“No era un cargo que esperaba”, confiesa de entrada Julieta Brodsky Hernández (38), la flamante ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, quien asumió el puesto el pasado 11 de marzo junto al resto del gabinete del Presidente Gabriel Boric. Antropóloga social y cultural de la U. de Granada, España; militante de Convergencia Social; sobrina del escritor Roberto Brodsky; sobrina de Ricardo Brodsky -ex director del Museo de la Memoria-, hija de Pablo Brodsky -ex coordinador del Consejo de la Cultura en la época de Bachelet- y nieta del afamado periodista Luis Hernández Parker, recibe a Culto en el iluminado Palacio Pereira, en el centro de Santiago. No suele pensar mucho las respuestas, va respondiendo de manera bastante ágil.
Poco después del mediodía, y sentados frente a frente en una mesa ovalada, Brodsky cuenta que su nombramiento lo recibió con algo de sorpresa. “Sabía que Convergencia Social estaba proponiendo mi nombre, pero la verdad es que nunca esperé que llegara al nombramiento final. Más bien, imaginé que iba a ser llamada para algún cargo técnico dentro del ministerio”.
El programa de gobierno es bastante ambicioso. ¿Cuáles van a ser las primeras prioridades de su gestión?
Ya estamos avanzando en algunas prioridades importantes. En primer lugar, lo que tiene que ver con el trabajo interministerial, con Interior. Queremos dar prioridad a las zonas de mayor conflicto hoy en día, como es el norte, Tarapacá, también el Wallmapu, y estamos trabajando en diseñar planes y medidas que vayan encaminadas a generar tejido social y tener una mirada intercultural en esas regiones que nos permita una mejor convivencia, en base al respeto de las diferencias como ciudadanos. También, la entrega del bono a trabajadores culturales, con la Ley Patricio Manns, y todo lo que tiene que ver con la reactivación económica del sector, ¿no? Volver a las actividades culturales, que los trabajadores de la cultura puedan volver a sus trabajos, puedan vivir de lo que hacen. Para eso estamos trabajando con Economía y con Salud. Hay otras prioridades, más internas, como terminar la implementación del ministerio de las Culturas, que se inició en 2018, y desarrollar el decreto orgánico, que no está.
Mencionó el bono a los trabajadores culturales. ¿Cómo se va a implementar eso?
Ya hay un trabajo previo que se hizo con la administración anterior, han habido diferentes reuniones que se han hecho con gremios y trabajadores culturales para levantar propuestas. Ahora nosotros estamos haciendo el diseño final en conjunto con el departamento de estudios. Ya hay algunas propuestas y lineamientos, pero aún no tenemos el diseño final.
¿Hay una fecha estimada para la entrega de este bono?
No tenemos una fecha concreta. Pero sí sabemos que durante el primer semestre de este año queremos poder implementarlo.
Actualmente, desde el mundo de la cultura se ha impulsado la campaña “Aforos al 100%” como una forma de reactivar el sector, ¿Es partidaria de aquello?
Nosotros tenemos que respetar las decisiones que se tomen dentro de la nueva gobernanza de la pandemia. La idea es que esta comisión pueda desarrollar una respuesta sobre los aforos. Esto, que tenga relación con el concepto de “Cultura segura” que es algo que nosotros queremos instalar, donde se de la seguridad que los espacios culturales son lugares seguros, tanto del punto de vista de los públicos como de los trabajadores. Entonces, tendremos que esperar que se pronuncie esta comisión. Sin embargo, tenemos la certeza de que cultura es una de las prioridades para esta comisión, tanto como educación. Estamos seguros de que en el corto plazo vamos a tener una respuesta.
¿Usted qué piensa de que los malls y centros comerciales tengan menos restricciones que las bibliotecas, los museos o los teatros?
Creo que hay una sensación generalizada de que habido ciertas discriminaciones hacia el sector cultural. Lo importante es que hoy día contamos con ciertas evidencias que han desarrollado las mismas organizaciones culturales que nos muestran que los espacios culturales son espacios seguros, donde hay menor contacto porque las personas pueden mantenerse con la mascarilla puesta, no se está constantemente en movimiento. Creemos que hoy tenemos las condiciones y las evidencias para poder abrir de mejor manera los espacios culturales, y sin estas discriminaciones aleatorias.
