Hasta hace apenas un par de años parecía improbable asistir a una cita médica virtual. Sin embargo, la pandemia revaluó esta creencia y cambió para siempre el modelo de atención de pacientes, en el cual es fundamental la innovación.
Bajo este propósito y el de ofrecer una atención médica “con precios asequibles que los pacientes puedan pagar”, funciona la startup Saana.
En entrevista con Portafolio, Leonardo Villamizar el CEO de Saana, dijo que esta herramienta tecnológica buscan agilizar la prestación de servicios médicos en el país. Desde su creación, la startup ha atendido a más de 65 mil pacientes. Esta es su historia.
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¿Cuáles han sido los aportes del emprendimiento a nivel social y económico para el país?
Ofrecemos consultas desde $20.000 a $40.000 para personas que no tienen la opción de acceder de manera rápida a algún tipo de apoyo por algunas patologías que en el sistema de salud no pueden ser tratadas.
Por ejemplo, el caso del acné. Aunque una persona quiera tratarlo a través de la EPS, a veces resulta muy complicado, y en algunos casos el paciente necesita un acompañamiento más personalizado. Eso lo pueden obtener en Saana.
Además, la persona tiene de forma muy rápida una consulta, le dan un diagnóstico de qué es lo que le está pasando y un tratamiento. Esto hace que la persona comience a sentirse mejor en menor plazo. Al tener precios económicos y con la mayor calidad, permite que las personas puedan acceder a cosas que en otros sistemas de salud particular sería muy complicado.
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Yo tengo 20 años de experiencia tanto en el sector de asegurabilidad, como en el de salud. Básicamente venía viendo una necesidad de atención en lo que era urgencia, con un proceso y desde ahí surgió el proyecto. Hay otros países donde está avanzado el tema de las clínicas de paso, como en Estados Unidos. Por ejemplo, en Brasil tienen emprendimientos que han impactado muy bien en el sistema.
Entonces lo que hicimos fue consolidar tres ramas del negocio: el laboratorio clínico, farmacia y la atención en la consulta en un solo esquema respaldado por tecnología. Para que esto pueda funcionar utilizamos tecnología de altos niveles.
¿Cuáles son los retos de emprender en Colombia?
En cuanto al proceso de mercado, la creación de una marca y de un concepto en el país es algo complicado. Es difícil que las personas comiencen a tener confianza en una marca nueva y es un proceso lento. No creo que esto sea solo de Colombia, pasa a nivel generalizado.
El segundo reto más importante es el reto económico. Este es un país que tiene unos temas impositivos bastante altos, una poca conciencia de inversión a riesgo a largo plazo. Por lo general se invierte a corto plazo, en inmuebles y así; pero no hay una cultura de inversión a largo plazo. Eso hace que invertir en Colombia sea mucho más complicado que en otros países.
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¿Cómo han logrado sobreponerse a estos obstáculos?
El tiempo para la creación de marca ha sido muy importante. Comenzamos con un solo concepto, una marca potente que adquirimos, compramos, tuvimos y estamos desarrollando día a día sin parar el proceso para que la gente empiece a tener la confianza. Claramente el resultado y el servicio es lo que terminan teniendo los pacientes. De eso compensamos los dos lados: la confianza que genera la marca y la confianza que genera el resultado de los servicios que prestamos.
Con respecto a la inversión, hemos estado buscando tanto nacional como internacional. Comenzamos con inversión mezclada desde el exterior hacia Colombia para poder generar esta primera base y esquema de soporte económico de la sociedad. Y desde ahí empezar a encontrar apoyos tanto en Colombia como en otros países. La banca en estos países no te presta dinero hasta que llegas al tercer o cuarto año.
¿Qué buscan en sus empleados?
Somos 239 empleados directos y alrededor de 30 o 40 personas contratadas de forma indirecta. Nosotros tenemos un valor de recurso humano que se llama ‘compasión laica’.
Esa es una base fundamental de las personas que trabajan en Saana y es un valor porque es propio de nosotros. La compasión siempre ha estado atado a temas religiosos, es tener ese sentir de que la otra persona tiene una dolencia y que es un sufrimiento así sea pequeño. Entonces basamos nuestro proceso de selección en la compasión laica, que las personas que trabajen con nosotros entiendan eso.
¿Un consejo para emprender en Colombia?
Para iniciar hay que tener una buena idea y que esta tenga suficiente escalabilidad para que sea creíble y conseguir inversión. La inversión es muy importante porque si empiezan con poco capital van a terminar subsistiendo y con problemas económicos. Ningún proyecto, en Colombia o en cualquier país, no funciona si no se crea una buena base de inversión sólida en una idea sostenible a largo tiempo.
Otro punto relevante es que hay que arrancar a crear y construir. No lo sabemos todo cuando empezamos pero en el camino vamos aprendiendo a sobrepasar los obstáculos que se presenten, pero si no arrancamos no va a pasar nada.
¿Qué historia hay detrás de este proyecto?
Yo trabajé en una multinacional de seguros durante 14 años, ahí conocí muy bien el tema de riesgos y de seguros y cuestionabamos mucho a las compañías del sector de salud. Al final me acerqué mucho más a los prestadores de servicios de salud por un mal diagnóstico que le hicieron a mi papá.
Hace siete años aproximadamente, con base sólo en una ecografía de sus riñones, nos dijeron que mi papá tenía cáncer. Con el paso del tiempo pedimos que le realizaran una biopsia y no fue posible, incluso estando dispuestos a pagar por nuestra cuenta. Este proceso duró casi ocho meses y ahí empecé a preguntarme no solo sobre el costo de este tipo de exámenes, sino también el acceso que las personas tienen a estos, pues pueden durar noches y noches sin saber cual es el verdadero diagnóstico médico.
Entonces, me dí cuenta que si existe la prestación de servicios de salud a bajo costo, más personas podrán acceder a estos, y esto fue lo que terminó de impulsarme para lanzarme con este proyecto.
¿Qué se viene para Saana?
Nosotros estamos continuando nuestro plan de expansión, esperamos abrir más clínicas y llegar a más ciudades en el país. También, en cada una de las clínicas continuar creciendo en cada una de proyectos que tenemos para ir mejorando la mayor cantidad de servicios posibles para que las personas accedan.
Lo que antes era muy costoso, que empiece a ser de menor precio. Ir incrementando tanto la presencialidad como las especialidades son los retos que tenemos en este proyecto.
¿Si no fuera emprendedor qué sería?
La verdad no sé, soy muy feliz haciendo esto. Creo que si me saliera del equipo de Saana, volvería a construir otro emprendimiento.
¿Cómo ve el futuro de los emprendedores en Colombia?
No hay madera como la de acá, es decir, los colombianos luchamos día a día en un país con muchas dificultades y aprovechamos las oportunidades que se nos presentan. El emprendedor aquí no se deja vencer, de hecho ya hay muchos unicornios en el camino y tengo la certeza de que saldrán muchos más, para ello también debemos apoyarnos entre nosotros, consumir los productos y servicios y seguir construyendo país de esa manera.
Yo creo que los emprendedores al final del día somos lo que podemos cambiar el mundo. Por ejemplo, nosotros con un Power Point, hace dos años, le dabamos empleo a más de 200 personas y eso es realmente lo que más impacta positivamente a un país.
SILVIA GÓMEZ / MARIANA GUERRERO
PORTAFOLIO