BREVE INTRODUCCIÓN
Llevo 26 años sin comer animales ni ‘derivados’, desde que me informé de la realidad de la terrible e inadmisible explotación animal. Los análisis de sangre que periódicamente me hago (cada año o dos) salen siempre igual de bien: perfectos. Los médicos afirman -muchos con sorpresa- que me salen mejor todos los niveles -que tengo mejor salud- que alguien que come animales, leche, queso, ‘jamón’, etc.
Los estudios actuales independientes (los estudios publicados por personas con intereses en el sector de la explotación animal son sesgados y/o falsos) arrojan la realidad que el retirar de nuestra dieta los animales es positivo para la salud, que el vegetarianismo, el veganismo, es sano por completo. Somos miles y miles las personas en el mundo que somos ejemplo vivo de que sin comer animales no sólo ‘no te mueres o caes enfermo’ sino, más al contrario, tu salud mejora y no padeces la mayor parte de las enfermedades modernas que aquejan a la población mundial especista, enfermedades vasculares, todo tipo de cánceres, enfermedades neurológicas como el alzheimer y el parkinson, y un larguísimo etc. Si se puede vivir sin comer animales que nacen y viven esclavos y maltratados, ¿por qué vivir enfermando gravemente participando de la industria del especismo, de la explotación animal, del uso y abuso animal?
A continuación, con la sencillez más extrema y directa, exploraré diez preguntas que son usuales entre aquellos que desean acercarse al veganismo, sobre todo entre aquellos que quieren conservar su privilegio (lesivo para ellos y sobre todo para quienes mueren para una dieta mortal) por… tan sólo ‘un sabor” (la alimentación vegana es tan rica, más rica al paladar que comer cadáveres, lo dice un excarnívoro y un vegano ya para siempre: yo, y todos mis pares en la moral más avanzada, la animalista, la vegana).
DIEZ DE LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES SOBRE EL VEGANISMO
1. ¿Si dejo de comer animales moriré? ¿Enfermaré?
Es la vieja trampa, la gran mentira. Los médicos en general repiten el mantra “hay que comer de todo”. Médicos especistas, claro. Porque hasta la alerta de que la población mundial ha de dar un giro de 180 º en su alimentación, reduciendo al mínimo el consumo de animales e incluso se han atrevido (les ha costado décadas reconocerlo) a aconsejar abrazar el vegetarianismo, mejor aún: el veganismo, por razones de salud y ambientales.
Conozco infinidad de personas veganas, incluso con hijos pequeños veganos, que están igual que yo de bien de salud. Es falso que se enferme, que se te caiga el pelo (y otras muchas locuras sin base lógica que se dicen). Como se dijo al inicio de este artículo, no morirás sin comer animales, sino que dejarás vivir a quienes antes matabas a través de las manos de otros, y tu salud mejorará.
2. ¿Qué hay sobre la vitamina b12? ¿Es cierto que los veganos palidecen sin esta vitamina tan importante?
Falso. Totalmente falso. Lo único cierto es que en el paso de no vegano a vegano se tiene la opción, si se quiere, de tomar adicionalmente pastillas de b12, mediante prescripción médica. No obstante, en la alimentación vegana se encuentra en multitud de legumbres, frutos secos y otros alimentos la vitamina b12, incluso se tiene constancia de que el cuerpo humano la sintetiza y genera. De todas formas, insisto, y añado, hay veganos que estando sanos, para asegurar la b12, cada dos meses o tres, se toman una pastilla al día de b12, que es de origen vegano. Y ya está. En mi caso no tomo b12 y me sale en los análisis la b12 correcta, en sus niveles perfectos. Y ninguna vaca ni cerdo ni primate ni pez ni ave ni caballo ni cordero ahora mismo está padeciendo muerte en vida por mi culpa. Cada año que paso siendo vegano, unos 500 animales dejan de morir, vilmente, además, estúpidamente (en términos de lógica humana).
3. ¿El veganismo es una secta o algo parecido?
