La empresa Uriarte Talavera, fundada en 1824, dio a conocer Patrimonio colonial inmaterial de la humanidad, proyecto que plantea reflexiones teóricas y artísticas sobre el colonialismo y el neocolonialismo en México, de 1519 al presente, que emplea como soporte 27 objetos únicos realizados en la cerámica mayólica poblana, que en 2019 fue declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Las piezas llevan imágenes históricas provenientes tanto de códices como de periódicos, pasquines, bibliotecas o redes de comunicación. La colaboración de Uriarte se funda en un interés conceptual, ya que la talavera es producto de la misma influencia colonial. Las piezas se fabricarán a lo largo de 2022.
La primera obra de la serie es Jornadas contra el maíz transgénico, de los artistas Eugenio Merino y Pierre Valls, realizada en un macetón volteado, de 50 por 54 centímetros. La imagen proviene de un cartel de las actividades y movilización en la Ciudad de México, del 25 al 30 de abril de 2013, contra la liberación del maíz y en defensa del producto.
México, representado como una gran mazorca, es acechado por tres carabelas, una analogía con la Niña, la Pinta y la Santa María, que llevan insignias de Monsanto y Du Point. En la más grande, “el pirata tiene forma de calavera, sinónimo de la muerte, ya que vienen a contaminar el maíz autóctono que representa una cultura, una forma de pensar el mundo a través de estos elementos originarios que son la comida y otros acervos”, expresa el francés Pierre Valls.
Escogieron el tema del maíz transgénico porque parte de una narrativa neocolonial; es decir, una interpretación de la nueva forma de colonialismo que se ejerce por medio del alimento, apunta. Aunque también se relaciona con la forma del soporte: un macetón utilizado para sembrar plantas. Además, es un tema de actualidad: “No hablamos de un tiempo resuelto, sino de que todo el mundo nos confrontamos a esta forma de neocolonialismo”, agrega el entrevistado.
De acuerdo con el español Eugenio Merino, “al recuperar imágenes de un archivo generamos una nueva historia. Al intervenir, elaboramos nuestra historia. En esta obra, el artista está detrás del proyecto. Están presentes la denuncia o el interés del activismo frente a lo que es el artista, quien organiza esta narrativa”.
Merino y Valls realizaron el diseño de la pieza, sin embargo, no participaron en su elaboración. “Somos conscientes de que una cerámica de talavera tiene que ser hecha por un artesano especializado, en una fábrica ‘homologada’ y con el sello de patrimonio de la humanidad. No podemos intervenir, porque alteraríamos este concepto de patrimonio y significaría perder una base importante del proyecto”.
En la obra Jornadas contra el maíz transgénico la imagen se repite sobre la superficie redonda del macetón que, además está de cabeza. Es decir, no tiene un uso utilitario. Merino explica que voltearla equivale a “una acción en contra de un poder, de una narrativa, de una hegemonía, de algo prestablecido”.
Mariana Muñoz Couto, vocera de la empresa, anuncia la publicación de un libro en torno al proyecto. “La idea es formar una colección que pueda itinerar por el mundo”, anota.