Sin una entidad como la Cofece para promover la competencia, se pierden los incentivos para la productividad, la eficiencia y la innovación.
La presente entrega la motiva un reportaje publicado el viernes pasado aquí en El Economista, relativo a que faltan por ser designados tres vocales para el órgano directivo de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece). Y la omisión ya lleva algún tiempo de mantenerse sin modificación. ¿Por qué? Se trata de un organismo muy importante para el funcionamiento de una economía de mercado, como lo es, en muy buena medida, la economía de México. Sin competencia suficiente, una economía con sector privado pierde los incentivos para generar productividad, eficiencia e innovación.
Se me ocurren cuatro posibles razones explicativas para la omisión en que ha caído el presidente López Obrador con respecto a designar a los tres comisionados faltantes en la Cofece. La primera, que no le interese el tema de esa entidad del gobierno; que no se entienda la importancia de ese organismo para un funcionamiento eficaz de la economía; que no encuentre a los candidatos adecuados para esos cargos o que pretenda debilitar a dicha entidad, dejando incompleto a su órgano de gobierno, el cual debe estar integrado por siete comisionados.
Cualquiera de las cuatro posibles opciones enunciadas sería desfavorable. Pero de manera adicional, sería también muy perjudicial que se mantuviera el impase y que los lugares que están acéfalos en el órgano de gobierno de esa entidad no fueran llenados pronto y con candidatos adecuados. Esto es así, en razón de que, por cuestiones de reglamento, en determinados temas de especialización para la Cofece, como lo son los relativos a insumos esenciales, barreras a la competencia o cambios regulatorios, se requiere del voto aprobatorio de al menos cinco comisionados. En esos temas se entraría a un callejón sin salida, si dicho órgano de gobierno cuenta tan solo con cuatro vocales.
Pero el asunto tiene más tela de donde cortar. Expertos consultados hablan también de que la omisión para llenar los tres asientos que se encuentran vacíos en el órgano de gobierno de la Comisión Federal de Competencia Económica podría incluso generar reclamaciones y represalias por parte de los socios comerciales de México dentro del T-MEC. Es decir, Estados Unidos y Canadá. Según un especialista consultado, en dicho tratado comercial no se habla propiamente de la procedencia de un órgano autónomo especializado en la materia de competencia económica. Sin embargo, en ese acuerdo sí se pone de relieve la obligación de los países signatarios de promover “un ambiente de competencia”.
bdonatello@eleconomista.com.mx
Columnista
Debate Económico