¿Qué es Nutri-Score? Lleva camino de ser el logotipo nutricional que lleven todos los productos europeos, pero castiga a alimentos tan recomendables como el aceite de oliva, el queso o las sardinas en lata. Este polémico tema, de candente actualidad, fue tratado y debatido en el Ateneo de Almagro.
Las limitaciones del código nutricional
La Comisión Europea debate en la actualidad adoptar un logotipo nutricional estandarizado para toda Europa, de uso obligatorio. ¿Por qué? Todos los productos que se venden envasados deberían incluir un etiquetado frontal de alimentos, “es un derecho de los consumidores”, afirma tajante el profesor Fernando Rodríguez Aralejo, catedrático de Epidemiología y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid. “La declaración de nutrientes incluida en la parte trasera de los productos es pequeña y requiere tener bastante formación sanitaria para entenderla. Para facilitar esta comprensión surgen estos etiquetados, pero ninguno de los que ahora se ponen son obligatorios ni se pueden prohibir”.
La cuestión, entonces, es decidirse por un tipo de etiquetado. Están, entre otros, el Semáforo Británico, el Nutri-Score, o la Batería Italiana. Según el profesor, que además coordina el Grupo de Epidemiología Cardiovascular y Nutricional del CIBER de Epidemiología y Salud Pública, el etiquetado Nutri-Score “es uno de los que mejor está ubicado para ser seleccionado por la Comisión Europea porque tiene en general un buen soporte científico y un lobby muy potente tanto de académicos como de países que lo respaldan”. Sin embargo, aun siendo un buen etiquetado tiene algunas limitaciones.
«No es de extrañar que Nutri-Score haya sido hasta la fecha asombrosamente polémico»
“La limitación más importante es que a veces, la calificación que da a cada uno de los productos no coincide con las recomendaciones de las autoridades sanitarias acerca de cuánto debe consumirse ese producto. Nutri-Score asigna un código de letras y de colores a todos los productos envasados que va desde la A y un color verde oscuro que es lo mejor posible hasta la E que tiene un color rojo, lo peor posible. En medio está la C con el amarillo. Por ejemplo, al aceite de oliva le ha dado un amarillo y esto no es consistente con las recomendaciones de nuestras autoridades sanitarias para consumir el aceite de oliva como principal grasa culinaria”.
¿Tienen los refrescos edulcorados mejor calidad nutricional que el aceite de oliva?
“No; sin embargo los refrescos edulcorados (zero o sin azúcar) tienen una B”. Aunque el etiquetado Nutri-Score solo pretende comparar alimentos que se usan para los mismos fines (por lo que la calificación de los refrescos y el aceite no deben compararse), esto ha generado una enorme polémica. “Los refrescos son agua y edulcorantes y los edulcorantes no forman parte de la información nutricional, más allá del agua no tiene nada que se pueda valorar como nutriente y sale por tanto tan bien parada. Algunos embutidos, salen de forma comprensible mal parados, incluido el jamón, por su elevada cantidad de grasa saturada, energía y azúcar”.
Las latas de sardinas, un producto muy sano ‘castigado’
Hay otros ejemplos de limitaciones de este sistema como las latas de sardinas en aceite de oliva “que es un producto muy sano y tiene adjudicada una D; los quesos curados suelen tener una D o E, cuando todas las guías alimentarias recomiendan tomar cierta cantidad de derivados lácteos cada día”.
¿A qué obedece esta clasificación en este tipo de productos?
“El etiquetado valora principalmente la calidad nutricional; el queso tiene grasa saturada y sal y ambas cosas se valoran negativamente. Sin embargo el queso es una fuente muy importante de calcio que es imprescindible en la nutrición y además no hay prácticamente evidencia en estudios epidemiológicos de que sea malo. Es decir, a veces la información que se deriva de los nutrientes no coincide totalmente con el efecto total sobre la salud. Pero Nutri-Score simplemente traduce la información de los nutrientes que están en el etiquetado a una clasificación comprensible para la gente”.
