Y en este lote, a pesar de tener todas las condiciones naturales para no serlo, debemos, lamentablemente, levantar la mano y hacernos cargo. Un problema que como sociedad parece imposible de solucionar.
La alimentación es algo crucial en la vida del deportista en general, en este caso del fútbol. La alimentación es el combustible de la maquinaria y dependiendo de lo que metamos en el cuerpo, funcionaremos.
El inconveniente que se presenta, hasta que el joven llega a las esferas del club como dijimos en el inicio, es que llega mal alimentado y con muchas carencias en este aspecto.
Ya de por sí, en condiciones normales, la dieta mediterránea es mejor que la nuestra para el deporte. Somos de ingerir poco pescado en comparación con estos países. Para nada un dato menor.
Además de las diferencias en las dietas, nosotros también tenemos problemas habitacionales (que conllevan al mal descanso), y económicos que hacen imposible llevar una vida acorde a como lo amerita el profesionalismo.
En estos aspectos, Europa, nos saca una diferencia que como todo está planteado, parece imposible de recortar. Las proyecciones son poco entusiastas a futuro tal como se vienen dando las cosas.
Aunque el tema que queremos plantear para que se entienda cuando uno exige rendimiento físico y el jugador no responde, a pesar de tener sólo 20 años y dedicar su vida exclusivamente a esto, es que cuando el nivel de exigencia se eleva, la base que uno forja durante la niñez para rendir en la alta competencia no es suficiente. No basta.
Está más que claro que los europeos juegan muchos partidos y usted se habrá percatado que no son tantas las bajas por problemas musculares. Es un error cuando se argumenta que los viajes que realizan son más cortos entre las naciones cuando disputan torneos internacionales, comparando con nosotros en ese sentido. No pasa por ahí el tema. Eso es una falacia.
Otro tema es cuando un futbolista queda al margen por motivos articulares u otras cuestiones. Los problemas musculares (contracturas y desgarros) son más recurrentes en los países tercermundistas por los motivos que le estamos compartiendo.
Obviamente que, después, el triángulo virtuoso (alimentación, descanso, entrenamiento) tampoco se cumple a la perfección.
Descanso y entrenamiento van de la mano y es responsabilidad del deportista que a decir verdad, a mejorado muchísimo con el correr de las épocas.
El alto profesionalismo del deporte y la exigencia obligan al futbolista a cuidarse más que antes porque la exposición es inocultable y la exigencia física ha ido creciendo.
El descanso, o entrenamiento invisible, depende de cada jugador y de su responsabilidad por la profesión que desempeña. El club lo puede contener, contemplar y asistir normalmente durante 4 horas diarias (promedio), pero después hay muchas horas en que no puede hacerlo, salvo en los viajes y concentraciones.
En este punto entran en juego la conducta y el compromiso de cada jugador que, como todo, no son iguales en todos los casos.
Sucede que cuando se es joven se pueden solapar desarreglos que se puedan hacer tanto en el descanso como en la alimentación. Pero a la larga, seguramente, serán evidenciados con el correr del tiempo y de la exigencia porque el motor se va desgastando y los años pasan para todos. Y ese motor rinde o dura mucho más en el tiempo dependiendo de como cada uno lo haya cuidado.
También hay que entender que estamos hablando de chicos muy jóvenes y que por más de que sean profesionales se hace complicado ser exigentes con estos requisitos.
La mala o escasa alimentación que va de los 0 a 14 años (más/menos) que es cuando un chico puede ingresar a la órbita de un club para que comience a cuidarlo y mejorarlo, no se recupera jamás. Ese daño es irrecuperable y marca una diferencia considerable a la hora de los bifes.
40%
Lo que no se hizo en esta etapa clave para la formación corporal del joven, tampoco se podrá realizar por más que le pongan toda la carne en el asador a partir de un determinado momento. Lo perdido, perdido está.
Sí, se puede mejorar o potenciar. Y en este punto, a la larga y con el correr de los años, es donde los europeos nos sacan la ventaja en ese instante donde la mínima diferencia puede inclinar la balanza hacia un lado determinado. El deporte de alta competición muchas veces se define por mínimos detalles.
Las diferencias en el rendimiento entre futbolistas bien y mal alimentados son mucho más importantes de lo imaginable.
De hecho, la alimentación debe estar “estratégica y tácticamente diseñada” ya que puede marcar una diferencia en el rendimiento del jugador que puede superar márgenes de más del 40%. Muchísimo.
El paso de los años y la experiencia ha hecho que cobre más relevancia el tema de la nutrición en el deporte, de esta manera son más muchos los deportistas que, desde las categorías inferiores, reciben formación nutricional.
Indiferencia, ignorancia, desconocimiento, falta de conciencia y de recursos económicos son algunos de los factores que seguramente llevan a que la mayoría de la gente no se alimente correctamente y por ende los deportistas, sobre todo los niños y jóvenes, no cumplan con este punto tan importante como la nutrición.
Es tan sensible la alimentación que existen muchos aspectos que lo podrían sorprender. Hasta el punto que pueden aparecer problemas cardiovasculares, mayor incidencia de fracturas y pérdidas de potencia muscular y resistencia que repercuten negativamente sobre el rendimiento en general.
Para ir cerrando el tema, decir que los clubes ante esta problemática pueden mejorar aplicando algunas estrategias.
- ¿Hay solución?
- ¿De qué modo se puede paliar el déficit?
En muchos casos, los clubes que tienen más presupuesto obligan a sus futbolistas a desayunar en su predio antes de iniciar los entrenamientos y tras darles de almorzar los libera para ir a descansar a sus respectivos domicilios.
De ese modo, el club se asegura que por lo menos 2 de las 4 comidas estén controladas por los nutricionistas en uno de los momentos claves de la semana. El entrenamiento.
Hay que tener en cuenta que muchos de ellos son chicos que viven solos y lo más fácil es llenar la heladera con alimentos poco saludables.
Como dijimos, luego el club debe confiar en el profesional que contrató y este cumplir con el rol que eligió ya que nadie lo ha obligado a serlo. Una problemática complicada de solucionar porque abarca muchos aspectos que se hacen imposible de ajustar.
Para resumir, lo que pretendemos dejar establecido pensando también en como corregir a futuro, que este es un tema crucial en el deporte y que su solución tiene un futuro poco halagüeño. Los datos de la realidad que vivimos no son muy alentadores que digamos, además.
El Gobierno Nacional informó a fines de 2021 que la pobreza infantil ascendió a 54,3% en el primer semestre. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la pobreza afectó a 5,9 millones de niños menores de 14 años, de los cuales 16,6% son indigentes.
Estas cifras, desgraciadamente, influyen negativamente y van de la mano de lo que acabamos de contarle porque de este dato estadístico surgirán los próximos deportistas que nos representarán al más alto nivel.