Aunque el tema de esta nota no es nuevo, lo que es alarmante es constatar fehacientemente que dos años después de haberse iniciado la pandemia de COVID-19, la encuesta Global Pulse de la Organización Mundial de la Salud (OMS) patentiza que aproximadamente el 90% de los sistemas de salud de los 129 países, territorios y áreas que respondieron a las preguntas incluidas en la tercera ronda sobre la continuidad de los servicios de salud esenciales durante la crisis sanitaria, todavía enfrentan importantes desafíos que les impiden brindar los servicios de salud esenciales, en perjuicio de la salud de sus pacientes.
El decremento en las capacidades de atención impactó también a las áreas de urgencias del 36% de los países encuestados, los que informaron interrupciones en los servicios de ambulancia; 32% a servicios de sala de emergencias las 24 horas; y 23% a cirugías de emergencia.
El informe asegura que la situación impacta negativamente a las principales áreas de salud, entre las que se incluyen: salud sexual, reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, nutrición, atención del cáncer, trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias, VIH, hepatitis, tuberculosis, malaria, enfermedades tropicales desatendidas cuidado de personas mayores, y las acciones rutinarias de inmunización, lo que indudablemente tendrá consecuencias en la salud y el bienestar de las personas afectadas, sin importar el nivel de ingresos de cada nación, aunque evidentemente son las de ingresos medios y bajos las más afectadas.
“Los hallazgos de esta última encuesta, realizada a fines de 2021, sugieren que los sistemas de salud en todas las regiones y en países de todos los niveles de ingresos continúan viéndose gravemente afectados, con poca o ninguna mejora desde principios de 2021, cuando se realizó la encuesta anterior”. OMS.