La evolución del fútbol y su creciente acercamiento al negocio ha provocado que se aumente considerablemente el número de partidos que se juegan durante una temporada. LaLiga, Copa del Rey, Champions, Europa League, la Conference League, compromisos internacionales y nuevos torneos de selecciones como la Liga de las Naciones… las citas aumentan entre las quejas de algunos futbolistas que ven posibles riesgos de lesiones ante la acumulación de envites.
Uno de los clubes que más lo está sufriendo este año es el Betis de Manuel Pellegrini, cuyo equipo sigue vivo en todas las categorías y el que más partidos lleva competidos de las grandes ligas (39) tan solo superado por el Liverpool (40) desde que comenzó el curso el 18 de agosto. Los andaluces están en octavos de Europa League, peleando por los puestos Champions en Liga y soñando con la final de Copa haciendo equilibrismos con una plantilla que no goza del capital de otras más fuertes en Europa. “Es un exceso jugar sábado, martes y viernes. No sé por qué nos toca cada tres días”, se lamentó recientemente el chileno. Ancelotti, Simeone, Xavi, Klopp, Guardiola, Mourinho… la lista de técnicos que han emitido quejas similares en los últimos tiempos es amplia.
Pep alzó la voz
Pep Guardiola lleva meses mostrando su descontento. “En diez días nos jugamos un título y únicamente tengo tres jugadores”, apuntó el pasado mes de julio el entrenador del Manchester City antes de disputar la final de la Community Shield ante el Leicester. Sus futbolistas andaban de vacaciones después de haber competido en la Eurocopa o en la Copa América… y todo ello en plenos Juegos de Tokio. Acabaría perdiendo ese título tras caer por la mínima ante el Leicester con gol de Iheanacho.
Sus proclamas contra la exigencia del calendario se repetirían meses después. Es un tema recurrente para el ex del Barça: “Este calendario es demasiado, hay un límite para los seres humanos. No podéis imaginaros lo difícil que es para los jugadores jugar cada tres días. Es extenuante. Está bien para competir en una o dos torneos, eso no es problema y podemos sobrevivir, pero jugar cada tres días… Antes jugaban dos partidos, ahora juegan tres. Viajan mucho y después vuelven para jugar en Liga, Champions League, Premier, Carabao Cup y todo lo demás. No tuvimos la suficiente preparación en nuestras piernas en toda la plantilla para hacerlo”.
Y añadió otro problema, el hecho de que ‘invisibiliza’ a los preparadores: “Los entrenadores ya no existen. No hay tiempo para poder entrenar. Es solo jugar y recuperarse, no queda margen para mejorar al equipo. Se trata de sobrevivir. Nuestro trabajo de entrenador se limita a una oficina, a esperar que los jugadores no se lesionen, y nada más”. Una visión que comparte Víctor Sánchez del Amo.
“Que existan cada vez más partidos obedece a que lo que prima en el negocio es la competición. Esto tiene una contrapartida porque hay menos tiempo para la preparación de los partidos. Los que sufren las consecuencias son los entrenadores, que trabajan con graves consecuencias: menor capacidad competitiva, más sobrecarga de cansancio en los jugadores (sobre todo en los equipos con muchos jugadores internacionales)…”, cuenta a MARCA el madrileño que ve también problemas de reglamento derivados.
Una norma obsoleta y la locura de los mercados
“Me parece absurda la regla de la obligación de tener que jugar con siete del primer equipo y solo cuatro jugadores del filial porque limita la participación de futbolistas con dorsal que no sean del primer equipo. Esta regla debería revisarse para ajustarse a los tiempos porque estás restando el protagonismo de jugadores jóvenes de la cantera que podrían gozar de muchas más oportunidades para liberar de esfuerzos al resto. Limita al fútbol español y a la selección. Todo equipo que quiera tirar de jóvenes ahora mismo no lo puede hacer del todo porque existe un tope. Su cambio beneficiaría a todos. Hay que poner sentido común”, dice antes de recordar que las ventanas del mercado también perjudican el trabajo de los entrenadores.
Me parece absurda la regla de la obligación de tener que jugar con siete del primer equipo y solo cuatro jugadores del filial
Por eso reclama que se escuche más a su gremio: “Me da la sensación de que se tiene poco en cuenta la opinión de los entrenadores a la hora de configurar los calendarios, elaborar los reglamentos o en lo referente al mercado de fichajes a pesar de que son figuras imprescindibles para aportar su visión. Son los verdaderos expertos en la preparación de los jugadores de cara a que den su mejor nivel en los partidos. Esto en definitiva es clave en el espectáculo y por eso se debería contar más con ellos para tomar decisiones que busquen mejores caminos para el desarrollo del fútbol”.
