La ciencia siempre gana. Esta frase no solo ofició como una de las grandes inspiraciones en la carrera científica del infectólogo pediatra argentino Alejandro Cané, sino que también podrá ser una de las máximas más contundentes que deje sobre la mesa esta pandemia, endemoniada y persistente, provocada por el virus respirtatorio SARS-CoV-2 y que desató la nueva enfermedad COVID-19.
La compañía Pfizer coronó esta idea con un hallazgo científico de gran relevancia -que cambió el paradigma de las vacunas contra el COVID y en general-; y también el curso de la pandemia global: fue la co-creación entre el laboratorio estadounidense con sede central en Nueva York y el alemán Biontech, una nueva plataforma para producir vacunas de origen genético y sintético, las ARN mensajero.
Cané fue la primera voz científica que le explicó y adelantó al mundo entero que las vacunas de ARN mensajero iban a tener un impacto muy relevante en la pandemia por COVID-19 y en las que vendrán. El doctor Cané vive y trabaja en Filadelfia, Estados Unidos, y visita regularmente Buenos Aires. Nunca olvida de dónde viene, y se esmera en hurgar entre sus recuerdos orgullosos de su formación en la Argentina, en el Hospital de Niños de la Ciudad de Buenos Aires; y cita una y otra vez a quien considera su gran maestro, el infectólogo argentino Eduardo López.
Cané es un científico apasionado por lo que hace y un verdadero número 1 del Laboratorio Pfizer en Estados Unidos. Lleva más de doce años en el laboratorio, y desde el 2014 se desempeña liderando el sector de investigación científica y asuntos médicos de la división vacunas de Pfizer para América del Norte. Infobae tuvo el privilegio de consultar a Cané varias veces durante el proceso de producción de esta vacuna de Pfizer-BioNtech: “Las vacunas basadas en ARNm tienen algunas ventajas teóricas: actúan en el citoplasma celular, sin necesidad de llegar hasta el núcleo, ni de interactuar con el genoma de las células huésped. El proceso de fabricación es más corto que el estándar actual, y los dispositivos inyectores sin aguja permiten abordar con seguridad las campañas de vacunación de grandes cantidades de personas con dispositivos multidosis”, le contó Cané a Infobae cuando la pandemia se consolidaba en 2020; y aún las vacunas en Fase III ni siquiera habían recibido las aprobaciones de emergencia″.
Ahora Cané está abocado a su primer amor, casi a sus orígenes: las vacunas pediátricas y sobre todo como buen médico divulgador de salud pública, a reforzar el mensaje que ayude a desmitificar la idea de que el COVID no es un tema menor en los niños. Estudió su carrera de médico pediatra, experto en enfermedades infecciosas, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y realizó una maestría en Investigación Clínica y Farmacología en la Universidad Austral de Buenos Aires. En su breve paso por Buenos Aires, el doctor Alejandro Cané conversó con Infobae.
—Doctor Cané, usted, sin duda, es uno de los protagonistas globales de esta pandemia por COVID-19 desde su trinchera científica en los laboratorios Pfizer en Estados Unidos; y detrás de la vacuna de plataforma ARNm, aún cuando nadie sabía de qué se trataba y cuál iba a ser su aporte. ¿Cómo analiza usted el concepto que impulsa sobre todo Europa que el mundo está listo para “cruzar el puente” de la pandemia hacia la endemia…?
— Dr. Alejandro Cané: El COVID-19 sin duda se va a transformar en una enfermedad endémica con la cual vamos a tener que acostumbrarnos a convivir. Creo que este puente de pandemia a endemia empezó hace unos seis o siete meses atrás, y lo que fue un poco disruptivo fue la aparición de la variante Ómicron, que fue un grito del virus para decir: ¡cuidado que sigo estando y aún puedo provocar mucha enfermedad!. Y obviamente no estamos exentos de que aparezcan nuevas variantes.
