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Todo se ha dicho sobre las consecuencias del consumo de carne, es un aspecto que no solo se relaciona con un tema de salud: es determinante para el medio ambiente. A nivel mundial, los alimentos son responsables de una cuarta parte de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero y gran parte de esto se debe a la ganadería. Además, lo que comemos también tiene consecuencias para nuestra salud, es por ello que en los últimos años ha surgido una fuerte comparación entre los beneficios de seguir una dieta basada en plantas y aquellas personas que consumen carne de manera recurrente. Los expertos también se refieren a la salud óptima de los seres humanos, los animales y el medio ambiente desde la perspectiva de ‘Una sola salud’. Recientemente, salió a la luz un estudio encabezado por el Centro de Investigación para el Desarrollo (ZEF) de la Universidad de Bonn en Alemania. Dicho trabajo de investigación fue publicado en la revista Science of the Total Environment y se enfocó en el tema nutricional para entender los complejos efectos del consumo de carne en la salud, los animales y el medio ambiente.
De acuerdo con los expertos, las bases del estudio empezaron con un análisis de los productos que se encuentran en la canasta básica de alimentos de las personas en Ranania del Norte-Westfalia. Luego, compararon esa dieta de referencia con tres escenarios diferentes: el primero cambio fue de acuerdo con las recomendaciones de la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE), el segundo cambio a una dieta mediterránea con más pescado y mariscos y el tercer cambio se enfocó en un esquema de dieta vegana.
En cada uno de estos tres escenarios, los alimentos se eligieron para que se diferenciaran lo menos posible de la dieta de referencia. Como ejemplo: en la versión mediterránea, aumentaron la proporción de pescados, mariscos, verduras y productos a base de cereales. Además, la selección general de productos debía contener los mismos nutrientes en cantidades similares a las anteriores. Esto les dio a los investigadores una canasta de alimentos para cada escenario, que luego analizaron más a fondo.
De acuerdo con delcaraciones de uno de los autores del estudio, el Dr. Neus Escobar del Instituto de Análisis de Sistemas Aplicados en Austria: “Para hacer esto, nos basamos en varias bases de datos. Nos permitieron, por ejemplo, estimar el impacto de cada dieta en ciertos aspectos ambientales, como la cantidad de gases de efecto invernadero producidos durante su producción o el consumo de agua. Adoptamos un enfoque similar para evaluar el impacto de cada dieta en la salud”. Se sabe que la carne roja, por ejemplo, aumenta el riesgo de ciertos cánceres y enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores estimaron las consecuencias para el bienestar animal utilizando varios indicadores. Entre los principales se incluyeron: cuántos animales pierden la vida como resultado del consumo de alimentos y en qué condiciones se mantienen. También, utilizaron datos muy relevantes como la cantidad de neuronas o el tamaño del cerebro en relación con el cuerpo para estimar hasta qué punto los respectivos animales sufren.
Dentro de los principales hallazgos se descubrió, que cualquiera de las tres dietas sería beneficiosa de forma sostenible desde la perspectiva de “Una sola salud.” Sin embargo, esto también se produce a expensas de otros aspectos. La dieta vegana obtuvo mejores resultados en muchas áreas. Sin embargo, no podemos descartar que la producción de comida vegana implica un mayor consumo de agua. Además, los veganos necesitan consumir ciertos nutrientes por separado, como la vitamina B12, la vitamina D e incluso el calcio.
Por su parte, la dieta mediterránea (aunque saludable) también se traduce en un aumento de las necesidades de agua debido a la gran cantidad de frutos secos y verduras. Además, si, como se supone en el estudio, la carne consumida se reemplaza completamente por pescado, sus efectos sobre el bienestar animal son sorprendentemente negativos: como el pescado y el marisco son mucho más pequeños que, por ejemplo, las vacas o los cerdos, considerablemente más animales sufren como resultado de esta dieta.
El aumento del consumo de miel, que requiere un manejo intensivo de las colonias de abejas, también tiene un impacto negativo. Por lo tanto, lo que realmente sería beneficioso es satisfacer una menor cantidad de las necesidades generales de proteínas de origen animal. Además, muchas personas en la actualidad tienen dietas que son significativamente demasiado ricas en proteínas de origen animal. Por lo tanto, si reducen la cantidad de alimentos que ingieren a lo que realmente necesitan, podría tener efectos positivos adicionales enfocados en la salud y el medio ambiente.
Según el estudio, las recomendaciones de la DGE van en la dirección correcta. Sin embargo, en términos de salud humana, las otras dos opciones son mejores. Sin embargo, los datos aquí también muestran: si las personas disminuyen el consumo de carne con más frecuencia y, en cambio, apuestan por incrementar el consumo de cereales integrales, verduras y frutas en su plato, no solo está haciendo algo bueno para su salud y esperanza de vida, sino también para los animales y el medio ambiente.
Además no podemos dejar de mencionar las consecuencias de salud asociadas con un alto consumo de carne roja y procesada. Se cuenta con diversos estudios en los que se ha demostrado que aumenta el riesgo de padecer inflamación crónica, desarrollar síndrome metabólico, afecciones cardiovasculares, hipertensión, obesidad, artritis y depresión; solo por mencionar algunas. Si bien no se trata de satanizar el consumo de carne, es importante ver su ingesta como un gusto ocasional y aprender a disfrutar de otros alimentos de origen vegetal. Recuerda que la buena salud, está en el equilibrio y el disfrute consciente de la vida.
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