La migración es un fenómeno social que, si bien ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, en el deporte y en el futbol en particular se ha acrecentado en décadas recientes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce que el número de migrantes internacionales alcanza la cifra de 272 millones en todo el mundo (según el Informe sobre las migraciones en el mundo 2020, de la Organización Internacional para las Migraciones).
En el futbol son cada vez más comunes las historias de futbolistas defendiendo camisetas diferentes a las de los países en que nacieron; por ejemplo, en la Copa del Mundo de Rusia 2018, la campeona Francia estuvo compuesta en un 87 por ciento por inmigrantes o hijos de inmigrantes, provenientes principalmente de África -donde Francia tuvo colonias-.
Otro ejemplo es Alphonso Davies (nacido en Ghana, pero que juega para Canadá); otros casos son Eduardo Celmi Camavinga, de Angola y quien representa a Francia, o el congoleño Christian Benteke, con la camiseta de Bélgica.
“El caso de Davies es excepcional, pero paradigmático de nuestros tiempos. Hijo de liberianos refugiados, que nace en Ghana y acaban emigrando a Canadá, donde crece como futbolista y acaba emigrando a Alemania para jugar en el Bayern Múnich. Él ejemplifica los caminos retorcidos de la vida y de la migración y que el futbol no entiende de razas ni clases sociales, menos si uno es inmigrante o no”, explicó en entrevista para mediotiempo el doctor Guillermo Alonso Meneses, especialista en el tema de la migración y quien actualmente trabaja como investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte.
El fenómeno del futbolista migrante no es exclusivo de Europa o África, por supuesto también está presente en el Continente Americano. Por ejemplo, el natural movimiento migratorio México-Estados Unidos ha permitido el aprovechamiento del talento deportivo nacido en ambos lados de la frontera.
En Centroamérica, el flujo migratorio –generado principalmente por la violencia provocada por cárteles o bien por falta de oportunidades laborales- ha permitido a selecciones como la de El Salvador integrarse con futbolistas nacidos fuera de su territorio, hijos de padres salvadoreños que hicieron -principalmente- de Estados Unidos su hogar a finales del Siglo XX.
MIGRACIÓN Y FUTBOL
“El futbol moderno lo inventaron los ingleses y lo reglamentaron a mediados del siglo XIX. Y fueron inmigrantes ingleses quienes lo llevaron a Francia, Alemania o España; también a Argentina, Uruguay, Brasil o México. A veces fueron estudiantes que marcharon o emigraron a Inglaterra o Europa a estudiar y al regresar trajeron el deporte. Tenemos casos como el de Guadalajara en México o en Río de Janeiro Brasil”, recuerda el doctor Alonso Meneses.
Aunque pareciera que el tema del futbolista migrante es del todo nuevo, Meneses señala que desde la creación del torneo mundial de futbol (Uruguay 1930), ya existían casos de jugadores defendiendo los colores del país que los recibió, en su búsqueda de una vida mejor y no la bandera del lugar donde nacieron.
“En el Mundial de Italia de 1934 jugaron con Italia inmigrantes argentinos de origen italiano. Y en Ciudad de México en la década de 1930 y 1940 había clubes de ingleses o españoles. El caso más famoso fue el de Di Stefano, argentino nacionalizado español, o Kubala, húngaro nacionalizado español, en las décadas de 1950 y 1960. Pero el boom se produjo en lo que va de siglo XXI”.
¿Qué es la migración?
“Uno de los fenómenos humanos, tan viejo como la humanidad, es la emigración/inmigración, especialmente en el mundo contemporáneo. Se produce cuando una persona abandona su lugar de origen y se traslada a vivir a otro país. Los que salen son los emigrantes, los que llegan son inmigrantes”, explicó el especialista del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte.
Si bien muchas personas migran por elección, otras lo hacen por necesidad. Según el ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados), el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo era de 79.5 millones a finales de 2019; de ellos, 26 millones eran refugiados (20.4 millones de refugiados bajo el mandato del ACNUR, 5.6 millones de refugiados palestinos bajo el mandato de UNRWA). 45.7 millones de personas fueron desplazados internos, 4.2 millones fueron solicitantes de asilo y 3.6 millones fueron venezolanos desplazados en el exterior.
Eurocopa Mundial
En la más reciente edición de la Eurocopa, como lo señala el reportero Camilo Gómez Forero, de El Espectador de España: “La Eurocopa es como ‘una Copa del Mundo sin Argentina y Brasil’, y quizá tengan razón. La migración ha hecho que este torneo sea más que continental, un evento global”.
El artículo analizó los perfiles de los 662 jugadores participantes y concluyó que “por lo menos un tercio de los jugadores en la Euro pudieron jugar para un equipo diferente al que representaron en este torneo, bien sea porque son hijos de matrimonios mixtos, porque adquirieron una segunda nacionalidad, tras vivir un período en un país, pero sobre todo porque son hijos o nietos de personas que migraron por trabajo, huyendo de conflictos o por las condiciones del poscolonialismo”.
Por lo tanto hay razones para cuestionar la identidad de algunas de las Selecciones de Futbol, si nos basamos solo en el origen de sus integrantes, quizá como nunca antes había ocurrido en la historia del futbol profesional.