Una de las mayores preocupaciones de muchas personas es llevar una alimentación saludable, entre otras cosas, porque, como lo señalan estudios científicos, cuando esta es inapropiada puede contribuir al desarrollo de distintas enfermedades.
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En los últimos tiempos, es común que muchas personas se pregunten si una dieta vegetariana se ajustan a sus necesidades diarias, aportando la cantidad de nutrientes necesarios para tener un estado de salud óptimo.
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Según un artículo publicado en el medio The Conversation, la investigación relacionada con la dieta vegetariana y vegana es relativamente reciente, dado que ha sido en los últimos años cuando se ha visto un incremento de personas consumidoras de este tipo de alimentos como estilo de vida.
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Expertos coinciden en que seguir una dieta vegetariana puede ser beneficioso, ya que modula el efecto negativo de los lípidos en la sangre y genera otros cuantos beneficios como la prevención de enfermedades del corazón, la hipertensión, entre otros.
Sin embargo, se sabe que la carencia de proteína animal en las dietas también puede desencadenar otro tipo de problemas en el organismo. El hierro hemo (que proviene de los productos animales) se asimila con más facilidad que el hierro no hemo (de los alimentos de origen vegetal), por lo que en este tipo de dietas vegetarianas quizás sea necesario el consumo de vitamina B12, un micronutriente que interviene en la formación de los glóbulos rojos y en el funcionamiento del sistema nervioso central. Cuando falta pueden aparecer problemas como hormigueos, calambres o anemia.
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A pesar de que muchas personas se inclinan hacia un extremo u otro en sus rutinas de alimentación, es sabido que una dieta omnívora equilibrada, siguiendo las recomendaciones de ingesta, se podría clasificar como la más saludable y apropiada.
Anteriormente, Patricia Savino Lloreda, nutricionista dietista de la Universidad Javeriana, miembro de la Academia Nacional de Medicina y directora del Centro Latinoamericano de Nutrición (CELAN), publicó en este diario una serie de prácticas para llevar una buena nutrición.
Una de estas, precisamente, es la dieta saludable. Para lograr ese objetivo, Savino recomienda empezar por mantenerse hidratado (6 u 8 vasos de agua diarios) y evitar las bebidas azucaradas.
Según la experta, el consumo de proteína animal es recomendable, al menos dos veces al día, incluidas la leche, los huevos y los derivados bajos en grasa; las leguminosas (fríjol, arveja, garbanzos) deben ser consumidas 4 o 5 veces por semana. Por su parte, las harinas y los cereales como papa, arroz, plátano, yuca, pan se recomiendan de tres a 5 porciones diarias, lo mismo que frutas y verduras.
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Se deben preferir los aceites vegetales y minimizar hasta donde se pueda los alimentos fritos. Es urgente limitar el consumo de azúcares y dulces, lo mismo que la sal, principalmente en las edades extremas. En el caso de la sal, 5 gramos diarios son suficientes (una cucharadita). Hay que minimizar el consumo de alcohol y sacar de la dieta los alimentos ultraprocesados, dándoles paso a los preparados en casa con ingredientes preferiblemente frescos.
Dietistas explican que comer una proporción adecuada de alimentos de los principales grupos constituye la base del bienestar que se busca. Así las cosas, a la hora de comer, se debe tener en cuenta, por ejemplo, elegir una dieta variada que incluya alimentos de diferentes grupos, mantener un adecuado balance entre estos y moderar las cantidades.
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