Cuando aterrizó en el aeropuerto de Barajas, Matías Palacios sabía que nadie lo esperaba. La valija estaba tan cargada de copias de su currículum mezcladas entre la ropa que no cabían 42 años de recuerdos. Tampoco los necesitaba. Entendió, ese 3 de febrero de 2018, que debía escribir su historia desde cero. Y así fue: renunció a sus trabajos, viajó a España y hoy es una de las caras de El Chiringuito, uno de los programas más taquilleros del fútbol europeo.
Matías le dedicó su vida al fútbol y la mitad de ella al periodismo. Trabajó durante dos décadas en TyC Sports, relató partidos para Torneos y fue parte del equipo de Radio La Red. Pero, no bien se despidió para mudar su futuro a otro continente, su carrera quedó en vilo. “Una persona con un cargo importante me dijo que acá la narración argentina no funcionó ni va a funcionar”, le confiesa a Clarín.
Había pasado apenas una semana desde su llegada y las esperanzas empezaban a esfumarse. “¿Qué hago?”, fue lo primero en lo que pensó. Romina (45), su mujer, encontró un trabajo similar al que tenía en la Argentina y su hijo Joaquín (14) ya estaba preparado para presentarse en un nuevo colegio. “Era -explica- agachar la cabeza o seguir adelante… Y elegí seguir”.
-¿Te sentiste discriminado?
-No, discriminado no. Pero no dejás de ser extranjero: lo vas a ser siempre y eso pasa en todos lados. También es cierto que yo soy comunicador y hablo de una manera, con un acento distinto. Cuando llegué tenía que presentarme y contactarme con gente constantemente. Sabía que tenía un CV importante y conocían los medios en los que estuve, pero no quiere decir que te abra la puerta laboralmente.
-Cuando la oportunidad no llegaba, ¿pensaste en dedicarte a otra cosa?
–Pasó por mi cabeza, pero nunca con claridad. Aparte, nunca dejé de hacer lo mío. El tema es que estaba acostumbrado a trabajar muchísimo. En la Argentina llegué a tener hasta cuatro trabajos a la vez, y a esa misma rutina acá recién la empecé a conseguir en los últimos meses. Yo desde los cinco años sabía qué quería hacer, entonces era difícil pensar en hacer otra cosa. No me veía de camarero…
Matías se soñaba en España las veces en las que pensaba en el retiro, pero el plan se adelantó. “No es que un día uno se despierta y piensa en irse. En 2016 viajamos y la idea empezó a tomar fuerza. En 2018 armamos las valijas y nos vinimos“, sintetiza. Reconoce que, si no hubiese tenido la ciudadanía europea o el dinero necesario ni siquiera lo hubiese intentado: “No lo recomiendo”.
-¿Y por qué España?
-Vine por primera vez a Europa en 2016, por mi luna de miel, y la primera imagen que tengo de cuando bajé del avión es Madrid. En ese momento, me invadió la sensación de que algún día iba a vivir ahí. Aparte, me fui de la Argentina sin querer dejar de ser el periodista que era, y el único lugar donde uno puede intentar hacerlo es aquí, por el idioma.
-¿Cuánto le costó la adaptación a tu hijo? Nuevo colegio, nuevos amigos…
-Mi hijo es muy futbolero y siento que eso lo ayudó, porque el fútbol une. También estaba acostumbrado a participar en deportes de equipos, algo que te integra. Después, hay que adaptarse a todo, como cualquier persona que viaja. Por supuesto que siempre se extraña la manera de comunicarnos, y lo digo yo como comunicador…
Matías Palacios, desde su casa de España, en diálogo con Clarín.
Palacios no sufrió el desarraigo el día que armó las valijas ni cuando golpeó puertas que no se abrieron. Lo sintió una noche en Barcelona, luego de relatar un partido. Su celular tenía poca batería y se fue a dormir rezando que se mantuviera prendido hasta la hora en la que debía regresar a Madrid. “Me desperté a las 7 -recuerda- y me enteré que murió mi papá”. Las lágrimas empiezan a asomar.