La primera medida respecto de esta transición desde la pandemia hacia la endemia es el hecho de seguir estableciendo un sistema de vigilancia muy serio, no en un país sino en el mundo entero, con una comunicación abierta y transparente de los nuevos casos y qué significan estos casos en los distintos lugares del mundo. Ahora bien, vigilar significa tener información, en tiempo real; y no que nos enteremos seis semanas después de que hay una variante circulando en alguna parte del mundo. Se trata de invertir en el sistema de vigilancia genómica del virus no solamente en la Argentina, sino a nivel global.
Lo segundo a tener en cuenta -algo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho mucho hincapié en estos últimos meses- es en hacer más equitativa la distribución de las vacunas; porque mientras haya bolsones de personas que no reciban al menos dos dosis; estaremos en riesgo latente de darle al virus la oportunidad de que desarrolle una nueva variante. Y la tercera medida es ampliar la base de personas vacunadas.
La gente a esta altura y luego de 2 años de peste mundial debe tener en claro que vacunarse contra el COVID es la herramienta más importante para combatir esta pandemia, y no solamente para estar protegido individualmente, sino para proteger a la sociedad en la que estamos insertos.
—A finales de 2021, y habiendo logrado en menos de un año un nutrido portafolio de más de una decena de vacunas contra el COVID de distintas plataformas de producción, y para todos los rangos etarios, llegó la vacunación pediátrica. ¿Por qué cree que costó tanto instalarla, incluso entre padres vacunados?
—La vacunación pediátrica es, sin duda, una de las herramientas que más va a ayudar a que se consolide la tendencia de poder transformar la pandemia en endemia que hablábamos anteriormente. Pero este no será un puente largo y derechito, sin sobresaltos, será un puente ondulante donde tenemos que estar preparados para dar respuestas rápidas a esta potencial aparición de nuevas variantes. Por eso creo que hay que ser cautos…
— Doctor, voy a tirar de un hilo respecto a la vacunación pediátrica para profundizar sobre el tema. ¿Qué aportó en este segmento etario la plataforma ARN genómica como la que ofrece Pfizer para niños de 5 a 11 años respecto a la seguridad y eficacia? ¿Cree usted que quedaron espinas sin sacar entre muchos padres respecto de vacunar a sus hijos contra el COVID?
— Bajo mi mirada de pediatra e infectólogo y trabajando toda la vida atendiendo pacientes en el hospital, creo que no hay mejor vector de información que los médicos y el personal de salud en general. Muchas veces la falta de información definitiva y la forma en que se comunicó la información no solamente a la comunidad general, sino también a la comunidad médica, es la razón por la cual ha habido un poco de escepticismo en el uso de la vacuna pediátrica en general.
La experiencia que nosotros acumulamos desde Pfizer en el desarrollo de la vacuna pediátrica desde los 5 a los 11 años, y ahora también en los ensayos clínicos que estamos finalizando en el segmento de los 6 meses a los 4 años -y que está cerca de aprobar la FDA en Estados Unidos- ha sido muy satisfactoria.
La vacuna contra el COVID-19 -de plataforma genómica- de Pfizer se testeó con mucho éxito desde el punto de vista de la eficacia y con un perfil de seguridad muy bueno en la comunidad de adultos -donde hay más de 3 mil millones de vacunas distribuidas y utilizadas a nivel global- y no hubo ninguna señal de alarma desde el punto de vista de la seguridad en ninguno de los grupos de edad en los que se utilizó.
(REUTERS)
En Pfizer comparamos chicos de 5 a 11 años que recibieron dos dosis de vacuna con un intervalo de 3 semanas, con los chicos de 16 a 25 años, adolescentes y adultos jóvenes, que habían participado del estudio inicial pivotal de la vacuna y que ya estábamos seguros que ese grupo de chicos habían tenido eficacia demostrada para prevenir la enfermedad por el nuevo coronavirus.
