La violencia estalló hace una semana en el estadio La Corregidora de Querétaro y puso a trabajar a todo el futbol mexicano. Gabriel Flores, especialista en seguridad deportiva e investigador de la Universidad de Guadalajara afirma que estos episodios no acabarán con una pancarta, un slogan o quitando la barra, sino que va más allá de las sanciones: se necesita identificar a la gente, formar, capacitar y certificar a personal en seguridad y ejercer sanciones ejemplares.
¿Qué detonó que la violencia sea más extrema?
Es resultado de lo que ha se ha dejado de hacer, hechos similares al pasado sábado han ocurrido en otros recintos donde juega fútbol profesional sin trascendentales avances. Los antecedentes son alarmas que indican que algo no es correcto, pareciera ser algo ordinario, donde un grupo de porristas se han convertido, por imitación de otros países, en las famosas barras. En algunos casos integradas por personas cuyo propósito es desahogarse, mostrar odio y repudio hacia temas sociales, incluso hacia el propio deporte, donde los responsables del espectáculo lo han permitido.
¿Qué provoca que una persona sea violenta?
“En cualquier sociedad puede haber personas con disfunción cerebral o conflicto social que, al coincidir con otros sujetos con ideas radicales, explota. Lo que muchos cuestionan es como, a través del tiempo, se ha permitido que continúen las barras y, aún más, el crecimiento. Resulta comprensible cuando el club lo permite mediante la entrega de boletos, incentivos, así como viajar a otras ciudades y destinar zonas exclusivas.
Lo hemos visto en otros escenarios, como en Torreón cuando un aficionado ingresa con pistola; en el Estadio Alfonso Lastras en San Luis se suscitó un conflicto en el Apertura 2019, sin olvidar en el Estadio Jalisco y en el Akron. Son diferentes los escenarios que exhiben el fallido sistema y protocolo de seguridad para el ingreso, permanencia y abandono de las barras, incluso otros aficionados; la falta de coordinación; así mismo en la percepción de seguridad en el ámbito deportivo para el deporte federado, el gobierno municipal y el organizador del evento. Estas conductas nocivas ocurren porque alguien lo permite, si estas personas supieran que hay consecuencias se la pensarían no sólo de actuar, sino en asistir a los estadios”.
“El problema se agudiza más porque la normativa en materia de seguridad para el deporte en México es desde la perspectiva de ley para espectáculos que emana de los municipios, no a partir de una Política Pública nacional. Por ejemplo, España cuenta con el Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, con aplicación para todo el país, contrario a nuestro país donde no existe. En México el artículo 115 constitucional confiere más atribuciones a los municipios, supone que tendría que haber un reglamento similar al de España en los 2 mil 471 municipios del país. Creo que es mejor uno general para aplicar en las 32 entidades federativas y los municipios.
¿Cómo acabar con la violencia en los estadios?
El ya no permitir a las barras no es la única solución. Tampoco mediante slogan o hashtag como “no a la violencia” ‘Grita por la paz’, ‘Juega limpio, siente tu Liga’ cuando son ambiguos, sin reales acciones o programas detrás de cada uno, con impacto y transformación social. Equívoco es suponer que mediante estos terminará la violencia.
Es importante llevar este tema a la agenda pública, al debate entre diversos sectores desde el Presidente, los diputados, magistrados, jueces, entidades del deporte, protección civil y bomberos, universidades y especialistas a través de mesas de diálogo revisando el tema desde la perspectiva educativa, social, cultural, incluso política y económica. También incluir a los aficionados, como ocurre en Europa con la UEFA donde son tomados en cuenta y escuchados para proponer nuevas y mejores soluciones para evitar acciones de violencia; así mismo a quienes han sido afectados en hechos como en Querétaro y otras ciudades y, desde luego, la sociedad civil. El contar con todas y todos los actores que tienen relación con este problema, el cual no puede ser considerado privado, al ser problema público, dará como resultado el diseño de la Política Pública en materia de seguridad en el ámbito deportivo con respectiva de inclusión y participación. Así todos y todas son importantes para combatir y eliminar la violencia, a la cual tienen que sumar los medios de comunicación, la industria del deporte y más.
Actualmente, en México no cuenta con una entidad sobre formación, capacitación, evaluación, acreditación y certificación de recursos humanos especializados en Seguridad en el ámbito deportivo.
SRN