La representación valenciana en el comité ejecutivo del PP refuerza al partido en la Comunitat Valenciana, afianzando el liderazgo de su presidente. El cortoplacismo político al que nos tienen acostumbrados nuestros políticos, a veces, nos hace perder la perspectiva espacio tiempo. Cuando todavía no hace ni un año que asistimos al bautizo del nuevo líder del PPCV, Carlos Mazón, este ya se ha enfrentado a su primer reto en solitario, sin contar con el paraguas de Génova, y, a priori, parece que ha tenido un bon dau, en terminología de pelota valenciana. A pesar de que, en un primer momento, no supo, o no pudo, reaccionar con la contundencia que sí lo hicieron compañeros de partido y líderes autonómicos que no habían sido ungidos por la cúpula, pronto se posicionó a favor del cambio que se presentaba como inminente.
El tsunami madrileño, que hacía volar por los aires al que le señaló como el candidato perfecto, y único, para ser la alternativa al Botànic, incluso auguraba un posible retorno de la que fue denominada la Thatcher valenciana, Isabel Bonig, y, ante este panorama, el líder del PPCV no podía más que dar la espalda a aquellos que le habían aupado hasta la presidencia del partido en la Comunitat Valenciana.
Pablo Casado y su mano derecha, Teodoro García Egea, forman ya parte del pasado, y, en tan solo un escaso mes y medio de diferencia, ya hablamos de la nueva era del Partido Popular, esto sí es cortoplacismo. No podemos negar que los cambios en los partidos de corte estatal provocan una onda expansiva que puede arrasar con los líderes autonómicos, máxime si su cargo ha sido apuntalado desde la centralidad y no tienen una buena tabla de rescate a la que agarrarse.
Mazón, que todavía no ha tenido tiempo suficiente como para armar un nuevo PPCV de cara a las próximas elecciones, ha compuesto una buena estrategia para salir reforzado del último Congreso Nacional del PP que ha nombrado a Núñez Feijóo como presidente del partido.
En un esprint ha conseguido para el partido en la Comunitat Valenciana cuestiones que son claves: la primera, el equipo. La presencia valenciana en el nuevo comité ejecutivo del Partido Popular es más que relevante, entre otros están: la secretaria general del PPCV, María José Catalá; el alcalde de Alicante, Luis Barcala; el senador Alberto Fabra; y el exministro José Manuel García Margallo. Nombres propios cercanos al líder del PPCV, que, de este modo, se asegura su presencia en el órgano de decisión del partido.
La segunda, el liderazgo. Tema pendiente para el PPCV que podrá reforzarse con la inclusión de las políticas que ejerce Feijóo desde su posicionamiento como presidente de la Xunta de Galicia, como el rechazo a las «nuevas políticas».
Feijóo ha declarado en numerosas ocasiones que las llamadas «nuevas políticas», refiriéndose tanto a Unidas Podemos como a Vox, son un fracaso, y, de hecho, ha sabido frenar el avance extremista desde sus tierras gallegas.
Tal vez porque aquí todavía las encuestas no apuntan a un gobierno en solitario del PPCV no se tachan con tanta contundencia las políticas del partido que le daría la mayoría necesaria para gobernar.
La tercera, la integración. Siguiendo la línea del ya proclamado presidente del Partido Popular, la misión principal del PPCV será conseguir la integración del centro, unificando y sumando los posicionamientos de los votantes de centro ahora cada vez más huérfanos con Ciudadanos en sus horas más bajos, o en las últimas horas como algunos apuntan. No tanto desde una perspectiva de sumar en las listas electorales sino de captación de caladeros de votos para recuperar el espacio perdido. Y, los temas valencianos.
Nos queda pendiente ver si el PPCV será capaz de defender los temas valencianos frente a su propio partido, cuestión no menor cuando hablamos de formaciones jerarquizadas. Todo apunta a que con Feijóo el partido adoptará una perspectiva de gobierno autonómico, y esta podría ser la oportunidad para que el partido en la Comunitat Valenciana consiga su posicionamiento.
Tanto a nivel económico, con el modelo de financiación, problema fundamental pendiente de resolver y del que depende la resolución de políticas en educación, sanidad y bienestar social, donde ambos, aunque afirman que es necesario el cambio, la resolución se plantea desde distintas perspectivas.
Como social, el PPCV puede demostrar su músculo en el partido, visibilizando la urgente y necesaria recuperación del derecho civil valenciano, con la solicitada reforma constitucional, que también beneficiaría a Galicia, entre otras autonomías. En los gobiernos del PPCV se modificó nuestro Estatut reconociendo la competencia legislativa en materia civil, y se promulgaron las leyes valencianas que posteriormente fueron declaradas inconstitucionales, recuperarlo supondría para el partido demostrar que los temas valencianos importan al partido. Aplicar el diálogo frente a la pleitesía es la clave para el refuerzo del PPCV.