Los poderosos también ‘lloran’
Las quejas también llegan desde actores como Toni Kroos o Jurgen Klopp. “Con la invención de todas estas cosas nuevas, parece que solo somos títeres de la FIFA y la UEFA”, dijo el madridista. “Estas competencias se inventan para succionar todo físicamente de cada jugador y para extraer tanto dinero como sea posible. Si hubiera un gremio de jugadores que decidiera sobre estas cuestiones, no tendríamos ni Liga de las Naciones, ni una Supercopa de España en Arabia Saudita ni un Mundial de Clubes con 20 equipos“, añadió en unas palabras para ‘Einfach mal Luppen’.
El lamento de su compatriota Klopp también tuvo repercusión: “Ningún equipo que juega un miércoles por la noche debería volver a jugar el sábado al mediodía. Es algo que debería cambiar, incluso hablarlo con las empresas que tienen los derechos de televisión”. Igual de crítico se mostró hace unas semanas Carlo Ancelotti: “El calendario es una locura que tienen que solucionar”. Una situación que, según la psicóloga Lorena Cos, afecta al factor mental.
El deportista necesita sus tiempos y rutinas para darle orden a toda la preparación que conlleva el deporte de élite
Cuestión de coco
“El calendario es el que es, algo que no depende del jugador, por lo que hay que aceptarlo como viene y trabajar dentro de las posibilidades. No es el contexto ideal y complica el conseguir estar en las mejores condiciones posibles con tan poco tiempo de recuperación, física y mentalmente hablando. Esto se traduce en una falta de descanso y recuperación, pero también de entrenamientos que no se pueden llevar a cabo por tener que viajar y jugar. El deportista necesita sus tiempos y rutinas para darle orden a toda la preparación que conlleva el deporte de élite y poder optar a dar su mejor rendimiento. Si no puede generarle un estrés dañino para el juego”, dice la especialista catalana acostumbrada a trabajar con equipos y futbolistas de élite.
Algo que confirma el Dr. Vicente de la Varga, traumatólogo Deportivo y director del CAMDE además de miembro de Top Doctors: “El aspecto psicológico se ve también muy afectado por el estrés mantenido de una competición con viajes, hoteles, cambio de horarios de comida, etc. Alteran el ritmo del sueño favoreciendo el insomnio, cuando el sueño es fundamental para la recuperación física del organismo“.
El sueño es fundamental para la recuperación física del organismo y los viajes lo alteran
El valor de las pretemporadas, los suplentes y las recaídas
Existen estudios en ambos sentidos, los que demuestran que un aumento de partidos provoca un mayor índice de lesiones y los que no, pero ganan los primeros. “A día de hoy existe numerosa bibliografía que relaciona los periodos de alta densidad competitiva con el aumento del índice lesional, indicando la necesidad de espaciar los partidos para favorecer la recuperación completa del jugador“, dice Ibai Guridi, preparador físico de futbolistas.
La congestión de partidos impide, o al menos dificulta, programar sesiones de carga para el equipo
“La congestión de partidos impide, o al menos dificulta, programar sesiones de carga para el equipo, el cuál alterna entre los entrenamientos de carácter regenerativo (o compensatorio en el caso de los jugadores de menos minutos) y de activación (sesión previa al partido). Asimismo, estos periodos pueden generar una gran brecha entre los jugadores que más minutos juegan y los que menos, aumentando significativamente la carga de los primeros y reduciéndola en el caso de los segundos, en relación a su normalidad semanal. Este hecho muestra la importancia del trabajo de carácter compensatorio para los jugadores que participan menos, con el objetivo de que estén preparados cuando llegue su oportunidad“, insiste.
A partir de los 2.000 minutos salta la alarma
En la misma línea se muestra su colega el ‘Profe’ San Martín, que trabajó con los ‘Galácticos’ en el Real Madrid: “No se está dando la misma importancia a los jugadores que no juegan. Y otra cosa que influye es que con estos calendarios no se están realizando buenas pretemporadas. Si haces bien ese trabajo en verano luego no hay problema en jugar dos partidos a la semana porque ya tienes la base. Esto impide a veces planificarlo todo bien. Por otro lado es cierto que se ha mejorado muchísimo en temas de preparación, en la parte de recuperación, los test y las analíticas que actualmente se hacen para ver por ejemplo los niveles de testosterona o cortisol, que dan índices de cómo está el jugador realmente y ayudan a evitar disgustos”.