Lleva una semana instalada como ministra, pero Julieta Brodsky ya tiene claridad de que sea lo que sea lo primero que mande su cartera como proyecto de ley al Congreso, va “a requerir procesos participativos previos”. Y dependiendo de los que demoren esos procesos “serán los proyectos que ingresemos”.
En ese sentido, Brodsky sí tiene claro por dónde empezar: “En primer lugar, la fallida Ley de Patrimonio, donde se considere una consulta indígena, que tiene sus propios procesos y plazos, que son difíciles de apurar. Pero hay mucho consenso en eso. También tenemos como prioridad el estatuto del trabajador cultural, hay que trabajar en conjunto con el sector para determinar si efectivamente será un estatuto u otra figura legal para generar condiciones laborales dignas para los trabajadores culturales. Sobre todo para aquellos que trabajan de forma independiente. Eso va a requerir una conversación previa. Además, institucionalizar la categoría de sitio de memoria, eso va a requerir una modificación legal. Todo eso tiene que ir muy de la mano con la participación ciudadana, con las conversaciones con los expertos, con las organizaciones. No queremos casarnos con fechas porque esos procesos siempre tienen sus tiempos.
El programa propone una nueva Ley de Patrimonio cultural, el gobierno de Sebastián Piñera también presentó una, ¿en qué se va a diferenciar la que ustedes van a presentar respecto a la anterior?
Esto tiene que ver con el desarrollo de un proceso participativo intenso, sobre todo con una consulta indígena, que es lo prioritario. Por otro lado, tiene que ver con integrar explícitamente el patrimonio inmaterial dentro de la ley, que estuvo muy ausente del proyecto anterior; también con poder descentralizar la toma de decisiones respecto del patrimonio que se debe resguardar. Queremos que sean los mismos territorios los que puedan tomar esas decisiones, y no se tomen a nivel central.
¿Hay alguna fecha estimada para la consulta indígena?
Es complejo poder realizar una consulta indígena este año porque estamos amarrados con el presupuesto ya aprobado. Las consultas indígenas no son baratas en su implementación, creemos que lo más probable es que comencemos ese proceso el próximo año.
¿Considera que el proceso de una nueva Ley de Patrimonio cultural debe ir al alero del Proceso Constituyente?
Sí, es relevante esperar lo que va a aparecer en la nueva carta magna y el plebiscito de salida para definir cómo va a ser esta nueva Ley de Patrimonio. Porque en la Convención se están aprobando artículos relevantes en cuanto a derechos culturales y patrimoniales. Eso también nos va a dar un marco en el cual desenvolvernos en la futura Ley de Patrimonio.
Uno de los puntos del programa de gobierno es la implementación del 1% del PIB en cultura. ¿Cómo se va a hacer?
Sabemos que el porcentaje que tiene actualmente el presupuesto de Cultura en relación al gasto total de la nación es muy bajo, es el 0,4%. Nuestro plan es aumentar progresiva y paulatinamente el presupuesto en el mediano plazo. Obviamente, necesitamos preparar el ministerio para poder tener un mayor presupuesto. Hoy en día tenemos una institución que está bastante colapsada en términos administrativos, todavía nos falta definir una orgánica. Necesitamos generar una estructura lo suficientemente sólida para poder recibir más presupuesto.
También está contemplada la reestructuración de los fondos de cultura como único mecanismo de financiamiento para la cultura. ¿Hay claridad de cómo va a funcionar un nuevo mecanismo?
