La reestructura de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) no debería ser el último cambio en el sector fintech.
A través de una publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el organismo oficializó un reordenamiento en su estructura, plasmándola en su reglamento interno. El objetivo de esta evolución en la CNBV es avanzar hacia una integración plena, documentada de las compañías de tecnología financiera a sus tareas de supervisión y vigilancia.
Sin embargo, sería un error pensar que la reestructura de la Comisión es el último paso para la implementación plena de la Ley Fintech. “Hay una agenda normativa que aún está pendiente de desarrollar y ejecutar. Temas como el licenciamiento fintech, […] aún estamos muy lejos de todas las disposiciones de open finance que se habían establecido […], falta hablar de los modelos de negocio en el sandbox regulatorio […], promover la internacionalización […] y tener un rol más activo en los modelos de negocio crypto”, asegura Edwin Zácipa, fundador de la plataforma de networking para startups de tecnología financiera Latam Fintech Hub.
Que persistan estos desafíos no significa que la reestructura de la CNBV no sea crucial para el ecosistema. Las empresas y agentes de la industria creen que “es un gran logro […]. El reglamento interno se venía tratando de publicar desde que se creó la Ley Fintech, en marzo de 2018. Por distintas razones, no se había podido formalizar esta estructura […]. Con este reglamento, esperamos que caminen más ágilmente” los procesos internos de la Comisión ligados a tecnología financiera, señala Ernesto Calero, director general de la asociación empresarial Fintech México.
En la práctica la reestructura es poco más que una transformación simbólica, porque las tareas que formalmente se asignaron a departamentos dentro de la CNBV ya estaban siendo realizadas. “Cuando surge la Ley Fintech, no se hizo una reforma inmediata al reglamento interno de la CNBV. Todas las nuevas tareas se asignaron de manera fáctica a la Dirección General de Autorizaciones Especializadas. Lo que sucede hoy es que, en lugar de crear una dirección específica para fintech, se confirman estas funciones que de facto ya hacía la Dirección de Autorizaciones Especializadas”, dice Carlos Valderrama, socio administrador de la firma de abogados para fintech Legal Paradox.
Precisamente porque la publicación del nuevo reglamento solamente oficializa una reestructura que técnicamente ya estaba presente, los especialistas advierten que se mantienen importantes agujeros que rellenar. Ernesto Calero compara la existencia de la Ley Fintech y el cambio en la estructura interna de la CNBV al andamiaje legal básico sobre el que el sector puede sostenerse.
Sin embargo, advierte el directivo, faltan por “publicar disposiciones secundarias […]. Hay aspectos, criterios pendientes que es importante que las autoridades definan, y que así no quede en el criterio de las autoridades que están supervisando a la industria […]. Hay que ir de la mano con las autoridades para tenerlas lo antes y lo mejor posible”.
Asimismo, hay una preocupación que la oficialización de la reestructura de la CNBV signifique una oportunidad perdida para desarrollar equipos especializados dentro de la misma institución. De acuerdo con Carlos Valderrama, que la vigilancia a las fintech permanezca dentro de la Dirección General de Autorizaciones Especializadas significa que los oficiales dentro de esta unidad no se encargarán solo de tecnologías financieras, sino de tareas y segmentos que ya tenían asignados.
“Pudiera ser que, de tantas cosas que tienen que atender, el tema de fintech sea solo una más […]. Esperamos que al menos ahora se contrate más personal, para que dentro de la Dirección tengan las manos suficientes y el personal capacitado para dar solución pronta y expedita a los procesos que están siendo solicitados […]. Ahora es cuestión de tener una política pública que le dé la suficiente importancia a las fintech”, agrega el abogado.
Por su lado, Edwin Zácipa asegura que es importante atender temas concretos que aún no logran consolidarse tal y como se imaginó al concebir la Ley Fintech, incluida la regulación sobre licencias para fintech, el marco regulatorio para compartir información financiera, las disposiciones para modelos de negocio innovadores, el crecimiento de las empresas fuera de México y las reglas para el correcto uso de las divisas digitales.
No atender estos problemas, señala el experto, podría limitar la innovación en el sector. Si la reestructura interna de la CNBV se toma como un paso necesario más en la consolidación de las fintech en México y se sigue trabajando en un ecosistema acogedor a estas empresas, se debería “empezar a sentir una verdadera apertura del mercado financiero, donde entren entidades de base tecnológica […] y que generen dinamismo y competencia en el sector […].Este ejercicio tiene que contribuir a que entren más jugadores y se beneficie al consumidor con la mayor oferta”.