-¿Llegaste a evaluar la posibilidad de volverte?
-Podría haber vuelto. Pero, ¿para qué? ¿A ver el cuerpo? Lo que pasa es que nosotros éramos él y yo. Mi mamá se separó hace algunos años, pero fue a despedirlo junto con mi cuñada. No volví por eso: era salir corriendo y no iba a poder despedirme. Creo que él sabiamente quiso que fuera así. Igual, todavía tengo pendiente cumplir con su última voluntad.
Julio Palacios arrastraba algunas complicaciones serias de salud, pero su fallecimiento se dio “de forma repentina”, como apunta su hijo. “Falleció -explica Matías- en el momento en el que yo empecé a hacer mi primer gran trabajo en España, trabajando en Mediapro. Él sabía eso y creo que se fue en paz. Fue la persona que más me apoyó y más entendió por qué me vine”.
Un encuentro de Diez
La única vez que el periodista añoró sus días en Buenos Aires fue el 25 de noviembre de 2020, la fecha en la que el mundo lloró la partida de Diego Armando Maradona. Matías estaba relatando al Barcelona B y, en el entretiempo, le confirmaron la noticia. “Lo comuniqué al aire y me quebré. Lloré mientras lo decía, porque para mí fue uno de los días más tristes de mi vida. Después pedí disculpas”, cuenta.
Esa tarde, a más de 10.000 kilómetros, Palacios se dio cuenta que la esencia de Buenos Aires seguía impregnada en sus recuerdos. “Fue -reconoce- de esos pocos momentos en los que sentí que tenía que estar en la Argentina. Cuando fue el funeral, dije: ‘Tengo que estar ahí’. No podía ser que estuviera viviendo ese momento en España… Necesitaba sentir el ambiente allá, pero no volví”.
-¿Qué dicen allá de Diego?
-Hay una generación de gente del fútbol que tiene un respeto absoluto. Acá escuché decir que es lo más grande que vieron… Pero lamentablemente hay una generación que terminó quedándose con su problema de salud, y a mí me hace mucho daño cuando solamente se habla de eso, o van por el chiste fácil. Es muy injusto. Me gustaría que haya un poco más de respeto por Maradona.
Junto a Diego Maradona y su hijo Joaquín. Foto: Instagram @palaciosfutbol
Un argentino en España
Detrás de las muletillas madrileñas que se filtran entre relato y relato, todavía reside el espíritu argentino del Matías que se crió en Caballito. Lo confirma su pared, vestida de camisetas albicelestes y hasta verdolagas: de Lionel Messi y Diego Maradona a Cacho Saccardi, pasando por alguna dorsal de Juan Román Riquelme.
“Tengo cierta predilección por los argentinos. Por un gol de Angelito Correa o por Rodrigo De Paul. También quiero que a Luis Suárez le vaya bien, o que Koke robe una pelota y la lleve al área… No es que sólo quiero que les vaya bien a los argentinos. No hay patrioterismo de ningún tipo”, aclara. Pero, cuando el protagonista es Leo, las cosas cambian.
-¿Te molestan las críticas a Messi?
-Más allá de la adoración y admiración que tengo, no es una cuestión de fanatismo: es objetividad periodística. Cuando juega mal, juega mal. Pero a veces creo que no juega todo lo mal que dicen que jugó. También hay que entender que tiene casi 35 años, que en los últimos meses no estuvo en su actividad habitual, que no hizo pretemporada y otro tema más…
-¿Cuál?
-Que vivió un conflicto: tuvo que irse de un club porque lo echaron y le habían dicho que se iba a quedar. Lo engañaron. Hicieron con él una campaña política y después el Barcelona publicó dos líneas como si estuviese despidiendo al fontanero. Las críticas son exageradas. Los franceses no fueron a pagar 750 millones como valía la cláusula hace dos años: contrataron a un jugador de ficha libre.