El veganismo viene de la mano de la lucha animalista. La lucha animalista es aquella que lucha por los derechos de todos los animales, primordialmente sus derechos fundamentales, el de la libertad y el de que les dejemos en paz, esto es, el derecho fundamental de ser respetados en sus intereses. Basta con pensar: ¿cuáles son los intereses de una orca? Vivir en el mar, surcar los océanos. Luego no debemos ni acercarnos a ellas para no alterar sus ritmos propios como ellas no recorren nuestras calles ni se meten en nuestros comedores. Ellas en el mar, y el humano donde ha decidido vivir (que eso ya es otro tema, las ciudades son cárceles abiertas, allí cada uno que acepte o incline la cabeza cuanto decida, es su decisión). El toro en el campo, y no en el ruedo. El caballo en el prado. Cada especie en su hábitat y sin usarse para nada ningún individuo o especie animal para intereses humanos, porque todo uso viola el derecho de no ser usado, así en la moral humana que en la moral animalista, más amplia (la moral real, la animalista, la más vasta y perfecta, si puede decirse, al menos no tiene confines ni cercos, como los tiene la moral humana, donde la ética existe hasta que se traspasa la línea al lugar de las otras especies y formas de vida), se concreta en que el respeto debe ser ampliado a todos los seres vivos, sean humanos o no humanos. No hay más. Todo lo demás son inventos de una cultura falsa y estafadora, la humana, a lo largo de siglos asentada en una quimera, en una estupidez, la soberana tontería estrafalaria del humano creerse rey de la creación, superior a los demás animales, las religiones le dan la razón, los pensamientos de los filósofos le confirman, desde Descartes principalmente quien instauró la creencia del “animal-máquina”, que se queja ante el dolor sólo por un mecanismo interno, pues según el pensamiento cartesiano (venido desde Descartes) los animales no tienen alma ni sienten.
Es increíble constatar que ese pensamiento todavía subyace en la cultura popular, cuando cualquier veterinario puede decir lo contrario: que los animales sienten, padecen, son capaces de sentir felicidad, sintiencia, conocen su posición en el mundo e identidad propia e insustituible, cada ser vivo en su paso por la tierra proyecta y vive una vida única, distinta a las demás e irreproducible, jamás, de ninguna forma. En este mundo ningún ser, ninguno, es igual a otro. Ahí la riqueza de la vida, su valor y el respeto supremo que le debemos.
El veganismo es la cúspide más avanzada del pensamiento animalista, es de hecho la reconquista de la verdadera moral, envenenada y secuestrada por el humano sólo para sí, una moral hecha a medida del humano. ¿Qué moral es esa? Ninguna.
Siempre que un pensamiento trae evolución y revolución se le tacha de sectario, o de extremista, o de delirante, utópico, lesivo incluso por supuesto, etc. Pero es porque se le teme y a lo que se le teme y se desea no exista se orquesta una propaganda contra ésto. Es más, si hay algo lo más antisectario que exista es la moral animalista, porque viene a romper contra todo convencionalismo, es una ruptura con todo lo anterior, y lo anterior, lo que impera sí es sectario, sí es militarizado, si es ordenado como secta y sí está atestado de clichés sectarios. El mismo antropocentrismo es materia sectaria, se acepta como acto de fe. El especismo es sectario. Creer como dogma de fe que los animales son inferiores, es como creer en la santísima trinidad, no hay datos ni nada tangible, se cree en ello o no se cree. Sin embargo como dice Javier Burgos, si se cree a las otras especies no humanas inferiores, deberían tratarse entonces con un especial respeto y compasión, como se hace con los niños con los humanos con graves limitaciones motoras, neurológicas y con los niños con síndrome de Down, etc. Es absurdo todo hasta en esto. Dicen: son inferiores luego los martirizamos.
¿Entendemos cuán arbitrario y estúpido es el pensamiento humano sobre todo en tanto a lo que respecta a nuestra relación con los no humanos, con el resto de las especies? Sólo un acto de fe, este sí sectario hasta la médula, puede hacer a la gente comer animales sin sentir culpabilidad (por haber sido estos matados por orden de ellos -desde la caja del supermercado, la demanda mantiene a los verdugos y los impulsa-) ante la existencia de animales hacinados en naves pisando sus heces, laboratorios de experimentación animal donde se tortura animales para justificar una “ciencia” que no avanza porque se experimentan enfermedades humanas en otras especies (lo dicho es lo más acientífico posible, pero lo venden como ciencia, como serio: no es científico, no es lógico decir “experimento una enfermedad, pongamos, como el parkinson, que no se da en perros, en perros beagle, porque son similares a los humanos”, ¿similar? ¿Es esa una palabra científica? Eso denuncia Javier Burgos, en su confrontación total contra la vivisección como el mayor fraude que ha habido en la humanidad); dogma de fe es habitar con otros que en todas las franjas y ámbitos de su vida promueven el uso y maltrato animal en alguno o todos sus espectros creados, que son interminables e infinitos. La tierra es un infierno para los animales, dijo Schopenhauer.
