Montevideo, 18 feb (EFE).- Corría el año 2009 y Diego Forlán acababa de proclamarse Pichichi de la Liga española y Bota de Oro europea con el Atlético de Madrid. Mientras, en Durazno, una ciudad del centro de Uruguay, un empresario argentino anunciaba que el inglés David Beckham jugaría allí un partido amistoso. Jamás sucedió.
Esta historia, que podría ser un delicioso cuento de ficción, es real y la narra Miguel Méndez en su libro “Beckham nunca conoció Durazno y otras historias insólitas del fútbol uruguayo” (2019), donde reseña el tiempo en que el relaciones públicas Gaby Álvarez compró el Durazno F.C. y quiso elevarlo al estrellato. Pero se estrelló.
Hoy el que desembarca en ese club es el mejor jugador del Mundial de Sudáfrica 2010, quien, integrado en un grupo de socios, busca que el Durazno F.C. sea una referencia en el interior del país en las categorías formativas dentro de “un proyecto modesto” que, sabe, requerirá de “paciencia y trabajo”.
RITMO SLOW
Esto lo explica Forlán en entrevista con Efe, en la que reconoce su extrañeza por ocupar un rol distinto al de jugador o técnico, que no va ser el de directivo, sino “un poco de todo” lo relacionado con organización y planificación, y que vive como una “ilusión” compartida con su padre, Pablo Forlán, campeón en 1966 de la Libertadores y la Intercontinental, y su hermano Pablo, también exjugador y que le ha acompañado en sus dos experiencias como entrenador (Peñarol y Atenas).
“La idea de nosotros es que es un proyecto modesto que vamos a tener que trabajar mucho, con mucho sacrificio y humildad, y poco a poco. No queremos llegar y armar un equipo invirtiendo mucho dinero, sino todo lo contrario. Tenemos que ir conociendo qué encontramos en el departamento (provincia) y en los alrededores y poco a poco ir viendo”, comenta.
Califica el proyecto de “ambicioso”, lo que no significa “igual a plata”, sino que el sueño es implicar a la población de esa zona para “brindarles a nivel social como a nivel profesional un lugar donde los chicos puedan sentirse cómodos, se puedan formar como jugadores de fútbol, pero sin lugar a duda como personas”.
Durazno es la capital del departamento homónimo que ha dado a Uruguay futbolistas como Antonio Alzamendi, campeón de Libertadores e Intercontinental con el River Plate argentino y de Copa América con Uruguay en 1987.
Allí el fútbol se vive con pasión, como demuestran los 11 títulos del interior (Copa Nacional de Selecciones) y los 19 del sur que atesora la “Roja del Yi”, sobrenombre de la selección de Durazno.
Por eso, el proyecto de Álvarez, que fue presentado en Punta del Este -balneario turístico uruguayo- y no en Durazno y en el que el equipo vivía en Montevideo y solo se desplazaba al interior para los partidos, rechinó tanto en el público local en 2009.
“Mucho tiempo, paciencia y trabajo es lo que queremos que la gente entienda”, pide el exjugador del Atlético de Madrid español, el Independiente argentino o el Manchester United inglés a esos aficionados que se decepcionaron con la anterior aventura empresarial, que casi logra el ascenso a Primera pero que desembocó en la inactividad del Durazno F.C. desde 2011.
RESPETO A LA ESENCIA
Ahora jugará en la Primera División Amateur, conocida como “la C”, donde Forlán tiene “claro” que el equipo se quedará “varios años compitiendo”.
“Tenemos claro hacia dónde queremos llegar y dónde hacer mucho hincapié, que son las divisiones formativas; y para 2023 tener las cinco categorías y ahí el proyecto va a agarrar un poco más de forma y tiene más sustento el hecho de poder tener tus propios jugadores y el día de mañana poder abastecerte de ellos mismos”, señala.
El estadio Silvestre Octavio Landoni, con capacidad para 8.000 o 9.000 espectadores, “es una vieja estructura que en los últimos años ha sufrido modificaciones realmente importantes y muy valiosas”, como la incorporación de luminarias LED y el riego electrónico para el campo, explica a Efe Víctor Darwin Rodríguez, periodista deportivo referente en Durazno.
Lo que más se valora del proyecto, dice, es “que se va a respetar a rajatabla la historia y la esencia del fútbol de Durazno”.
“Si bien trato de no comparar, sí te puedo decir que el Durazno F.C. anterior no cumplió los objetivos que se había trazado originalmente. Había comenzado con una idea y después, fundamentalmente, tuvo que ver el tema de no haber podido concretar un ascenso”, comenta el periodista, quien aclara que, quizá, se puso una vara “bastante alta”.
Rodríguez apunta que “esta es otra situación totalmente distinta”, que genera una “gran expectativa” debido a “la imagen, la presencia y lo que significa la familia Forlán y todo el grupo que está acompañando este emprendimiento”.
Con este proyecto de formación, lejos de las brillantes luces y los grandes titulares que conoció como deportista, Forlán desembarca en Durazno, esa ciudad a la que nunca fue Beckham.
Concepción M. Moreno