En 2016 se instauró el 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, este hecho, en reconocimiento al papel clave que desempeñan en la comunidad científica y la tecnología. Sin embargo, hay mucho por reflexionar, pues las mujeres apenas representan el 33.3% de todos los investigadores, y de la totalidad de miembros de las academias científicas nacionales, sólo el 12% son mujeres. Con datos de la OCDE, sólo una de cada cinco jóvenes de 15 años quiere dedicarse a profesiones técnicas.
Aun cuando las mujeres representan más de la mitad de los títulos universitarios, su presencia en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) no llega al 30%, lo que sigue significando una brecha en el camino.
Katia Merari Mota Arceo, es científica social, maestra del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y se dedica a la investigación histórica. Ella asegura que sus maestras, ahora colegas, han abierto mucho el camino para poder empezar a ver un cambio, “mis asesoras son mujeres con trayectoria de 20 o 30 años, tienen todas las publicaciones necesarias para abrir un espacio y decir, ‘yo tengo un trabajo en la investigación científica’, también pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), por ejemplo en el IIH, la actual directora, María del Rosario Rodríguez, es nivel III en el SNI, sin duda es mucho trabajo, claramente es difícil en un campo de hombres, pero es un ejemplo”.
Como especialista en la materia, comparte que la historia de la ciencia hasta el siglo XX, había sido realizada por hombres, “las propuestas de historia de las mujeres, o con perspectiva de género es algo que viene a finales de los 70 y principios de los 80”, dice que es un camino que en general no lleva mucho tiempo y en la misma historia la mujer ha estado con una especie de velo que la ha hecho invisible en los hechos.
“Por ello ahora lo que muchas colegas hacemos es reflexionar sobre el papel de la mujer en todas las épocas, en todos los tiempos, hoy se han abierto paso nuevas líneas de investigación, sobre todo porque desde los años 80 y 90 comenzaron a entrar más mujeres a los institutos y academias”.
No se habla de ellas
A lo largo de la historia, mujeres extraordinarias, como Marie Curie, han demostrado con hechos en sus descubrimientos, avances y experiencia, la relevancia del papel de la mujer en la ciencia, dejando un legado muy importante a la humanidad.
Pero también en el México contemporáneo tenemos grandes ejemplos, por mencionar a algunas de ellas: Silvia Torres-Peimbert, astrónoma; Ana María López Colomé , bióloga experimental; Ali Guarneros Luna, ingeniera aeroespacial; Julia Tagueña Parga, física y doctora en ciencias; Julieta Norma Fierro Gossman, astrónoma; Sandra Luz Gómez Arroyo, ciencias ambientales; Susana López Charretón, viróloga mexicana; o Xioly Pérez Campos, ingeniera geofísica.
Lo cierto es que hoy, aunque tenemos verdaderas científicas heroínas que hacen grandes aportaciones a la humanidad, no se habla de ellas, o no se conocen por la mayoría de la población sus nombres, esto hace que las mujeres más jóvenes vean difícil o casi imposible lograr una carrera científica.
Por ello, para Katia Merari lo que toca es seguir abriendo espacios hablar de la ciencia. Como profesora, asegura que debe ser un trabajo de divulgación constante, “mis propias alumnas de preparatoria no saben que pueden ser científicas, incluso han perdido la curiosidad que de niñas tuvieron, en ese aspecto nos limitamos mucho, no nos la creemos y eso tiene que cambiar (…) Mi trabajo es explicarles que existen apoyos e instituciones que promueven las vocaciones, me toca incentivar esa parte, facilitar la información”.
Dijo que otro punto clave es seguir incentivando esa curiosidad, “hacerlas razonar de que son súper inteligentes y eso no se limita a una calificación o una materia, hay mujeres genio para la pintura, otras para la física, el punto es encontrar donde está la pasión y demostrarles que es posible”.
Las mujeres son indispensables en la ciencia
De acuerdo con Katia Merari, es importante que la mujer se involucre en la ciencia, “porque abrimos nuevas temáticas, perspectivas de análisis, y de estudio”; dijo que hay muchos hombres que colaboran, pero por ejemplo, los estudios de género, estudios feministas, historia de la mujer, por muchos años no fueron temas considerados, e incluso llegó a ser una broma, no se veía la utilidad. “Para lograr estos espacios a muchas mujeres que nos antecedieron les toco lidiar con situaciones muy complicadas”.
En la medicina, por ejemplo, históricamente los estudios del cuerpo de la mujer tienen grandes retrasos, cuestiones mentales o investigación sobre el clítoris, se descubrieron apenas hace 10 años, esto nos habla del gran rezago en el tema.
Asegura que ya estamos en un tiempo donde se sabe que la mujer no es inferior intelectualmente hablando –como se creía hace 100 años. “La concepción es distinta y está comprobado que podemos estar en todas las áreas”. Agrega que la idea no es lograr un 50-50 para hombres y mujeres, sino que sean las personas con más capacidad y gusto por el área las que estén en determinados espacios, pero nunca por un problema de género.
Para Katia Merari, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia debe existir como una forma de memoria para los logros de muchas mujeres científicas que han estado ahí a pesar de que se han burlado de ellas, que las han corrido de muchos lugares, que incluso han sufrido humillaciones, y aun así han logrado grandes hazañas para la humanidad. “Es para no olvidarlas, reconocer el esfuerzo y en paralelo mostrar a las niñas, adolescentes y adultas, que es un camino posible, que se puede hacer de una manera profesional. Este es un buen momento para no olvidar, reconocer a nuestras mujeres, pero también reflexionar lo que podemos hacer en un futuro”, concluye.
Hoy, aunque tenemos verdaderas científicas heroínas que hacen grandes aportaciones a la humanidad, no se habla de ellas, o no se conocen por la mayoría de la población sus nombres, esto hace que las mujeres más jóvenes vean difícil o casi imposible lograr una carrera científica.