El líder de la CEOE, Antonio Garamendi, se muestra muy preocupado por la nueva crisis generada por los costes de la energía y la guerra en Ucrania, que está poniendo contra las cuerdas la economía de las familias y la viabilidad de muchos negocios. Sin embargo, no duda de que las empresas españolas están preparadas para este nuevo golpe. Eso sí, advierte al Gobierno que debe actuar con rapidez, contundencia y rigor para afrontar esta ola inflacionista y evitar que se convierta en estructural. También apunta que no se puede subir de golpe un 7,5% todas las pensiones.
– Vamos de crisis en crisis, de una pandemia a un volcán y a una guerra. ¿España está preparada para resistir?
– Tenemos que estar preparados, la realidad es la que manda. Estamos en un momento complicado, pero las empresas españolas están preparadas, aunque muchísimas lo están pasando mal, especialmente las pymes.
– Durante la pandemia parecía existir una cierta conexión con el Gobierno. ¿Se ha terminado este idilio?
– No es ni idilio ni desamor. Decimos en cada momento lo que tenemos que decir, lo que toque. Hemos tenido que negociar muchísimos acuerdos, hemos negociado muy duro. Cuando podemos pactar, pactamos. Y cuando pensamos que no es bueno para el país, lógicamente hay que decir que no. Y es cierto que en estos momentos ha habido algunas cosas que han pasado que no nos han gustado y lo hemos dicho abiertamente.
– En un duro comunicado reclamaron al Gobierno «acciones rápidas, concretas y efectivas» frente a esta crisis. ¿Les sirven las que ha tomado?
– Hay una serie de decisiones que se tenían que haber tomado antes. Echamos de menos una acción mucho más rápida. Y luego hay temas que no podemos compartir. No tiene mucho sentido que se haya aprobado la reforma laboral con un acuerdo social y, unos días antes de que entre en vigor, la señora ministra cambie todo lo que se ha negociado respecto a los ERTE. En la reforma laboral se negoció que en los ERTE, en caso de despido, se devuelva la exención por cada persona. No entendemos cómo de golpe y porrazo, de forma unilateral y sin avisar, te plantean esto o te plantean que el despido objetivo ha desaparecido por una causa. Y tampoco podemos compartir la intromisión en el tema de los alquileres, porque pensamos que va contra la propiedad privada. Tampoco podemos entender cómo a las gasolineras, especialmente a las pequeñas, se les ha asfixiado al tener que adelantar temas que son del Estado.
– ¿Estos requisitos pueden hacer que muchas empresas no se acojan a estas ayudas?
– Desde luego. Estamos avisando. Queremos que sepan lo que significa. Pero no podemos compartir que la reforma laboral, un día antes de entrar en vigor, se cambie por Real Decreto. Luego te dicen que hay que tener empatía.
Cuestión de empatía
– Percibo cierto resentimiento por ese comentario de la vicepresidenta Yolanda Díaz sobre su falta de empatía.
– No es que me moleste, pero la empatía la tenemos nosotros creando empleo. Esa es la empatía de verdad. Y sacando adelante la empresa. Esto de decir ‘no, esto es así’, es no conocer el mercado ni conocer la economía.
– ¿El Gobierno actuó tarde en el paro de los transportistas?
– Se podía haber atajado antes. Pensamos que a las fuerzas de seguridad del Estado no se les dio la orden de actuar cuando tenían que haber actuado. Se han generado muchísimos daños al país. Ha afectado a la industria de forma brutal. El daño es incalculable.
– El Banco de España ha recortado de nuevo la previsión del crecimiento y elevado la inflación. ¿Estamos aún bajo la amenaza de una gran crisis económica y social como advirtieron?
– Coincidimos en el diagnóstico sobre la ralentización de la actividad. En este escenario de deterioro de la actividad, tenemos que tener mucho cuidado para ver cómo somos capaces de reducir la inflación, y es por esto que los costes laborales no pueden seguir esa senda de inflación, porque entonces conseguiríamos que lo que puede ser coyuntural se convierta en estructural.
Inflación
«Si las pensiones suben de golpe un 7,5%, nos arruinan»
– ¿Y cuáles son sus recetas?