“A partir de los 2.500 o los 3.000 minutos existe entre un 26% o un 30% de riesgo más de caer lesionado
Lo que sí tienen interiorizado los preparadores físicos es que “hay estudios que dicen que a partir de los 2.500 o los 3.000 minutos aproximadamente existe entre un 26% o un 30% de riesgo más de caer lesionado. Aunque siempre hay casos excepcionales como era el caso del Messi del Barça que lo jugaba todo y nunca caída“. El exmadridista recuerda a su vez que “no hay que equivocar que, porque se juegue mucho, hay que entrenar menos. Lo que sí que toca cuidar es el tema de las recaídas, uno de los grandes males actuales. No hay paciencia y se ha visto en casos como los de Dembélé, Ansu Fati, Griezmann o Benzema“.
La fiereza de los extranjeros
Fuera de nuestras fronteras hay más músculo: “El nivel físico de los españoles está un par de peldaños por debajo de los europeos, que también tienen un calendario apretado. Ves al City, al Liverpool, al Chelsea, al Leipzig… y están mucho más fuertes fundamentalmente por el tema de la preparación“. Entre los motivos está precisamente esa preparación que puede ser mejor, pero la naturaleza también influye.
“El trabajo de fuerza es importantísimo. Jugadores como Kanté, Rudiger… tienen un nivel físico espectacular. Son prodigios de la naturaleza. No obstante con el entrenamiento solamente puedes mejorar un 30%, como mucho. Kanté corre dos o tres maratones al año con los kilómetros recorridos en sus partidos. ¡Es increíble! Los jugadores de hoy en día son Ferraris. En mi época tuve algunos como Figo, Beckham o Roberto Carlos”, recuerda.
Eran atletas virtuosos, como muchos de los actuales: “Las cifras actuales marcan que los futbolistas están entre 173 y 175 pulsaciones por minuto es la frecuencia media de un jugador por partido, rozando el umbral anaeróbico. Hoy los jugadores son atletas, han cambiado las zapatillas de clavos por las botas de fútbol. Este es el fútbol de hoy en día y los equipos que no sean capaces de adaptarse a esto, le pasarán mal a pesar de que siempre la calidad técnica puede marcar diferencias. Como suelo decir, una mula no puede jugar al fútbol, pero a un jugador de fútbol hay que ponerle como una mula en el fútbol de hoy en día”.
Las selecciones ‘complican’ todo
En este enrevesado entramado, las selecciones y sus torneos copan cada vez más cuota. “Hay muchos partidos, pero tampoco hay más fechas. Los clubes tienen que racionalizar los esfuerzos de los jugadores. Los futbolistas necesitan vacaciones y los clubes, dinero. Pero es que luego está el tema de las selecciones que creo que se soluciona llegando a un acuerdo entre la federación y los clubes. Haciendo un reparto, aunque según el mismo luego las exigencias serán unas u otras“, advierte Javi Clemente, exseleccionador nacional y actual míster de Libia quien advierte de las necesidades de los combinados nacionales.
Una solución podría ser hacer una Liga con 10 equipos, pero eso sólo lo quieren los grandes
Pero las tensiones llegan cuando aparecen las ventanas de las selecciones que traen lesiones: “Y es verdad que los que pagan son los clubes, pero también lo es que las federaciones asumen ese coste cuando ocurren. Una solución podría ser hacer una Liga con 10 equipos, pero eso sólo lo quieren los grandes porque el resto prefieren que cuantos más clubes mejor. Y la otra pasaría porque fuese a la selección sólo los que quieran, pero para eso habría que preguntar y nos metemos en un lío. Además, si no me equivoco, la ley dice que el futbolista tiene que ir con su selección. Y, egoístamente, ellos saben que su prestigio lo ganan más con la selección en Mundiales o Europeos con todos fijándose que en las competiciones de clubes“.
Sobre esto le cuestionaron al Cholo Simeone durante una de las últimas ventanas de selecciones, cuando LaLiga quedó ‘quebrada’ por la ausencia de varios cracks: “Por más que uno pueda opinar sobre las situaciones que se proponen, la decisión final no corre de parte ni de los entrenadores ni de los jugadores. Me pongo en el lugar del futbolista de selección y yo quería ir siempre a jugar con mi selección. Es muy difícil decirle ‘no’ a tu selección. La vista de los futbolistas en sus mejores versiones va cada vez a peor, pero eso no depende de nosotros”. Y añadió: “Se puede opinar, se puede reclamar, se puede protestar, pero la televisión manda, el dinero manda, las empresas crecen y los clubes y las selecciones necesitan dinero. Y nosotros estamos en el medio, donde puedes reclamar, opinar, protestar, pero al final la vida es la que es para todos”.
