Por: Agustina Murcho
Lic. en Nutrición especialista en trastornos alimentarios (M.N. 7888 / M.P. 3196)
El término “manorexia” no existe en el DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y tampoco los trastornos se diferencian por género ya que pueden padecerlos tanto mujeres como hombres.
Históricamente se presentaban más en mujeres por la presión social, pero hoy en día los casos en hombres están aumentando, aunque sean más difíciles de detectar. Ellos en general no realizan consultas con profesionales, probablemente por vergüenza o para no sentirse “débiles”, porque siempre la sociedad tuvo al hombre como “fuerte”.
El trastorno más predominante en hombres es la vigorexia o trastorno dismórfico muscular que es la obsesión por la masa muscular, se ven muy débiles aún teniendo exceso de masa muscular. Es un nivel de obsesión que termina poniendo en juego la vida de la persona, se aíslan, consumen hormonas, suplementos, esteroides y anabólicos y por consecuencia alteran la conducta alimentaria.
Sumado a estos, existen otros trastornos de conducta alimentaria (TCA) en hombres como bulimia, anorexia, trastorno por atracón, etc. pero el más “notorio” es el mencionado anteriormente, combinado con ortorexia que es la obsesión por comer 100% saludable, donde además la vida social se ve afectada y no hay conciencia de enfermedad.
Un factor importante para llevar una buena nutrición es la educación alimentaria desde niños, no obligando ni restringiendo alimentos. Lo principal es una dieta balanceada con los nutrientes necesarios que se encuentran en los distintos alimentos. Y sobre todo, disfrutar de las cosas que nos gustan, por ej. no dejar de comer pizza con los amigos. Por otro lado, es fundamental saber por qué comés, muchas veces comemos por emociones, cuando hay una angustia muy grande con el tema del cuerpo, hay que ir a un psicólogo. La comida está todos los días, es necesaria, y uno tiene que tener buena relación con ella. Y otro punto muy importante, es erradicar la crítica hacia el cuerpo del otro, uno nunca sabe por lo que el otro está pasando. Hay que empezar a querer y aceptar nuestro cuerpo y que los trastornos alimentarios dejen de ser un tema tabú. Se suele creer que los trastornos son un capricho y no lo son, es un pedido de ayuda en silencio.
Cuándo acudir a un profesional: si tu pensamiento se centra en la comida y ves que la comida y el aspecto de tu cuerpo condicionan tu vida, si estas empezando a dejar de ir a fiestas, eventos o dejas de juntarte con tus amigos, ahí es un signo de alarma. No hace falta llegar a algo grave para tratarse. Si le pasa a un familiar o amigo y tiene distorsión de la imagen corporal, vive diciendo que está gordo y no es así, si se pasa muchas horas en el gimnasio, si empieza a dejar de comer o restringir ciertos alimentos, es momento de pedir ayuda, no esperar.
Cuando una persona comienza un tratamiento, todo esto se va cayendo y lo que estaba abajo del iceberg sale para arriba, entonces la persona empieza a ver problemas que no tenía y a sentir emociones que no sentía. Porque uno con la comida tapa emociones, uno come para no decir, para no pensar, para no sentir, uno hace dieta y piensa mucho en la comida para no pensar en los problemas reales; es mucho más fácil pensar en cuantas calorías tiene un alfajor que en todos los problemas que tenemos que resolver. Estos trastornos no se dan “porque sí”, sino que son de origen neuropsicobiológico, es decir, van más allá del cuerpo y la comida. Lo que vemos nosotros en estos pacientes es el síntoma de muchas otras cosas, como factores psicológicos, familiares, problemas de autoestima, hay comorbilidades (otros trastornos psiquiátricos que hacen que se desencadene un TCA), hay alteración de neuroquímicos, hay genética, etc.
Todo esto debe tratarse con profesionales capacitados y de manera interdisciplinaria porque el mayor peligro es la muerte. El hecho de no comer o los vómitos afectan el funcionamiento cardiovascular del organismo, en el caso de la bulimia puede generar desgarro de esófago o de estómago, pérdida de piezas dentales; si se toma laxantes se altera la flora intestinal y se generan problemas para ir de cuerpo, osteopenia y muchas otras patologías. A veces las consecuencias son reversibles otras y no. Es importante saber que no siempre el estar muy flaco es el único síntoma de un TCA, una persona puede estar en su peso pero tener bulimia, por eso hay que observar la conducta, no tanto el cuerpo.