Desde el punto de vista de la eficacia vimos en todos los grupos etarios analizados – 5 a 25- que la vacuna de Pfizer contra el COVID tiene un 90 y/o 91% de eficacia para prevenir cualquier enfermedad asintomática de COVID y un 100% de eficacia para prevenir la enfermedad grave. Es decir que los chicos vacunados no pasan por la hospitalización, ni se mueren una vez que reciben las dos dosis de la vacuna. Y la otra cosa importante es la seguridad, es decir, los chicos que se vacunan contra COVID no tienen efecto adverso importante; y por lejos el efecto adverso más común es dolor en el sitio de la inyección con un poco de enrojecimiento que se resuelve en las 24 o 48 horas siguientes. ¡Es la lágrima del pinchazo que como siempre digo previene el mar de lágrimas de la enfermedad!.
—¿Cómo influyó en la consolidación de la vacunación pediátrica la idea errónea de que la enfermedad COVID 19 -provocada por el virus SARS-COV-2- no afecta a los niños?
—Mucho. Es una idea equivocada pensar ¿por qué tengo que vacunar a mi hijo si la enfermedad COVID en los niños es una enfermedad leve? Es un gran mito, una falsedad. En el caso argentino, solo basta con ir al Hospital de Niños, al Garrahan o a la Casa Cuna y preguntarle a cualquiera de los enfermeros o los médicos cuántos niños han visto hospitalizados, severamente enfermos y cuántos chicos también han fallecido. Y la razón es porque el virus es un virus democrático, que afecta a todas las clases sociales, a todos los lugares, solo busca un huésped susceptible. En la medida que aumentemos la capacidad de vacunación en los adultos y en las personas con factores de riesgo, y todas las personas tengan dos o tres dosis, el virus buscará huéspedes que se puedan enfermar; y claramente vimos cómo cada una de las distintas olas del virus afectó primero a los adultos mayores, después a los adultos más jóvenes y en la última ola de Ómicron a adolescentes y niños.
— Tremendo cómo han cambiado las cifras de los pediátricos hospitalizados…
— Así es. Actualmente, en Estados Unidos, el pico más importante de la ola Ómicron son los chicos de 0 a 4 años, que son los que todavía no tienen vacuna. Las cifras son elocuentes, en la anteúltima ola, con la variante Delta, lo que vimos es que los chicos de 5 a 11 años representaron a nivel global casi el 30% de las hospitalizaciones. Mientras que en la primera ola, los niños hospitalizados representaban menos del 1%, la mayoría no vacunados. Hay que insistir claramente con una distribución proporcional de vacunas.
Se tiene claro la enfermedad COVID aguda en niños, y está asociada a la fiebre, neumonía, el síndrome multi inflamatorio sistémico, que es una enfermedad muy importante y que el promedio de edad es de 10 años. Y en los chicos que tienen vacuna no hemos visto a ninguno desarrollar esta última enfermedad grave. Hay muchas publicaciones científicas a nivel global que lo confirman.
— Por qué la vacuna pediátrica de Pfizer arrancó con una propuesta de 5 a 11 años, y ahora finaliza las aprobaciones de 6 meses a 4 años; y en cambio la vacuna Sinopharm – de una plataforma más tradicional como es el virus inactivado- ofrece su pediátrica desde los 3 años… ¿Está relacionado con la plataforma de producción -ARNm en la de Pfizer y virus inactivado en las de origen chino, Sinopharm y Sinovac?
— Las vacunas pediátricas de Sinopharm y Sinovac están basadas en una plataforma que tiene 100 años de experiencia que es la basada en virus inactivado, la emblemática vacuna antipoliomielítica conocida como vacuna Salk. Entre las vacunas antigripales hay varias estrategias mundiales utilizando vacunas de virus inactivado. Esta plataforma ha demostrado una buena seguridad y una eficacia un poco más baja comparada con el resto de las plataformas.