Su encuentro con Lionel Messi luego de una extensa entrevista que produjo en Barcelona. Foto: Instagram @palaciosfutbol
Si bien reconoce que el capitán de la Selección Argentina “ya no es el que gambeteaba a medio equipo del Getafe en 2007 o que saltaba dos metros y cabeceaba en una final”, insiste en que es “el futbolista más inteligente de la historia”. Hay cosas -entiende Matías- que solo Leo puede hacer. “En el programa yo lo defiendo mucho, no me gusta cuando se lo critica exageradamente“, dice.
-¿Te chicanean en El Chiringuito cuando, por ejemplo, Messi erra un penal?
-Sí, obviamente. Y está muy bueno, porque nos gusta jugar a ese juego. Me he encontrado con un grupo de trabajo excepcional. Llevo menos de un año, haciendo mi espacio de a poquito, y agradecido siempre a Josep Pedrerol que es el N°1 del periodismo deportivo en España. No dejo de sorprenderme con lo que el programa está generando en Latinoamérica y mismo en la Argentina. No es fácil eso.
El retiro del Kun
El 15 de diciembre de 2021, cuando Sergio Agüero anunció su retiro profesional del fútbol, Matías Palacios ya estaba trabajando en España. “Lo viví con tristeza y acá se le dio mucha repercusión. Lo importante, como dice él, es que esté bien de salud. El fútbol por suerte lo disfruto muchísimo a él. Ha sido de los mejores jugadores del fútbol mundial, pero no lo hemos reconocido”, asegura.
-¿Sentís que no tuvo en la Argentina el reconocimiento que se merecía?
-Lo relacionamos tanto a las lesiones en momentos puntuales que no lo supimos disfrutar. En el mundo pasa otra cosa. Víctor Hugo decía que Caniggia era el eslabón perdido entre Maradona y el resto. El Kun, por su cercanía con Leo, termina siendo un poco eso. Para mí ha sido el mejor argentino representante del fútbol a nivel mundial en los últimos 20 años… Por debajo de Messi, claro.
La nueva vida
Pasaron cuatro años desde el check-in en el aeropuerto de Ezeiza que marcó el inicio de una nueva aventura. Hoy poco queda de aquel relator que llegó a Madrid con varios pergaminos y un futuro incierto: narra los partidos para Footters y es uno de los tertulianos que debaten en El chiringuito de Jugones, uno de los programas más conocidos de España.
Matías, en el estudio de El Chiringuito. Foto: Instagram @palaciosfutbol
-¿Extrañás algo de la Argentina?
-No. Por ahí extraño puntualmente una esquina de Caballito, comerme una porción de pizza en la calle Corrientes… Me quedó solamente mi vieja, que hace unas semanas pudo venir después de dos años y medio sin vernos por las restricciones. Lo mismo mis suegros… Extraño amigos también, pero estoy muy en contacto por WhatsApp, videollamadas… Eso te acerca mucho.
-Cuando ves que se reúnen, ¿te dan ganas de estar ahí?
-A veces puedo sentir la necesidad de volver cuando veo que están comiendo un asado y quiero estar, pero no extraño ni siquiera la carne ni la comida porque acá hay muy buena calidad de la carne: conseguís los mismos cortes y la podés cocinar de la misma manera. También extraño a Ferro. Ir a la cancha, al club… Me vincula mucho emocionalmente con mi papá, que ya no está.
-¿Te arrepentís de algo de la decisión de haberte ido?
-No, al contrario. Estoy muy feliz de la decisión que tomé, del sacrificio, de la lucha que acepté realizar, de la familia que formé orgulloso y del apoyo que tengo de ellos. Llegué a Barajas y no me esperaba nadie. A la dimensión la tomé acá cuando me decían: “Qué valiente fuiste, tío”. Y la palabra valentía no la había incorporado a toda esta historia nuestra. Hoy me enorgullece.