El 5 de septiembre de 1977, la NASA y el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) lanzaron al espacio la Voyager 1, una sonda espacial robótica de 722 kilogramos que partió desde Cabo Cañaveral y al día de hoy sigue operativa con el fin de localizar y estudiar los límites del sistema solar, así como explorar el espacio interestelar inmediato.
Previo a ser enviada fuera del planeta Tierra, la Voyager 1 fue llena de un registro fonográfico que incluye sonidos, imágenes y música cuidadosamente seleccionada para reflejar la diversidad de la vida y la cultura de nuestro planeta. Todo esto fue plasmado en un disco de color dorado con un mensaje grabado que rezaba: “Para los creadores de música: todos los mundos, todos los tiempos”.
Según Far Out Magazine, “además de varias imágenes, efectos de sonido y saludos de la gente de nuestro planeta, el disco también incluye canciones que viajan a través del cosmos a 14.500 millones de millas de distancia, y la mayoría de las pistas son música tradicional de todo el mundo. Incluyendo predominantemente las obras de J.S. Bach, Mozart, Beethoven e Igor Stravinsky, el álbum también presenta un tema de música rock: el clásico de 1958, ‘Johnny B. Goode’, de Chuck Berry”.
Una canción que casi logra colarse en el peculiar disco fue “Here Comes the Sun”, el clásico de los Beatles que había sido seleccionado por la NASA, más precisamente por el equipo de especialistas cuidadosamente formado y encabezado por Carl Sagan. Aún así, el himno no logró superar el corte definitivo dado que la compañía discográfica EMI retuvo los derechos de autor del track, incluso aunque el cuarteto de Liverpool y la directora creativa del proyecto bautizado “Golden Record”, Ann Druyan, se opusieron a dicha medida.
En una entrevista de 2015, Druyan manifestó su molestia para con EMI y señaló: “Ese fue uno de esos casos de tener que ver la tragedia de nuestro planeta. Esa era la oportunidad de enviar una pieza musical a un futuro y un tiempo lejanos, y darle este tipo de inmortalidad, y ellos estaban preocupados por el dinero”.
Al explayarse sobre por qué su equipo no pudo concretar la incorporación del tema en el disco, Druyan agregó: “Recibimos este telegrama [de EMI] diciendo que costaba 50 mil dólares por cada uno de los dos discos, y todo el álbum del Voyager costó 18 mil para ser producido”.
Finalmente, la Voyager 1 dejó nuestro planeta con un registro de 115 imágenes y una variedad de sonidos naturales, incluidos ruidos de animales y saludos en más de 55 idiomas antiguos y modernos para representar a la humanidad, además de un mensaje impreso del por aquel entonces presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, que dice:
“Este es un regalo de un mundo pequeño y distante, una muestra de nuestros sonidos, ciencia, imágenes, música, nuestros pensamientos y sentimientos. Estamos tratando de sobrevivir a nuestro tiempo para poder vivir en el suyo”.