“[…] con la comida, y sobre todo la comida de los niños en una escuela, no se juega”
Lo hemos dicho antes y lo repetimos nuevamente: las leyes puede que existan, pero eso no significa que funcionan. Similar a un letrero de ALTO bien ubicado en una intersección, no significa que alguien se lo pase y provoque un accidente.
Desde hace más de cuatro años existen en Panamá dos leyes que son correctas y debieran generar bienestar para la sociedad. El problema es que no funcionan porque, por un lado las autoridades no han tenido la valentía de implementarlas, y por otro, los agentes económicos insisten en vender sus comidas chatarras. Allí está la Ley 75 de 15 de noviembre de 2017 “que establece medidas para promover la alimentación adecuada y estilo de vida saludable en los centros educativos”, y la Resolución 049 del 30 enero de 2018, “que emite las Guías Básicas para la Oferta de Alimentos Saludables en Kioscos y Cafeterías de Centros Educativos”. Ambas han sido pasadas por alto por autoridades cobardes, agentes económicos insaciables, directores de escuelas negligentes y padres de familia despreocupados.
En temas de salud, nutrición y alimentación, todo está casi escrito. Existen cientos de estudio y miles de publicaciones que demuestran de manera puntual y transparente que las enfermedades crónicas no transmisibles son prevenibles cambiando hábitos malsanos hacia estilos de consumo y vida saludable. Es decir, dejar de fumar, evitar comida chatarra y hacer actividad física.
Pero eso por sí solo no funciona. Requiere ayuda y concientización. Se necesita primeramente la acción de las autoridades para regular la oferta y la publicidad de cigarrillos y alimentos ultraprocesados. Y también para sensibilizar a la población, incluyendo padres de familia, estudiantes, maestros y directores de escuelas, sobre los factores de riesgos y la enorme presión que causan estas enfermedades crónicas a las personas. Enfermedades que en 2016 representaron 15 200 de las 20 000 muertes en el país (27 % cardiovasculares, 17 % cánceres, 16 % afecciones perinatales y nutricionales, 10 % lesiones, 7 % diabetes, 6 % respiratorias y 17 % otros padecimientos no transmisibles). Se estima que 5100 vidas se pueden salvar para el 2025, si comenzamos todos a gestionar los aspectos relacionados con los factores de riesgos sugeridos por la OMS.
Y algo importante que muchas veces pasan por alto y es la enorme carga que tienen las enfermedades crónicas sobre la economía del país: incrementan el gasto directo en salud, crecen la discapacidad y mortalidad prematura, reducen el crecimiento económico, disminuyen la inversión en salud, aumentan la población de enfermos y bajan la productividad nacional. En Panamá, esta carga representa más de mil millones de dólares por año en concepto de gastos en atención médica y cuidados por discapacidad.
Por eso, como Movimiento de Alimentación Saludable, hemos decidido buscar un camino para sensibilizar a la población sobre esta realidad, y hemos encontrado que la alimentación escolar es un mecanismo estratégico para concientizar a las personas, ya que creemos que no existe nadie tan perverso en este mundo como para querer desearle algo malo a un niño. Por tanto, es momento para que todos, incluyendo autoridades, productores, industriales, comerciantes, maestros, médicos, nutricionistas, padres de familia, clero y demás miembros de la sociedad civil, apoyemos para que la Ley 75 y la Resolución 049 se cumplan a cabalidad.
Tal vez nuestro diseño del mundo no coincida en todos los aspectos con la forma en que algunos agentes económicos han construido sus imperios y quieren mantener sus mercados. Pero en este tema preciso de la alimentación escolar, es mejor que todos estemos alineados y claros con respecto a las consecuencias. Porque por un lado, el funcionario o director de escuela que permita la entrada de comida chatarra a una escuela está cometiendo una falta grave. Y por otro, el agente económico que suministre o venda una lata de soda, para dar un ejemplo de un producto prohibido dentro de una escuela, está flagrantemente quebrantando la Ley.
Como empresario y ciudadano preocupado por la alimentación en Panamá, los invito para que se sume al Movimiento de Alimentación Saludable y sean “vigilantes” de la comida que se consume en los kioscos y comedores escolares del país. Porque el primero que sea visto en actitud desafiante a preceptos que establecen la Ley 75 y la Resolución 049, ya sea vendiendo sodas o haciendo publicidad de comida chatarra en ligas deportivas dentro de los predios de una escuela, debe ser denunciado ante las autoridades y asoleado en el más intenso calor de la opinión pública. Porque con la comida, y sobre todo la comida de los niños en una escuela, no se juega.
Empresario, miembro del Movimiento de Alimentación Saludable.