Sin ser especialmente aficionado al fútbol americano, sí me gusta la tradición que supone la Super Bowl – siempre me han llamado la atención los ritos y las tradiciones en un país relativamente «nuevo» como los Estados Unidos – y todo lo que rodea al partido.
Las pausas publicitarias son, sin duda, una parte importante de esa mística, para muchos con más trascendencia que el juego en sí: con un precio endiabladamente alto, no son pocos los que consideran las tendencias que marcan los anuncios de la Super Bowl como un indicador de tendencias futuras, en esa intersección entre lo que lleva tiempo apareciendo en todas partes, pero ya interesa lo suficiente como para plasmarlo en un comercial de treinta segundos o más por el que vas a pagar varios millones de dólares.
¿Qué ha pasado este año? Que además de marcas «de toda la vida» habituales en el evento, como cervezas o snacks o productos de gran consumo, ha habido dos categorías que han copado llamativamente las pausas publicitarias del partido: compañías dedicadas a la gestión de criptoactivos, y marcas de automoción anunciando vehículos eléctricos. El caso de los criptoactivos es claro: llevamos ya suficiente tiempo hablando de ellos, se han convertido en una parte habitual del panorama económico del que se escribe y se analiza constantemente, y las compañías dedicadas a su gestión aspiran a que se conviertan ya en una porción significativa de los activos de inversión de las familias, con toda la trascendencia económica que ello conlleva. ¿En qué confían compañías como Coinbase, Binance, eToro, Crypto.com, o FTX? En «secuestrar la Super Bowl«, en que en el cerebro del norteamericano medio, algo seguramente haga clic cuando las criptomonedas pasan de ser algo que se comenta en determinados círculos relativamente insiders, a algo que te encuentras en uno de cada pocos anuncios en la Super Bowl.
En el caso de los vehículos eléctricos, el razonamiento es un poco más complejo: todos sabemos, incluso en el mercado norteamericano, que el futuro de los automóviles es ser eléctricos o no ser, y que ese futuro se está adelantando a marchas agigantadas debido a la llegada de cada vez más legislación medioambiental destinada a tratar de cumplir los acuerdos de París. Pero dentro de ese futuro, hay cuatro cuestiones que tampoco pueden obviarse:
- Que hay una compañía, Tesla, que ha jugado un papel fundamental a la hora de hacerlo posible y de forzar a todas las demás a ponerse las pilas – nunca mejor dicho – y que ahora, gracias a esa visión, está en torno a seis años por delante de todas las demás.
- Que esa compañía no solo no se publicita en la Super Bowl, sino que no lo hace en ningún sitio. Además, hace gala de no hacerlo, y precisamente de, en su lugar, invertir el dinero que costaría hacerlo en investigación y desarrollo para seguir estando por delante de las demás. Buena suerte, Polestar, pero si te gastas el dinero en anuncios en la Super Bowl en lugar de hacerlo en ingeniería, te va a costar mucho llegar a donde quieres llegar.
- Que por mucho que compañías como GM, BMW, Kia, Nissan, Hyundai y otras quieran, la realidad es que la mayoría de los vehículos que anunciaron anoche ni siquiera están aún disponibles, y que la mayoría de los norteamericanos ni siquiera saben que esas compañías tienen vehículos eléctricos en su gama.
- Que más nos vale, por mucho que todas esas marcas quieran vender, ir pensando en un futuro en el que no todo el mundo piense en poseer un vehículo eléctrico, sino más bien en utilizarlo como un servicio cuando lo necesitemos.
Si hace poco tiempo nos hubieran dicho que los anuncios de la Super Bowl norteamericana iban a ser mayoritariamente de criptoactivos y de vehículos eléctricos, la inmensa mayoría se habrían frotado los ojos y nos habrían tildado de locos. Pero ahí estamos, con todo lo que ello pueda suponer a efectos de adopción tecnológica. Pero en fin, esto es lo que ha dado de sí el incierto – y poco profundo – ejercicio de utilizar la Super Bowl como bola de cristal…
This article is also available in English on my Medium page, «Can the future be read in Super Bowl ads?»