Los virus no respetan fronteras y esta idea que para muchos la instaló con fuerza la aún vigente pandemia global por el virus SARS-COV-2 -causante de la enfermedad COVID-19- ya formaba parte del ADN de los prestigiosos Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que, como una eficaz agencia federal de salud pública de Estados Unidos, se ocupan de promover la seguridad sanitaria mundial y la cooperación con los distintos países.
Los dos años de pandemia le sumaron una misión ad hoc a los CDC: convirtirse en un faro de información veraz y disponible para hacer frente a la desinformación, las fake news científicas y la disrupción social. El trabajo de los CDC en la región siempre fue ponderado y la peste global no hizo otra cosa que estrechar su presencia. El primer paso fue la apertura -en 2021- de una oficina Sudamericana de los CDC en Brasilia, Brasil; vital para construir una presencia sostenible en América del Sur. Y el segundo paso, y más contundente, es la ampliación del presupuesto destinado a diferentes “pandemias”, no solo de enfermedades infecciosas.
En diálogo con Infobae, en su visita por Buenos Aires, Juliette Morgan, directora regional de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), adelantó tener un presupuesto de USD 2 millones para que su oficina impulse políticas públicas de salud en la región, que incluyen a la Argentina. Morgan nació en Estados Unidos, pero se graduó de médica en la Universidad de Buenos Aires y hace más de 20 años que trabaja en los CDC. Ahora está al frente de la flamante oficina regional de CDC en Brasilia; y en la entrevista se entremezcla su limpio portuñol adquirido con ráfagas de su inglés nativo perfecto.
-¿Coincide con que la pandemia propulsó -casi exponencialmente- el interés de las sociedades sobre los temas de salud pública y para un organismo como los CDC se abrió una ventana de oportunidades en estos tiempos sanitarios turbulentos?, consultó Infobae.
-Juliette Morgan: Absolutamente sí. Y nosotros tenemos que aprovechar este tiempo y esa ventana. Pasó algo muy alucinante al ver que las audiencias tuvieron esa avidez por buscar información de calidad científica y veraz sobre salud. Y obviamente un contexto pandémico todo lo transforma y lo pone en relevancia y en perspectiva.
La razón de ser de los CDC -siendo la agencia federal de salud pública de Estados Unidos- es aumentar la cooperación técnica con otras regiones del mundo. Y la pandemia vino a impulsar y a facilitar la idea de identificar oportunidades para aprender juntos, prevenir y responder a todas las amenazas contra la salud pública de la región. Estados Unidos es uno de los más firmes defensores de la seguridad sanitaria global en el mundo, además de ser el mayor donante bilateral de salud, y estos compromisos tienen una importancia especial dentro de nuestro propio hemisferio.
-¿Con dos años de pandemia a cuestas, qué aprendizajes, desafíos y pendientes quedaron por delante?
–Una de las principales cosas que yo personalmente he aprendido, y que también hemos aprendido desde los CDC, es sobre la humildad. Frente a una situación disruptiva que pensábamos que sabíamos cómo manejarla, la evolución que tomó nos hizo a todos más humildes. Y en ese sentido, hemos aprendido mucho.
Al inicio, pensábamos que el virus iba a comportarse como en alguna otra epidemia, sobre la que teníamos más experiencia, pero no fue así. Todos se acuerdan cuando estábamos lavando todo: la compra del supermercado, las superficies, los zapatos, la ropa y después aprendimos que es un virus que se transmite de forma aerosolizada.. es decir a través del aire …También pensábamos al inicio de la pandemia que el uso de los barbijos iba a ser temporario, luego vino el temor al desabastecimiento …y los mismo pasó con las vacunas. A estas idas y vueltas, ajustes y al perfeccionamiento en las estrategias sanitarias de cuidado social me refiero cuando señalo que esta pandemia nos hizo a todos más humildes , porque ¡todos! tuvimos que aprender muchísimo, incluso los que más sabían
Hemos visto también cómo impacta la desinformación en tiempo de caos o disrupción social, y eso es algo muy doloroso. Estados Unidos, que teóricamente tendría que haber sido un líder, en este sentido, por problemas de desinformación, hemos sufrido muchísimo. Y en el medio se han perdido vidas por esta causa.
