidad, no es un celibato”. “Personalmente –continuó–, creo que el Straight Edge criticó eso por la poca información que había en el momento. Estaba el sida y había mucha desinformación. Hoy, vamos a la primaria y ya nos tiran un montón de data de ESI, que es clave”.
Mirada crítica
Bihurriet nos contó que las personas Straight Edge suelen tener una mirada dura y juzgadora con las personas que consumen. Lo mismo sucede con aquellas personas que fueron parte del movimiento hasta algún momento, pero después no. “Se los llama ‘decaídos’”, explicó.
Foto: gentileza Lucas Bihurriet
En el intercambio, reconoció que alguna vez asumió una posición más extrema con las personas que eligen consumir. No obstante, con el tiempo, empezó a cuestionarse ese rol de “juzgador” por varios motivos. Entre ellos, destacó: “No somos nadie” para juzgar a las demás personas y que no pueden conocerse las distintas historias de vida; por lo tanto, es complicado entender por qué algunas personas toman ciertas decisiones.
“Nadie es quién para venir, juzgarte y decirte: ‘Ah, vos sos un caído’; ‘Ah, vos no lo sentiste nunca, no fuiste nunca esto’”, reflexionó. Bihurriet se conmovió y explicó: “Perdón que me quiebre, pero fue parte de mi crecimiento”.
“Empecé a cuestionarme por qué tomo alcohol, por qué tengo que ser así, y después, con el correr del tiempo, me empecé a cuestionar otras cosas. Tal vez, si no hubiera encontrado eso en el Straight Edge, no me hubiese cuestionado muchas otras cosas”, finalizó Bihurriet.