4. ¿Si el león se come a la cebra, por qué no puedo yo comerme al cerdo?
Si atendemos a lo que hacen las otras especies animales en libertad y creemos que porque ellos lo hagan nosotros ‘también tenemos derecho a hacerlo’, ¿por qué no comemos cacas como hacen a veces los perros? ¿Por qué no nos subimos a las copas más altas de los árboles de los parques y chillamos como los monos? ¿Acaso escogemos con quien copular con sólo mirar a esa persona como idónea y la asaltamos en plena calle? (Así ocurren las cópulas en la naturaleza.)
La respuesta para todo ello es no. Es ilegal la violación, es insano comer mierda, y si se sorprende a alguien meando una esquina puede recibir una multa por escándalo público y contra la sanidad pública, etc.
Por otro lado nosotros podemos ver las dos posibilidades, y sus consecuencias. Podemos saber, por ejemplos como el mío y otros millones de personas en el mundo, que ser vegano es sano y no es necesario participar de la explotación animal. Podemos elegir seguir siendo egoístas y comprando animales amputados y con ello perpetuando sus vidas miserables naciendo y muriendo, crudelísimamente, esclavos, o podemos decir: doy un paso al frente y retiro de mi vida la alimentación con crueldad, los hechos en que participo que son totalmente injustos y crueles. Y dejamos a un lado excusas, que son sólo eso, excusas y bien lo sabemos, para no mejorar nuestra vida. Para no convertirnos en mejores personas. Para ser justos. Porque, todos lo sabemos, es más sencillo actuar inadecuadamente que adecuadamente.
5. Las plantas también sienten (dicen quienes arguyen excusas peregrinas para, atacando el veganismo, validar su no veganismo). ¿Por qué no comes animales y sí plantas, si las plantas también sienten? (Dicen muchos).
Las plantas, los ecosistemas, los montes, los árboles, por supuesto que sienten. Sienten el viento, perciben el calor, perciben la cercanía de predadores e insectos. Cuando hay un gran incendio en un campo un enorme grito se eleva por los cielos, ¿quién puede negarlo? Fuegos provocados por pirómanos solitarios o, ya las más de las veces, por los mercaderes de la industria de explotación animal. Pero es un sentir distinto, el de la planta que el del animal, radicalmente distinto. Es un percibir que les sirve para expandirse a través de sus semillas por el mayor espacio natural posible, con sus semillas en las patas de los insectos o en el pelo de los perros o en la marea del viento.
Más allá de esta necesidad de expansión y de estar, la hierba no echa a correr cuando el caballo agacha su hocico para masticarla y estirarla de la tierra y comerla. Las lechugas no gritan, las zanahorias no tienen mirada triste o sorprendida. Hay una línea muy gruesa y bien definida entre lo que es la sintiencia con intelecto y percepción del dolor y lo que es el percibirse en el mundo, sin más (y ese ‘sin más’ no es despectivo, considero que existir sin más es la cumbre de la conquista de una vida). Un cerdo chilla y siente dolor. La hierba, no. Y si no estuviera el humano en la tierra los caballos y las vacas seguirían ramoneando la hierba sin que nadie pudiera hablar de crimen sino de cadena trófica.
En la naturaleza se produce la cadena trófica, que ha mantenido al planeta en orden, sin catástrofes como las de ahora, a las que lo ha abocado el humano con su conducta destructora en muy pocas décadas, derivándolo a una alerta roja terrible, todo ello en su mayor parte debido a la (violenta, destructiva) relación que el humano mantiene con el resto de las especies y la naturaleza en su conjunto. Sencillamente, diremos que la afirmación de que las plantas también sienten como ejercicio de presunto inicio de debate para poner contra las cuerdas la justicia del veganismo y su inteligente corazón abierto y razonados hechos, es estúpida, sólo es una provocación. Porque, al fin, examinamos los hechos y si las plantas “sintieran” como arguyen los carnívoros, entonces ellos cometerían dos crímenes, contra los animales y contra las plantas. Los veganos sólo cometeríamos un crimen: contra las plantas. En fin, de locos. No se puede atacar una idea avanzada y justa con estupideces, éstas definen a quien las lanza. La ignorancia es atrevida cuando se ve cercada por la inteligencia, la parálisis no acepta el movimiento, siente miedo y se retuerce gritando locuras.