Hay cuestiones que también son vitales en una pandemia,y que van más allá de la ciencia y que no se pudieron preveer, como por ejemplo el impacto sobre la salud mental; una de las secuelas más contundentes que dejará esta pandemia. Los adolescentes y los niños han pasado un tiempo completamente atípico en sus vidas, y eso también tendrá consecuencias. Y no solo por haber pasado mucho tiempo encerrados, sino también por la ansiedad que ha creado en ellos la pandemia. Es un impacto difícil de medir.
La Argentina y los CDC comparten una sólida historia de colaboración con numerosas iniciativas que han sido relevantes para la generación de información y la toma de decisiones. Algunas de las actividades que apoyan los CDC se focalizan en la vigilancia, diagnóstico y capacitación en epidemiología; la salud en fronteras; y la gestión de respuesta ante emergencias.
-No cree que la pandemia expuso cierta disociación entre la ciencia y la sociedad. Parecía que para muchos lo que ocurría dentro del laboratorio, o los avances científicos, no tenían que ver con lo cotidiano… ¡Y la pandemia vino a demostrar que sí! que hay una profunda imbricación entre el mundo de la ciencia y el impacto social…
Morgan: Absolutamente. Y especialmente para la salud pública que es la que integra todos estos elementos y los conecta con la vida cotidiana. O sea, si el virus está evolucionando…¿Cerramos las escuelas o no cerramos las escuelas? ¿Usamos barbijo, o no usamos barbijo?; las vacunas de tecnología nueva vs. las de tecnología que ya existía; vacunas que salieron de varios países y distribución equitativa. Hay que entender que lo que pasa en la India o en la Argentina es relevante para todo el mundo porque estamos interconectados, todo el mundo pasó por esta pandemia. Nosotros (los CDC) como organismo federal de salud pública y conectado con el mundo tenemos que traer la ciencia, la información e interpretarla para que las personas puedan confiar en esa información.
La oficina del CDC en Brasilia abrió en 2021 para poder aportar en ese sentido. Nuestra visión es justamente eso: establecer estas relaciones para que juntos podamos aprender unos de otros. Y que a través de relaciones basadas en la confianza, en la transparencia, en el intercambio de la ciencia, podamos definir cuáles son las mejores medidas para lo que venga.
Cifras, vacunación heteróloga y secuelas
La pandemia provocada por el virus SARS-COV- 2 no dejó números fáciles de digerir alrededor del globo: el COVID-19 se cobró más de 450 millones de contagios y más 6 millones de muertes.
Por su parte, América del Sur enfrenta amenazas propias para la salud pública derivadas de enfermedades emergentes, crisis humanitarias, ecosistemas cambiantes, urbanización y los problemas resultantes de pérdida de hábitat, viajes y migración.
Los CDC miran con atención la investigación científica y la exitosa evidencia obtenida en el país a través de diversos grupos transdisciplinares – Conicet y otros- sobre la estrategia de la vacunación heteróloga contra COVID-19. De este y otros temas conversó el jueves Juliette Morgan, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y el embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley.
La directora regional de los CDC destacó la reciente publicación en la revista The Lancet sobre el estudio realizado por el Ministerio de Salud y un puñado de científicos locales transdisciplinares- liderados por Andrea Gamarnik– sobre la efectividad de las vacunas Sputnik V, AstraZeneca y Sinopharm para prevenir las infecciones y la muerte por coronavirus en mayores de 60 años. La vacunación combinada entre dosis de distintas plataformas, también llamada vacunación heteróloga, en el caso argentino primero fue un recurso ante la escasez de vacunas contra el COVID-19 en todo el país; y luego resultó una estrategia eficiente para aplicar los booster o refuerzos, demostrando que se prolonga el lapso de inmunidad para las personas.
