Recientemente se publicó el texto Combating Inequality, editado por Oliver Blanchard y Dani Rodrik. Se trata de lo que se podría considerar una guía o un manual de lo que conocemos con respecto al tema de la desigualdad, y de la manera de combatirla. Se abordan todos los temas relevantes, ingreso, condiciones políticas, educación, impuestos, mercados laborales, tecnificación, etc, como factores para generar o reducir la desigualdad. Para eso se ofrece la mejor evidencia disponible. Un capítulo llama especialmente la atención, por su relevancia para los debates que hoy tenemos. Es el que escribe la profesora de la Universidad de Chicago, Marianne Bertrand, con respecto al tema de la desigualdad por razón de género, en el cual responde con enorme claridad a la pregunta de porqué persisten las diferencias salariales entre hombres y mujeres en todo el mundo.
Para empezar sí habría que reconocer que las brechas se han reducido. De acuerdo con una encuesta de la OCDE entre sus países miembros, la diferencia salarial entre géneros pasó de ser de 30% en 1990, a 18% en 2017. Ahora, y en eso se fundamenta la principal hipótesis de Bertrand, la diferencia entre hombres y mujeres que tienen un trabajo de tiempo completo es menor, de 13 por ciento. Esto es, buena parte de la diferencia salarial se explica porque, en promedio, las mujeres tienen que tomar más trabajos de tiempo parcial, con respecto a los hombres. Marianne cita su propia investigación en el sentido de que la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral de empleos de tiempo completo en Estados Unidos, de altos ingreso, es de solamente 25 por ciento. Ella también muestra evidencia de que la trayectoria salarial de hombres y mujeres es similar en los primeros años de trabajo, pero cambian con el nacimiento y crianza de los hijos, momento en el que la tendencia salarial de las mujeres baja. La penalidad salarial por maternidad es de 31% en Estados Unidos, 61% en Alemania y 21% en Dinamarca. Además, la penalidad salarial por maternidad es un fenómeno que no se ha revertido en los últimos años, a pesar de la mejora de las condiciones laborales de las mujeres en distintos aspectos. La maternidad hace que las mujeres busquen trabajos menos calificados, que sus carreras sean menos exitosas y que su restricciones de movilidad laboral se incrementen. Se trata, en parte, de un problema cultural, la autora cita una encuesta en la que se encuentra que solamente el 16% de los norteamericanos piensan que la situación de una madre trabajadora es la ideal para la familia.
Por supuesto, la solución está en cambios culturales, sociales e institucionales, que se deben fomentar, para hacer más igualitarias las labores del hogar, pero también en políticas públicas que faciliten conciliar las tareas de trabajo y familia de las mujeres. La evidencia señala que la principal acción con efectos positivos en las carreras laborales femeninas son las de ofrecer guarderías y escuelas para las y los niños a etapas muy tempranas. Los permisos de maternidad sí tienen efectos positivos en las carreras de las mujeres, cuando se otorgan por tiempo moderado, pero cuando son muy extendidas pueden tener un efecto negativo, ya que en el largo plazo pueden generar una mayor diferencia salarial, según diferentes estudios. Los permisos de paternidad sí ayudan, aunque los actuales se otorgan por tiempos muy cortos. Otro factor que genera desigualdad son las decisiones de formación educativa de las mujeres. En general, en todos los países, ellas prefieren menos las opciones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Eso sucede a pesar de que no existe evidencia de que los hombres seamos más habilidosos que las mujeres en lo que tiene que ver con las matemáticas, aunque ellas sí nos superan en las habilidades de lectura y escritura. De nuevo, se trata de factores culturales que no son debidamente contrarrestados por políticas de orientación vocacional efectivas en las escuelas. El punto es que la evidencia nos muestra el camino para eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres, establecer las condiciones para que ellas tomen más trabajos de tiempo completo, se apoye y se hagan igualitarias las tareas relacionadas con la crianza de l@s hij@s, y se fomente su formación en áreas de ciencia y tecnología.
Como vemos, la estructura patriarcal afecta todas las esferas de desenvolvimiento de las mujeres y causa efectos colaterales en las familias y la sociedad en general, es por ello que, resulta urgente replantearnos las formas de organización social, las relaciones de poder y la accesibilidad a las oportunidades educativas y laborales.
Twitter: @vidallerenas
Político
Columna invitada
Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York.