¿Cómo resolver estas limitaciones?
No es de extrañar que Nutri-Score haya sido hasta la fecha asombrosamente polémico. En España, de hecho, no hay un acuerdo entre las distintas administraciones para su implantación. Ministerios más económicos como Industria o Agricultura no están convencidos, pero otros ministerios o muchas organizaciones de consumidores lo apoyan. Y no se prevé un acuerdo en España a corto plazo, pero se espera que la Comisión Europea haga una propuesta para toda Europa a final de año entre todos los etiquetados existentes. Esa propuesta tendrá que ser negociada por los países miembros y votada en el parlamento europeo.
La necesidad de alcanzar un equilibrio
“Este tipo de procesos son extraordinariamente complicados por cuestiones políticas, económicas, administrativas. Entiendo que es un derecho de los consumidores tener información que permita tomar decisiones sobre algo que ahora resulta casi incomprensible o ilegible, pero también es cierto que al final hay que llegar a grandes acuerdos sociales y económicos. Ningún etiquetado del mundo mundial dejará bien a todos los embutidos, y ningún médico los prescribirá a sus pacientes. Pero hay que llegar a un equilibrio entre las consideraciones de salud con los intereses económicos”.
El Ateneo de Almagro, promotor de la salud
Este interesante y polémico tema, de candente actualidad, fue tratado y debatido en el Ateneo de Almagro, organizado dentro de la Sección de Ciencias de la Salud que coordina el Dr Juan Emilio Felíu Albiñana, catedrático Emérito de Bioquímica y Biología Molecular. Además, fue el decano-comisario de la Facultad de Medicina de Ciudad Real y encargado de su puesta en funcionamiento. Dentro del Ateneo hay muchas secciones y todas ellas llenas de contenido; la de Ciencias de la Salud nació en 2019 aunque ya había actividades relacionadas, ubicadas en la sección de Ciencia y Tecnología.
Una forma de extender la cultura biomédica
El profesor Felíu explica que cuando conoció el Ateneo “me quedé entusiasmado con el dinamismo de la institución. Tiene ya 23 años y la verdad es encomiable la actividad que desarrolla. Ha sido un regalo para mí, una forma de extender la cultura biomédica en la sociedad, máxime cuando ha coincidido con el desarrollo de la pandemia donde ha sido muy adecuado el tratar temas médicos. Nuestro objetivo no es otro que divulgar entre los miembros de nuestra comunidad el conocimiento y el sentido crítico necesario, que ayuden a preservar ese bien tan frágil que es la salud”.
El Ateneo de Almagro nació a finales de 1999 y sus actividades se asemejan a las de la mayoría de los ateneos: conferencias, charlas, viajes culturales, cine… Está presidida por el profesor José Antonio Prieto Juárez que afirma que la institución “está rozando el punto óptimo de evolución porque hemos diversificado secciones, ampliado contenido, e incorporado socios mes a mes”. Socios, todo hay que decirlo, que no solo pertenecen a Almagro (9.000 habitantes) y sus alrededores.
Socios de toda España
Actualmente tiene socios en Madrid, Galicia, Asturias y Castilla León. Y claro, “todo eso es posible gracias a la generosidad y disponibilidad de los ponentes que nos acompañan”, explica Prieto, pero además a una escrupulosa e intensa gestión que permite multiplicar los panes y los peces porque ayudas económicas públicas tienen pocas. “Todo es gracias al esfuerzo de nuestros colaboradores”.
Las actividades propuestas por el Ateneo están abiertas al público y cualquier persona puede ser socio por una cantidad simbólica al año. Todo está recogido en su página web. “El planteamiento es que todo el mundo pueda participar en las propuestas culturales de las diversas secciones y que el tema económico no sea un impedimento para acceder a la cultura”, concluye el presidente del Ateneo.