El historiador Luis González y González (San José de Gracia, Michoacán, 11 de octubre de 1925-13 de diciembre de 2003) se empeñó en situar en el mapa mundial a su pueblo natal, con una historia minuciosa que tituló Pueblo en vilo, editada por El Colegio de México en 1968, actualizada y reeditada varias veces y que ahora se encuentra en libre acceso en la Biblioteca Virtual Cervantes. Esa comunidad fue testigo de uno de los actos más violentos del México actual. Transcribo las primeras líneas de la edición original.
“La parroquia o municipio de San José de Gracia, tema de estos apuntes, no aparece citada en ningún libro de historia de México, ni se menciona siquiera en alguna historia de Michoacán. Figura en muy pocos mapas, y en poquísimos se ubica bien, en el cruce del paralelo 20 y del meridiano 103. Es un punto ignorado del espacio, el tiempo y la población de la República mexicana.
”El objeto de esta historia se desenvuelve en un ámbito estrechísimo, en una superficie de 231 kilómetros cuadrados, apenas mayor que la de dos principados (Licchtenstein y Mónaco), dos repúblicas (Naurú y San Marino) y el Stato della Cittá del Vaticano. La elección de un contorno tan reducido parece arbitrara a primera vista. Desde el punto de vista geográfico es injustificable. El fragmento escogido es sólo la cuarta o quinta parte de una meseta a 2 000 metros de altura sobre el nivel del mar. Desde el punto de vista histórico sí es defendible como unidad. En el espacio de la meseta hay otras cinco comunidades parecidas a la de San José, pero al fin y al cabo distinguibles entre sí: entre todas forman la porción alta de una región, aunque no aparezca como tal en ninguno de los intentos de regionalización de la República hechos hasta ahora.
”La estrechez geográfica del tema contrasta aparentemente con la amplitud cronológica. Es una historia que recorre cuatro siglos, del XVI al actual. Ignora la vida prehispánica por ajena y casi nula. Se ocupa poco de las tres centurias coloniales. A la poca vida anterior a 1810 se la ve como mero antecedente. La comunidad estudiada, el asunto del trabajo, se formó en vísperas y durante la guerra de Independencia. En resumidas cuentas, el tiempo verdaderamente recorrido aquí mide algo más de un siglo.
”La gente es también escasa. Antes de la Revolución no llegó a sobrepasar la cifra de cuatro mil habitantes. Durante la Revolución sufrió mermas considerables. Después, la mata ha crecido alocadamente y ahora suma 0cho mil individuos, sin contar los emigrados. En fin, poca humanidad en poco espacio y tiempo corto.
”Todavía más: en el escenario josefino nunca ha tenido lugar ningún hecho de los que levantan polvareda más allá del contorno de la comarca. No se ha dado allí ninguna batalla de nota, ningún “tratado” entre beligerantes, ningún “plan revolucionario”.
La comunidad Josefina no ha producido personalidad de estatura nacional o estatal; nada de figuras sobresalientes en las armas, la política o las letras. No ha dado ningún fruto llamativo ni ha sido sede de ningún hecho importante. Parece ser la insignificancia histórica en toda su pureza, lo absolutamente indigno de atención, la nulidad inmaculada: tierras flacas, vida lenta y población sin brillo. La pequenez, pero la pequeñez típica.
Novedades en la mesa
Hisabel Allende repasa la historia del siglo XX a través de la mirada de una mujer en su novela más reciente, Violeta (Plaza y Janés, 2022).