Nuestra idea es ir evaluando y reestructurando en un proceso progresivo y paulatino, no podemos modificar de un día para otro los fondos concursables, porque sabemos que son herramientas muy importantes para el sector, para desarrollar proyectos, para generar cierto grado de empleabilidad. Nuestra idea es ir transitando hacia el fortalecimiento de lo programático, que no sean concursables. Algunos ya existen en el ministerio, quizás habría que darles más presupuesto, ir transversalizándolos más haciendo que los programas conversen entre ellos. Por ejemplo, un programa relevante es el de Punto de cultura, donde queremos fortalecer las iniciativas culturales comunitarias. Ahí se está pensando en un tipo de financiamiento más directo.
Si la pandemia vuelve a tener un impacto como el de 2020 y se volviese a cuarentenas, ¿cómo se va a desarrollar la relación con el mundo artístico?, ¿va a existir algún tipo de ayuda en caso de cierre de centros culturales?
De todas formas, es algo que tener que diseñar en caso de que eso ocurra. Hay un compromiso de este gobierno de apoyar a los trabajadores culturales, en terminar la precariedad y valorizar su trabajo. Eso tiene que ver con no dejarlos tirados en momentos tan terribles como los que han tenido que vivir en los últimos años. Ahora se va a entregar este bono y en caso que vuelvan las cuarentenas vamos a pensar en otras formas de ayuda que sean más directas.
¿Cree que es difícil manejar expectativas en torno a su gestión? Antes se llegó a decir: “No tenemos ministra”, y se espera que de alguna forma usted resuelva gran parte de los problemas que presenta el sector cultural.
Hay mezcla de distintos sentimientos. Por un lado, hay mucho orgullo y honor en las altas expectativas que hay en el sector hacia mi gestión en el sentido de que ven en este gobierno una luz de esperanza. Pero también sabemos que el sector ha pasado por momentos duros, recibimos una institución que está muy fragmentada, que tiene poco poder de acción, que tiene poco presupuesto. Nos hemos puesto metas ambiciosas, pero hay que tomárselo con mucha responsabilidad. Los avances se tienen que hacer de forma paulatina y como dice el Presidente: “Vamos lento porque vamos lejos”.
En los últimos meses, han ocurrido hechos que de alguna u otra manera involucran a la cultura, como el traslado del festival Lollapalooza a Cerrillos; lo del municipio de Las Condes negando financiamiento directo a Fundación Teatro a Mil por ser “contrario a la ideología de la comuna”; o lo de Puerto Ideas en Viña, en que se acusó un supuesto antisemitismo del municipio para no facilitar recintos. ¿Cuál es su punto de vista sobre esos hechos?
Primero que todo, tenemos que generar marcos de derechos que sean claros en cuanto a la no censura, en la Convención se están dando fuertes avances. Pero también entiendo que hay que procurar el bienestar de los vecinos y vecinas dentro de cada administración municipal. En el caso de Lollapalooza, es importante que eventos de esa magnitud puedan salir de los centros urbanos neurálgicos. Es una buena señal que Lollapalooza se esté realizando en Cerrillos, porque le da revitalización a otros sectores de la ciudad, da empleabilidad a los vecinos, y les da oportunidades a los trabajadores y emprendedores culturales que se desempeñan en esa comuna. Creo que es algo positivo que nos descentralicemos en estos temas.
Si volviera a suceder de algo, como lo de traslado de comuna; o lo de Santiago a Mil con Las Condes, ¿usted estaría dispuesta a ser intermediaria?
Claro, por supuesto. Siempre estoy dispuesta a buscar soluciones y dialogo en estos temas si me lo piden.
¿Alcanzarán estos cuatro años para lograr los objetivos propuestos? Brodsky señala: “Estamos en un escenario de mucha inseguridad de lo que vaya a venir en el futuro. No sabemos cómo va a seguir el tema de la pandemia, si va a venir una crisis económica fuerte. Gran parte de lo que podamos hacer depende de coyunturas que no tienen que ver específicamente con nuestra gestión. Eso hace que uno tenga que ser cauto en las metas. Sí creo que tenemos un buen equipo, que tenemos un buen equipo de gobierno donde hay una sensibilidad al tema cultural, se le quiere dar prioridad. En ese sentido, contamos con las condiciones para cumplir la mayoría de las metas que nos hemos propuesto”.