6. Los animales nacen para nosotros. Si dejásemos de comerlos, ¿dónde vivirían? Se extinguirían algunas especies criadas sólo para los platos, etc., etc.
Traer al mundo a unos seres para violar sus vidas y maltratarlas hasta el fin es cruel. Si unos padres traen hijos para encerrarlos en sótanos, torturarlos y luego asesinarlos de la manera más vil, y alguien les señala como asesinos y la justificación de los padres es que, de no haberlos traído al mundo ellos, esos niños no vivirían, ¿qué diríamos? Siempre digo que cuando se analiza una situación entre humanos y animales no humanos, imaginemos que “los animales” son humanos, veremos el especismo que circunda todo, y lo pedestre y ridículo de ciertas creencias, que son válidas para el trato que se da a los animales, pero no lo son para un igual trato en humanos. Especismo. Sin más.
7. Si tienes perros o gatos también los tienes esclavos en tu casa. ¿Por qué no lo sueltas, tú que hablas tanto de liberar a los animales?
Perros y gatos han sufrido desdichadamente la domesticación del egoísta y maligno humano desde hace siglos. Han sido maltratados de las mil formas en estas ciudades. Se han creado mediante cruces arbitrarios al deseo de los criadores en busca de un estándar de belleza que sólo ve el humano, que es eminentemente pobre de mente, y para generar las denominadas razas de perros y gatos, madres gatas y madres perras han tenido que sufrir partos interminables y violaciones interminables, los hijos de los cruces para llegar a una “estética”, la de tal o cual raza, sufren enfermedades y padecimientos terribles, fatiga al respirar, porque en tales razas se busca la nariz más achatada, etc. Problemas musculoesqueléticos que devienen de esa endogamia antinatural que supone mezclar padres con hijos y familiares muy directos, y mismos individuos de una raza con otros de la igual raza (en la naturaleza la diversidad favorece la salud y la evolución de una especie). Así, como ejemplo de uno de los males que sufren los animales domesticados durante siglos, gatos y perros, se ve que estuvo mal usarlos de esta forma, atarlos a nosotros.
Ahora los gatos no encuentran mundo, conforman colonias en los extrarradios de las ciudades, viven como máximo tres años en la calle cuando en sus vidas naturales y sanas podrían alcanzar más de veinte años de vida. ¿Qué hacer? No están bien en la calle ni perros ni gatos, porque están a expensas del clima, al que han desaprendido a enfrentarlo generando cobijos en manadas que ahora no pueden formar, después de siglos no tienen nortes instintivos ni conformación, con pares, de clanes, como digo. Y si lo logran después de mucho, encontrar un lugar cercano a lo apacible y configurarse en grupo cohesionado, llega un niño, un joven o un adulto humano y los envenena o los mata a disparos o los atropella o los lincha a palazos. Dependen del humano sensibilizado, por desgracia. Un gato en una casa, un perro en una casa, es su mejor lugar feliz aquí, ahora. No hay otra. Yo tengo perros y gatos en casa y son felices. Pero si me dieran la varita mágica para retroceder en el tiempo y dejarlos en su estado salvaje y libre antes de la domesticación, la usaría.
De hecho mediante la esterilización y la petición de prohibición de la compra venta, avanzamos hacia un mundo donde el gato y el perro comiencen a reducir su proporción y sólo queden aquellos que pueden vivir en hogares de humanos conscientes y justos, lejos de las calles amargas, ya que han sido usados y traicionados durante eras, ahora se merecen la mejor vida posible, que no pasa por otro lugar que un hogar consciente, insisto.
8. ¿Por qué ser extremistas? ¡Los veganos sois radicales!