Y ahora, ¿un Mundial cada dos años?
Y entre tanta vorágine de torneos y partidos la FIFA, que buscó opiniones de los aficionados para el calendario de partidos internacionales, pretende que su competición estrella, el Mundial, pase a jugarse cada dos años en vez de cuatro. Recientemente, lo argumentó basándose en un informe de la empresa Nielsen. El torneo bienal añadiría aproximadamente 4.400 millones de dólares a los ingresos en un ciclo de cuatro años. Respecto al número de selecciones participantes (pasaría a 48) el aumento de ingresos iría de 7.000 millones de dólares (torneo de 48 equipos) a 11.400 millones de dólares en concepto de ingresos por entradas, derechos televisivos e ingresos por patrocinio.
Otro de los informes al que tuvo acceso MARCA y que justifica este cambio fue el de Open Economics, que dice que estima que produciría un aumento del PIB de más de 180.000 millones de dólares en un ciclo de 16 años y contribuiría a crear casi 2 millones de puestos de trabajo permanentes adicionales. De concretarse, pese a las buenas cifras económicas, no todos los protagonistas directos estarían satisfechos con un calendario cada vez más difícil de ajustar. El ‘nuevo fútbol’ exige ajustes: 365 días dan para lo que dan.
Un Campeonato del Mundo sin consecuencias
Según la comunicación científica ‘Efecto de un calendario sobrecargado de partidos sobre el rendimiento físico en el fútbol de élite’, publicado en ‘Cuadernos de la psicología del deporte’, una alta carga de minutos de competición durante la temporada no afecta negativamente al rendimiento. El estudio se hizo basándose en un análisis tras el Mundial del 2014 y la conclusión es alentadora: “Es posible que los futbolistas de élite puedan soportar periodos prolongados con una sobrecarga importante de partidos sin sufrir una pérdida de rendimiento. Además, los mediocampistas recorren más distancia total y más distancia a alta velocidad que los delanteros. Específicamente, los mediocampistas cubren respectivamente un 27% y un 35% más distancia a alta velocidad (14 km.h-1), y un 11% y 10% más distancia total que los delanteros centro”.
El objetivo de este trabajo era comprobar si, a través de la base de datos de la FIFA y después de una campaña carga de partidos, los jugadores reducían su rendimiento en otro gran torneo como el Mundial. Los números no terminaron por corroborar una hipótesis que, en pleno 2022, sigue abierta.
¿El exceso de medicinas traerá problemas en el futuro?
“Las medicaciones que con más frecuencia toman los deportistas son de dos tipos: los analgésicos y antiinflamatorios que son de uso frecuente en los partidos y en algunos entrenamientos sobre todo en jugadores veteranos con más cicatrices de guerra, que arrastran lesiones previas y operaciones que inevitablemente causarán dolor al jugar al fútbol. El segundo tipo son ayudas ergogénicas y vigorizantes permitidos, como suplementos vitamínicos y proteicos, cafeína, etc. Si se hace bajo la estricta supervisión del cuerpo médico pueden ser beneficiosos, pero si se hace de forma particular guiados por consejos de amigos o compañeros pueden resultar inútiles e incluso contraproducentes”, dice el Dr. Vicente de la Varga.
Según su criterio, la “ley antidopaje el tema de la medicación está muy controlado y nos sirve para controlar una sobrestimulación del deportista como el abuso de sustancias potencialmente tóxicas o creadoras de una dependencia. Las infiltraciones no son medicaciones que puedan acarrear problemas en un futuro, pues en el caso de los analgésicos y calmantes no son de los que causan dependencia, y en los suplementos igual”.
La sombra del dopaje
Ante tanto esfuerzo continuado, en el fútbol o cualquier deporte puede aparecer la tentación del dopaje. “Es necesario insistir en que los peligros del dopaje en la práctica de cualquier tipo deporte y a cualquier nivel, tanto por el uso de sustancias prohibidas como por los medicamentos y complementos alimenticios que siendo legales se utilizan sin control sanitario. Por ello, además de alertar sobre los perjuicios derivados de un mal empleo, hay que recordar que los medicamentos solo se pueden obtener a través de las farmacias y es el prescriptor quién autoriza su utilización cuando precisan de receta. En el caso de medicamentos necesarios para deportistas con algún de patología y diagnóstico, será el médico quien valore cada situación y ofrezca una alternativa que permite competir y continuar con el tratamiento”, dice a este periódico Carmen Mijimolle, vocal nacional de Ortopedia del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.