El ingreso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la apertura de sesiones ordinarias de este martes encontrarán a una oposición enfocada en hablarle a su público para reafirmar el pacto electoral. Sin un horizonte claro de toma y daca, Juntos por el Cambio hará lo posible para instalar un juego de pinzas basado en el impulso de proyectos en stand by y el presunto pago de un costo político por parte del Gobierno por, dentro de su cosmovisión, no acompañar temas urgentes.
Todavía los interbloques de Juntos por el Cambio, tanto en el Senado como en Diputados, no lograron adoptar una postura clara respecto al pacto con el Fondo. El debate será transversal, con votos diferentes dentro de los dos grandes armados políticos en el Congreso, y el poroteo será la norma. Minuto a minuto, hasta el final, similar a lo que fue el debate de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Con esa indefinición como telón de fondo, extensiva también al Frente de Todos, la oposición buscará imponer su propia agenda. Dentro de su estrategia está pensado el pedido de una sesión especial para tratar dos temas que consideran urgentes. Por un lado, un alivio fiscal para Misiones y Corrientes, provincias afectadas por los incendios y, por otro, la derogación de la ley de alquileres. El tema de la vivienda no logró un acuerdo unánime dentro de la alianza y no habrá posturas, entonces, intermedias sino extremas.
De avanzar con su sanción, se volverá a la legislación vieja de contratos por dos años y aumentos semestrales. El oficialismo, en tanto, ya avanzó con una mesa de diálogo entre el Estado, los inquilinos y los propietarios para poder avanzar en lo que se calificó como una posible mejora de la normativa aprobada en el Congreso hace un año y medio con apoyo de todos los espacios políticos.
Esos dos ejes fueron calificados como “urgentes” desde el interbloque opositor y llegarían al recinto con un pedido de sesión por fuera de la reservada al debate por el FMI que, se entendió, no puede mezclarse con otros temas y merecerá un tratamiento único, sin distracciones. O sea, el impulso de estas iniciativas no estará ligado a una negociación para facilitar el quórum que, de por sí, ya se dio por garantizado.
La gran incógnita será la negociación de votos. Después de la interna desatada por un proyecto de la Coalición Cívica para permitir el acuerdo sin el visto bueno del Congreso, desde el PRO se analizó una suerte de pérdida del espacio para el toma y daca, para el famoso “yo acompaño pero vos me tenés que acompañar con esto otro”. Posibilidad que se barajó en algún momento. Hoy por hoy, Cambiemos no ve la posibilidad de un espacio de ese estilo pero por una razón diferente. Las diferencias en el oficialismo en torno al acuerdo generaron varias figuras de referencia, cada una con sus propios intereses, y por ende varias figuras con las cuales poder dialogar.
Por eso, de momento se descartó ese “dame y te doy” y se optó por instalar una agenda propia en una sesión aparte. Dentro de los proyectos que podrían llegar a tratarse, además de alquileres y alivio fiscal para provincias encendidas, están la emergencia educativa, ficha limpia para evitar que personas condenadas en casos de corrupción puedan presentarse a cargos públicos, y la famosa boleta única. Por ahora, estos temas quedarán relegados para abril para no mezclarlos con “lo urgente” y poder garantizar el quórum.
Así, alquileres y alivio fiscal llegarían a la sesión sin tratamiento de comisión por lo que serán necesarios los dos tercios de los votos para habilitar su debate. En ese punto, si el Gobierno no llegara a acompañar, la intención será buscar hacerle pagar el costo político al oficialismo, sobre todo con la iniciativa orientada a Corrientes y Misiones.
FMI
La oposición no logró unificar una postura, así como tampoco consiguió designar una figura que oficie de jefe del interbloque y se avanzó, al menos en la práctica, con una conducción tripartita bajo los nombres de Mario Negri por la UCR oficial, Juan Manuel López por la Coalición Cívica, y Cristian Ritondo por el PRO. Las diferencias entre los espacios aparecieron desde el día uno, cuando Alberto Fernández anunció el principio de acuerdo con el Fondo Monetario. El macrismo mostró los dientes, mientras que el radicalismo y el espacio de Elisa Carrió prefirieron bregar por la responsabilidad.
Las posturas fueron cambiando y lavándose un poco, sobre todo en el PRO que pasó de una actitud obstaculizadora a firmar un comunicado para tratar el pacto en el Congreso y no opinar hasta conocer la letra chica. Dentro de ese espacio, las visiones tampoco se plantearon unánimes, están los más duros y los más dialoguistas con un límite marcado, el rechazo a la suba de impuestos. Un concepto tan amplio como complejo. Los moderados, en tanto, observaron que un acuerdo será mucho mejor que la caída en default, por lo que no se descartaron ciertas “facilidades” que podrían ir desde el voto positivo a la abstención y la posibilidad de negociar en caso de arrinconar al Gobierno en un pedido de ayuda.
En ese marco, la Coalición Cívica presentó su proyecto para que el pacto pueda cerrarse sin pasar por el Congreso, algo que generó mucha molestia en un macrismo que comenzó a contabilizar los votos de los lilitos como votos positivos. Sin embargo, una salvedad: no es lo mismo votar a favor que no tener que votar. Hacerlo afirmativamente implicará una responsabilidad política y una postura explícita de apoyo, dejar que el Ejecutivo lo resuelva por su cuenta es una lavada de manos.
Con una Coalición Cívica proclive a acompañar o facilitar el entendimiento, un radicalismo en la misma dirección – al menos con el sentido de la responsabilidad y la necesidad de dar quórum -, la gran incógnita es el PRO. El macrismo aún no definió su postura por cuestiones internas pero sin el peso de ser Gobierno, lo que le reduce la carga simbólica y, posiblemente, las consecuencias.
Algunas cosas, sin embargo, quedaron en claro. En primer lugar, las posturas anticipadas no son las recomendadas. En segundo lugar, el acuerdo se debatirá en el ámbito del Congreso, como se acordó, y no por fuera. Finalmente, el debate en torno al FMI no será liviano. Un diputado opositor le dijo a este medio que su tratamiento merece una sesión exclusiva y desde el Senado se aclaró que “no hay moneda de cambio, no es cualquier proyecto el del Fondo”. La importancia indiscutida.