Por supuesto que somos radicales. Ser radical significa trabajar en la raíz. Cuando un mal moral ataca los cimientos del bien humano se erradica (se arranca de raíz), en la moral humana no hay medias tintas, no hay prohibido violar del todo, se permite violar sólo durante un minuto. No hay prohibido matar del todo, se permite ahogar a la persona pero sólo hasta que pueda tornar a respirar y no muera. No. Se prohíbe el crimen. Se prohíbe la violación. Se prohíbe entrar en las viviendas ajenas. La ley humana es radical, es extrema. No tiene letra pequeña el No matarás, etc. Pero el poder ha usado siempre el concepto bello y perfecto de radical como si fuera malo, y es todo lo contrario.
Todas las luchas que han hecho avanzar a la humanidad han partido de unos presupuestos radicales, extremos. Martin King era extremo y radical. Elizabeth Heyrick era radical. Jane Goodall es radical y extremista en su petición de respeto absoluto para todos los seres vivos de esta tierra humanos y no humanos. El feminismo pedía igualdad, no mejores condiciones que acercasen a las mujeres al privilegio de los hombres. La lucha por el respeto a las distintas razas, exige que se trate sin distinción alguna a cualquier individuo, tenga la piel que tenga, el cabello que tenga, hable el idioma que hable. Llega el animalista y dice: respeto absoluto para la vaca, que muge, Respeto total al pez, que tiene branquias y salta en el agua, su mundo. Respetad y dejad en paz a los caballos, ningún animal debe permitirse, ni la monta ni el uso de perros por la policía, etc. O se respeta la vida e independencia de alguien o no se respeta. Es una cosa u otra. ¿Es eso radical? Sí, como dijimos, la justicia, lo justo, o es radical o no sirve para establecer claramente lo bien hecho de lo mal hecho. Se llama sentido común. Todos lo conocemos, hasta que fingimos desconocerlo.
9. Y entonces qué como ¿hierba?
Los veganos comemos lo mismo que los no veganos, todo tipo de arroces, hay infinidad de formas de cocinar la pasta, las legumbres, ensaladas, postres riquísimos. Un arroz de verduras es mucho más delicioso y sano que uno con trozos de animales. Unos macarrones con tomates, setas, pimientos, etc., son maravillosos, y libres de crueldad animal. También existe lo que se llama la “carne vegetal”, el seitán y el tofu, que por su textura se parecen a la carne (esto lo digo no porque me guste a mí ese parecido, sino porque es así) y se pueden freír junto con las verduras y completan una dieta riquísima y completa, diversísima. O sea que no, que no nos agachamos por el jardín comiendo el pasto.
10. Biológicamente los humanos estamos hechos para comer animales.
Nueva falsedad. Los intestinos los tenemos largos y no cortos. Los animales carnívoros tienen intestinos cortos. Los herbívoros los tienen largos como nosotros. Los animales carnívoros poseen colmillos para desgarrar la carne cruda y la comen cruda. Nosotros no poseemos colmillos largos y puntiagudos y tenemos que asar la carne, pues cruda nos haría enfermar y finalmente morir.
Los últimos descubrimientos antropológicos han demostrado que, al contrario de lo que se creía históricamente, el humano siempre ha sido vegetariano, herbívoro, y sólo comió animales que abatía en determinadas épocas y lugares. Toda la historia del homo sapiens en su andadura desde el cromagnon hasta la actualidad se ha visto transitada por un comer frutas, legumbres y verduras, pues todo en nuestro cuerpo está preparado para ello y no para comer animales, la carne el estómago la digiere con dificultad y genera problemas gastrointestinales.
La dieta vegana es la afín, la natural, a nuestra naturaleza herbívora. Imagina que naces encadenado en un lugar donde habitan llorando día y noche otros como tú, encadenados igual, hacinados, hasta que llega un tiempo incuantificable, en que viene alguien y te saca de tu encierro y crees que al fin “naces” de alguna forma porque te conducen a algún lugar que, por lo visto, ha de ser mejor por fuerza de lo conocido, y te introducen en un camión donde sigues llorando y chillando con otros como tú que lo hacen, con la cara sucia y cayéndose con el traqueteo y rompiéndose huesos y sangrando, sois sacados del camión y unos tipos con caras sangrientas os maltratan y cuelgan de una pierna de un enorme gancho y cabeza abajo ves llegar un enorme cuchi…