En el caso de Pfizer, en el desarrollo de la vacuna de ARN mensajero contra el COVID fue haciendo un desescalamiento de la edad tratando de encontrar los dosajes adecuados para cada uno de los grupos etarios: la vacuna de uso adulto, desde los 12 años en adelante es de 30 microgramos por dosis. Esa dosis de 30 microgramos nos permitió tener el balance entre alta eficacia y efectividad con un perfil de seguridad que sea tolerable, y que no genere un efecto adverso muy importante en las personas que la reciban.
En la medida que fuimos bajando la edad ajustamos las dosis, que serán dos dosis en todos los casos: la vacuna de los 5 a los 11 años para limitar los efectos adversos más comunes, fiebre y dolor, lo bajamos a 10 microgramos.
Y cuando hicimos ese mismo estudio en niños más pequeños, de los 6 meses a los 4 años, se decidió que para ese grupo el dosaje sea de 3 microgramos y también contemplar las dos dosis. Razón por la cual el estudio lleva un tiempo distinto y hay que mostrar que la respuesta inmunológica es tan buena con 3, con 10 que con 30 y que la seguridad es tan buena con 3, con 10 y con 30. Por eso es que se fue desescalando tratando de priorizar tener vacunas disponibles para los grupos más vulnerables al principio, los adultos y las personas con comorbilidades, y después llevándolo al resto de las personas con otras edades respetando siempre la eficacia y la seguridad.
— Por qué Pfizer en un primer momento no incluyó a los pacientes inmunocomprometidos, ni en el caso de los pediátricos, ni en el de adultos
— El estudio clínico de Pfizer por una cuestión de operacionalidad no incluyó tanto en los adultos como en los niños personas con ningún tipo de inmunocompromiso. Sin embargo, lo que vimos cuando la vacuna se recomendó y se empezó a usar en pacientes inmuno comprometidos fue que se requirió una dosis adicional en los adultos. Así es que en los de 12 años para arriba -donde la vacuna ya está aprobada completamente en Estados Unidos- se utilizan tres dosis en los inmunocomprometidos porque sabemos que con dos dosis solas la inmunogenicidad y la respuesta de protección es menor.
En los niños inmuno comprometidos de 5 a 11 años la recomendación que se hizo en los lugares donde ya se está utilizando es exactamente igual: agregar una dosis más, para tratar de sortear la limitación y superar la respuesta inmunológica. En el caso local, va a depender de la recomendación que haga el Ministerio de Salud en Argentina.
— Doctor Cané, viendo el futuro cercano de las vacunas, imagina un triple shot de vacunas, es decir una inoculación que sirva por ejemplo contra una gama de virus respiratorios: gripe, COVID y virus sincicial respiratorio, por ejemplo. Esta última aún está en etapa de investigación clínica y faltan las aprobaciones de las reguladoras…
— Creo que es no solamente un deseo, creo que estamos cerca de que sea una realidad. En Pfizer estamos trabajando no solamente en una vacuna de COVID para pediatría y para adultos, sino también en una vacuna para sincicial respiratorio que va a vacunar a las mujeres embarazadas para proteger a los bebés durante los primeros seis meses de la vida; y también, en los adultos mayores de 60 años, para prevenir lo que creemos que es la segunda causa de muerte por enfermedad respiratoria, después de la gripe que es el virus sincitial respiratorio con una altísima morbimortalidad.
Esa vacuna -contra el virus sincicial- está en su Fase III, terminando el estudio y sometiéndose a las autoridades regulatorias de Estados Unidos y Europa; seguramente ocurra en el segundo semestre de 2023 que podamos disponer de esta vacuna. En la Argentina, el doctor Fernando Polack es quien conduce los ensayos clínicos de esta vacuna.
