Donald Trump alguna vez fue uno de los líderes de opinión en Twitter, independientemente de si se estaba en contra o favor de lo que decía, hasta que la red suspendió su cuenta. También lo hicieron Facebook, Instagram y YouTube. Y ahora quiere retomar esa posición con su propia red: Truth Social.
Esta aplicación móvil, que debe quedar totalmente funcional a fines de marzo, más de un año después de la exclusión del expresidente estadounidense de grandes plataformas digitales, se ponía a la cabeza de las aplicaciones más descargadas en la tienda en línea de Apple en Estados Unidos el lunes. Por ahora solo está en ese país, pero planea abrirse a más.
Personalidades cercanas a Trump que tuvieron acceso a una versión de prueba de la aplicación antes de su lanzamiento ya estaban presentes en la plataforma, según AFP.
Es el caso de la legisladora republicana Marjorie Taylor Greene, cercana a las teorías de conspiración, quien publicaba el domingo capturas de pantallas de sus primeros mensajes en Truth Social, cuyo aspecto se asemeja al de Twitter.
Truth Social (Verdad Social, en español) fue presentada por Trump como una alternativa a Facebook, Twitter y YouTube, de las que ha sido excluido bajo pretexto de haber incitado a sus partidarios a la violencia antes de que una multitud invadiera el Capitolio -sede del Congreso-, el 6 de enero de 2021, cuando se debía certificar la victoria de su rival demócrata Joe Biden en las elecciones de 2020.
Para Daniel Ivoskus, consultor político y presidente de la Cumbre de Comunicación Política, primero ya es un dato de color que la red haya colapsado en su primer día por la cantidad de personas que la buscaban.
Ivoskus compara la aparición de Truth Social y su posición frente a otras redes como Twitter y Facebook con lo que pasa con los medios televisivos en Estados Unidos, donde se sabe qué tendencia ideológica o a qué partido político apoya. “No hablaría de burbuja, sino de que les están hablando a los propios”, apunta.
Para él esto arrincona a las redes sociales en dos aspectos, primero que no pueden ser los dueños de una red, por ejemplo, Twitter, quienes permitan o no ciertas declaraciones. Y más bien deberían eliminar a los trolls, bots, a pedir determinada identificación a las personas que se registran, y si una persona se le ocurre decir lo que quiera en vez de censurarlo, si es una persona que está comprobado que existe físicamente, se lo puede denunciar.
“Una persona pública, como un presidente, o cualquiera puede decir absolutamente lo que quiera… después será la justicia quien lo denuncie o que actúe quien se sienta afectado. A mí me parece un disparate que una red social censure a ciertas personas… Me va dando la sensación de que esa división en la sociedad, esa grieta que vimos en nuestros países pueda ser que empiece a catalogar a las redes sociales (…), que no son abiertas ni libres, sino que hay un control para censurar y también para seguir habilitando fake news para que campañas sucias sigan corriendo”, comenta Ivoskus, a quien no le sorprendería que gente de derecha e incluso centroderecha pueda hasta dejar Twitter para participar de Truth Social.
Danny Barbery, decano de la Facultad de Comunicación de la UEES, también recuerda que al final una red social es tan libre como el dueño de esta lo permita.
Trump y todo político saben que la comunicación es poder y a nivel de campaña política y propaganda siempre esto ha jugado un rol muy importante para llegar a las masas con el mensaje político.
“Lo que ha hecho Trump es que no solo crea el canal para llevar el discurso político, sino para entender el intercambio de opiniones y de ‘verdad’ en temas en general, especialmente en lo político, que es lo que ha manejado los últimos años… Creo que va a ser, hasta cierto punto, un golpe duro para Twitter, que es una red más enfocada a generar opinión y sobre esta la polémica”, apunta Barbery.
El catedrático también apunta que con tanta información, con big data que se genere a través de redes sociales se pueden hacer filtros y se pueden manejar distintos resultados para sacar millones de perfiles en cuanto a tendencias, preferencias, intereses, opiniones del público a nivel político. Además recuerda que hay que esperar un tiempo, usualmente años, para saber cómo se va manejando el tema de la suscripción para generar dinero, principalmente con pauta publicitaria.
En tanto, María Fernanda Paredes, docente de Estrategias digitales de la Universidad San Francisco de Quito, comenta que aunque la libertad de expresión es muy importante, los seres humanos necesitan ciertos límites para que puedan convivir de la mejor manera. En ese aspecto, Thruth Social puede ser un espacio de libre expresión como cualquier otro, sin embargo, podría también ser un espacio que promueva discusiones acaloradas que se encaminen a comportamientos no adecuados. Pero que habrá que esperar para ver cómo se desenvuelve y qué espacio ocupará entre las demás redes sociales.
“En cuanto a desplazar a otras redes sociales en el tratamiento de temas políticos, en mi opinión, es algo que no necesariamente sucederá. Cada red social se establece por sus usuarios y sus comunidades. Thruth podría convertirse en una red para temas políticos, llevando un poco la conversación hacía ese ámbito; sin embargo, nunca se encasillaría como una red social exclusiva para ello. Las demás redes sociales tendrían también un espacio”, apunta Paredes.
Político en espera
A sus 75 años, Trump deja dudas sobre su intención de volver a competir por la investidura republicana en la carrera a la Casa Blanca.
El exmandatario (2017-2021) enfrenta varias investigaciones por sus declaraciones de impuestos y por la forma en que habría intentado mantenerse en el poder tras la derrota en las elecciones de noviembre de 2020. Asimismo, su gestión de documentos oficiales, que debieron haber sido transmitidos a los archivos nacionales, está bajo la lupa.
Antes de la supresión de su cuenta de Twitter, esa red social era la favorita de Trump, de la cual se servía día a día para hacer anuncios presidenciales y para formular ataques contra sus enemigos políticos. Contaba con cerca de 89 millones de seguidores a los que se dirigía a diario.
Según varios comunicados, Trump Media & Technology Group dispone de unos 1.250 millones de dólares para enfrentarse a sus competidores en el mercado, ya copado de redes sociales ultraconservadoras como Gettr, lanzada a inicios de julio por el exconsejero de Trump Jason Miller, y también las redes Parler y Gab.
En diciembre, TMTG anunció una alianza con la plataforma canadiense de distribución de videos Rumble, precisando que una versión beta había sido lanzada utilizando su servicio informático de nube (en remoto). (I)