-Frente a las vacunas contra el COVID-19 le pido un análisis sobre un escenario paradojal: tanto Estados Unidos como Alemania son países que tuvieron abundancia de vacunas, pero una tasa de vacunación baja. En Argentina pasamos por la escasez, sin embargo, tuvimos una tasa alta de vacunados. ¿Cómo lo analiza?
Morgan: En general, los programas de inmunización en Sudamérica siempre fueron muy fuertes. O sea, en Argentina, Brasil, Chile, en todos los países en Sudamérica hay una aceptación y una incorporación del valor que representan estas intervenciones, estas vacunas, que ha hecho mejor la vida de la gente.
Cuando uno ve la cobertura de la vacunación en Chile o en Argentina son las más altas del mundo. Justamente ahí nosotros también podemos aprender cuáles fueron los mensajes, cuáles fueron las intervenciones que funcionaron. O cuáles son las razones de la aceptación de toda una población que nunca dudó de que tenía que vacunarse, en comparación con lo que ocurrió en Estados Unidos u otros países en Europa…que fue muy difícil. Pienso también que como sus sistemas de salud funcionan lo suficientemente bien -En Europa o EEUU-, no ven a las vacunas como algo muy necesario.
-Ya citamos el trabajo mancomunado que para derrotar a la pandemia ocurrió entre los científicos del mundo: se abrió la información para que esté disponible para todos y eso definitivamente impulsó, por ejemplo, obtener vacunas en poco tiempo: algo que hubiera necesitado diez años, terminó ocurriendo en uno… ¿Cree que ese sistema de transparencia frente a la información se va a conservar?
– El trabajo colaborativo de la ciencia fue una de las mejores cosas que han ocurrido durante la pandemia. Otra cosa buena ha sido la flexibilización de las regulaciones sanitarias internacionales. Después de nuestra experiencia con SARS -en 2003- hubo una reforma de las regulaciones sanitarias internacionales que arrojó transparencia en la información. Por ejemplo, China publicó en la web y al alcance de todos la secuenciación genómica del virus SAR-COV-2; y sin duda esto permitió acelerar la producción de vacunas contra el COVID, especialmente las innovadoras vacunas de origen genómico, las de ARNmensajero. Pero todavía hace falta mucho más …
-Si nos pudiéramos correr un momento de la pandemia, ¿Qué problemas están mirando ahora los CDC en la región y el mundo en general?
-La inequidad es uno de los principales problemas de salud pública de la región. Cuando tenemos una pandemia o una amenaza sanitaria global, no se soluciona con la mitad del mundo vacunado, y la otra mitad sin vacunas; y esto cuesta mucho entenderlo todavía. Entre los grandes desafíos a nivel global, la inequidad es uno de los problemas más grandes, y será cada vez peor por los cambios climáticos. Porque ese problema va a afectar más a los que ya están en situaciones vulnerables, de pobreza, y esa inequidad se va a agravar. Y el acceso a un sistema de salud que sirva también se va a agravar.
Para Sudamérica es importante apostar a sistemas informáticos de salud -la habilidad de juntar información en todos los estamentos: nivel local, municipal, provincial, regional y nacional- para poder construir información epidemiológica. Y que sirva para tomar decisiones para el conjunto.
Y también hay que señalar que la salud pública no comprende solo infecciones, sino las otras enfermedades crónicas, como obesidad, hipertensión, cardiovasculares, diabetes, entre las de mayor prevalencia. Estas serán cada vez más un peso pesado sobre los sistema de salud, pero como son más lentas, nos dan un poco más de tiempo para poder abordarlas. Pero hay que saber que también son pandemias.
Fotos: Gustavo Gavotti
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