Manuela López Arancibia
Laboratorio Eco Climático CIEP
Para tratar este tema es inevitable ponernos en contexto, presentar algunos datos que nos permitan comprender sus dimensiones y el cómo, también en las ciencias y en su desarrollo, la presencia de la mujer se ve disminuida y menospreciada, como en tantos otros, a pesar que concretamente en Chile somos más, y en el mundo hay casi la misma cantidad, de hombres y mujeres.
Un dato impactante y que más de alguna vez quizás has leído es que “tomará 100 años cerrar la brecha de género en el mundo, si seguimos al ritmo actual”. Pero, ¿qué es la brecha de género? De manera sencilla se puede presentar como que normalmente se establecen las condiciones para que tan sólo la mitad de la población, los hombres, se desarrollen de manera integral. Esa brecha es la proyección de una desigualdad aberrante que puede ser representada con datos como que dos tercios de la población analfabeta en el mundo, son mujeres; más de 150 países a nivel mundial discriminan económicamente a las mujeres llegando a casos extremos, donde los maridos pueden impedir legalmente a sus esposas trabajar; hasta la violencia de género, donde una de cada tres mujeres sufre o sufrirá violencia machista en algún momento de su vida.
Probablemente si eres mujer al leer esto, rápida y lamentablemente podrás pensar en un caso de violencia en tu vida o en la de alguna compañera o conocida y si eres hombre, y no te lo puedes imaginar, te invito a preguntarle a cualquier mujer que cuente con tu confianza. Todas tenemos una historia.
El contexto mencionado, desde un comienzo, nos pone en desventaja como género y desde allí se evidencian muestras de ello, como que la participación laboral en Chile, presenta que un 51% de mujeres mayores de 15 años trabajan versus un 74% de los hombres; en la formación se reconoce como aunque a nivel de pregrado en general el terreno sea más o menos parejo (55% participación mujeres) no existe esa equidad en todas las áreas mostrando un importante sesgo en tecnología, y a medida que se avanza en la trayectoria formativa, esa brecha se va incrementando de manera transversal en casi todas las áreas. Si se revisa la presencia de mujeres en la academia el panorama sigue siendo desigual.
A nivel de personal académico en general sólo un 38% corresponde a mujeres, y si se observa considerando la jerarquía académica es aún más evidente, pasando de un 44% de participación de mujeres como ayudantes hasta sólo un 22% a nivel de titular, todo esto en el CRUCH. Lo que se proyecta a los cargos de liderazgo de manera clara, donde sólo un 8% corresponde a mujeres en el cargo de rectoría.
Es fundamental la visibilización de las mujeres, sus capacidades y roles en todas las áreas, no sólo en las tareas que se nos han conferido de manera ancestral y a las cuales respondemos a diario sin mayor cuestionamiento (ni repartición justa), como dueñas de casa, madres y cuidadoras, sino por sobre todo de aquellas que muestran las grandes responsabilidades y habilidades en diversas áreas que podemos ejercer. Altos cargos de poder, de representación a nivel público y privado, participación en todas las áreas del saber y del desarrollo humano, innovación en la ciencia, tecnología, artes y cultura, entre tantos otros. Ser capaces de dar y proteger estos espacios equitativos de participación, es necesario para que las que vienen después de nosotras, sepan que es posible, que las mujeres podemos desarrollarnos en cualquier área que nuestra curiosidad, anhelos e intereses nos guíen.
Laboratorio Eco Climático CIEP
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