El virus sincicial respiratorio causa la enfermedad bronquiolitis, la causa más importante de muerte en menores de 2 años por enfermedad respiratoria en el mundo. Si tenemos una vacuna que tenga una protección, una eficacia que ronde el 70, 80%, que son los datos que están publicados de varias vacunas que están en desarrollo vamos a cambiar el paradigma de la enfermedad respiratoria en los niños y seguramente en la sociedad.
Si tenemos una alta tasa de cobertura de Covid esa endemia va a ser una endemia con la cual vamos a poder convivir. Y lo mismo la influenza teniendo vacunas incluso de mayor eficacia de las que tenemos hoy. Con lo cual sin duda el panorama del mundo va a ser mejor.
-Qué otras vacunas se vienen basadas en la tecnología genómica de ARNmensajero, que sin duda vino a revolucionar el paradigma de las vacunas en general y combatir los virus respiratorios en particular …
– Hay muchos proyectos muy importantes, estamos trabajando en Pfizer en una vacuna antigripal basada en tecnología de ARN mensajero. Y otra es la vacuna contra la neumonía pediátrica que es la neumonía bacteriana por neumococo. En la Argentina existe desde el año 2012 una vacuna que fue capaz de reducir un 50% las hospitalizaciones por neumonía en chicos menores de 2 años.
Soy absolutamente optimista y estoy esperanzado en que las vacunas para los virus respiratorios más frecuentes asociados a las vacunas que previenen la neumonía en los chicos bacteriana, como la vacuna antineumocócica conjugada, van a seguir ayudando a que tengamos una sociedad más sana y que permita tener un país más productivo en el futuro. Cada dosis de vacuna representa USD 4 dólares del PBI en los siguientes 20 años. En general creo que Argentina siempre ha estado a la vanguardia en las investigaciones en vacunas y también en los calendarios de vacunación que se proponen.
— Cómo puede explicar el cambio de paradigma científico que dejaron las vacunas de ARN mensajero en esta pandemia… y otras enfermedades
— Claramente las vacunas de plataforma ARNm cambiaron el paradigma de cómo se controla una pandemia. Lo que mostramos en Pfizer primero es que se trata de una tecnología que permite el desarrollo en tiempos diferentes a los que estábamos acostumbrados, más rápidos.
Respetando siempre los parámetros regulatorios que hay que cumplir, y los de seguridad y eficacia por sobre todas las cosas, las vacunas de ARNm permiten flexibilidad y adaptabilidad de las vacunas frente a los escenarios de las enfermedades respiratorias.
Tenemos hoy una vacuna en estudio que es contra la variante Ómicron y la desarrollamos en menos de cuatro semanas; y está el estudio clínico corriendo ahora para tener resultados seguramente a principios de abril. Con lo cual si hubiera necesidad de tener una vacuna para la variante ómicron la tendríamos disponible para que en abril 2022 se pueda distribuir a nivel mundial, sin afectar para nada la producción de la vacuna que está corrientemente siendo utilizada a nivel mundial.
Eso lo permite una tecnología que es adaptable, que es innovadora y que se produce en forma rápida respetando los estándares de seguridad y eficacia. Y también hay que destacar, el nivel de manufactura, uno puede producir miles de millones de dosis una vez que tenemos el sistema aceitado y hacerlo en poco tiempo.
Esta ventaja por sobre el resto de las vacunas que conocíamos hasta hoy hace que la tecnología de ARN mensajero sea un nuevo paradigma en el desarrollo de vacunas.
Esta pandemia por COVID es la punta de lanza pero hay muchísimos otras vacunas en las que estamos trabajando, la vacuna de influenza, vacunas para herpes zóster, una enfermedad asociada a la varicela en los adultos mayores, vacunas combinadas de influenza y COVID en una misma inoculación, y también lo que nosotros llamamos vacunas terapéuticas: tratar esa molécula de ARN mensajero para poder intervenir en el tratamiento del cáncer. Hay mucho por hacer, y allá vamos.
SEGUIR LEYENDO