– Hay unos márgenes de eficiencia del Estado de unos 60.000 millones. También hay otros 50.000 o 60.000 de lo que sería combatir la economía sumergida. Y cambiaríamos la política impositiva. Todo lo que sea más impuestos sería un error; otra medida clarísima es una bajada de impuestos. Y desde luego, toda la parte administrativa de trámites. Hay que dejar que las empresas fluyan y trabajen.
– ¿Teme un repunte de los ERTE?
– Vamos a verlo, porque yo no sé si estamos ya en una situación de ERTE o de cierre. Lo que sí es cierto es que hay empresas que están pasándolo muy mal. Pero un ERTE que igual tenía sentido en el covid, igual ahora ya no.
– El empleo se está comportando de una forma mucho más sólida de lo esperado. ¿Estamos ante un cambio de paradigma?
– A mí no me gusta decir que todo va fatal ni que todo va fenomenal. Venimos del covid, tenemos los propios efectos de la reforma laboral inmediata. Hay que ser bastante prudentes todavía. En dos meses o tres sí vamos a ver realmente esa evolución. No digo que esté yendo mal, pero si no lo hacemos bien puede ir peor.
Reforma laboral y éxito
– ¿Y qué hay que hacer para hacerlo bien?
– Rigor presupuestario, ortodoxia económica, eficiencia… Lo que hacemos en las empresas, intentar hacerlo en el Estado.
– La contratación indefinida se ha disparado. ¿Puede decirse que la reforma es un éxito?
– La reforma laboral es buena, porque está pactada y porque mantiene la esencia de lo que era la reforma laboral de 2012.
Pacto con Sánchez
«Con el Gobierno no hay idilio ni desamor. Los 15 pactos eran más que necesarios»
– El presidente de ATA, Lorenzo Amor, pide «una solución» a la penalización a los contratos de días antes de la temporada de ferias. ¿Está de acuerdo?
– Quiero que quede claro: esa es una imposición de Seguridad Social que no hemos compartido en ningún momento. Se metió de rondón. Es una disposición que entra en la reforma para recaudar. Tiene poco que ver con una ley. En cuanto llegue otro Gobierno, vamos a pedir que lo cambien.
– El Gobierno quiere un pacto de rentas. ¿Lo ve posible?
– El acuerdo de rentas me lo tienen que explicar. Políticamente suena muy bien, pero nosotros estamos para gestionar lo nuestro. Y lo nuestro se llama acuerdo de negociación colectiva.
– La CEOE ha rechazado la última propuesta de subida salarial de los sindicatos. ¿Cree aún factible llegar a un acuerdo?
– Es cierto que la última propuesta de los sindicatos se ha rechazado. Venimos diciendo desde el principio de la negociación que indexar los salarios sería un error. Pero hemos hecho una propuesta alternativa, que ya se conoce y que confiamos en que pueda ser objeto de acuerdo.
Líneas rojas
– ¿Son las cláusulas de garantía salarial una línea roja?
– Tal y como se están planteando ahora, desde luego, nosotros no las compartimos porque eso es indexar la inflación.
– El Gobierno promete que la revalorización de las pensiones se va a cumplir, sea cual sea la inflación. ¿Lo comparte?
– Pedimos al Gobierno una cláusula clarísima de sostenibilidad. Nos lo tendrán que explicar. Igual son las pensiones mínimas, porque si es revalorizarlas todas de golpe al 7,5%, el agujero que va a haber en España son 10.000 o 12.000 millones más. Nos lo tendrán que explicar. Porque, ¿qué pretenden? ¿Que las empresas paguen eso? Entonces nos arruinan a todas. Las empresas en España pagan ya un 30% más de Seguridad Social que el resto de Europa. Si no, es más deuda.
– ¿Volvería a firmar todos y cada uno de los quince acuerdos que ha pactado con el Gobierno?
– Los quince acuerdos han sido más que necesarios, eran supernecesarios. Y, sobre todo, han dado una paz social importante.
– Le ha salido un ala crítica en la CEOE. ¿Le preocupa?
– No hay absolutamente ningún problema. Yo no lo veo ni lo detecto. Me siento totalmente respaldado.