Las dos son destacadas profesionales en diferentes campos de la investigación. La doctora Theresa Ochoa es una incansable investigadora en el campo de la medicina, integrando -y muchas veces dirigiendo- diferentes estudios nacionales e internacionales sobre temas principalmente vinculados con la gestación, los recién nacidos y los niños. Por su parte, la doctora Layla Hirsh es especialista en biociencia y biotecnología, por lo que su aproximación en los diferentes proyectos científicos en los que participa tiene un enfoque desde el mundo de la informática.
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Ambas fueron galardonadas con el premio nacional “Por las mujeres en la ciencia” 2021, de la Fundación L’Oréal y Unesco, en alianza con Concytec, Prociencia y la Academia Nacional de Ciencias, por el que participaron 51 candidatas. Ochoa Woodell ganó en la Categoría A: Excelencia científica, que que reconoce a las investigadoras científicas con grado de Doctor y su aporte al conocimiento científico y/o el desarrollo tecnológico. Hirsh Martínez ganó en la Categoría B: Talentos en Ascenso, que premia a las científicas menores de 45 años que tengan el grado de Doctor o estén en proceso de obtenerlo.
Se acaba de celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y El Comercio conversó con Ochoa y Hirsh sobre las claves para que cada vez haya más presencia femenina en las carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología.
“En mi promoción de Medicina, las mujeres éramos solo un tercio del alumnado, pero también ocupábamos los primeros puestos”
Theresa Ochoa Woodell
¿Qué significa para ustedes haber obtenido este premio?
Layla Hirsh: Es un bonito reconocimiento, pero es más una responsabilidad. Yo siempre he creído mucho en el trabajo con perfil bajo y este premio ha sacado a relucir muchas de las cosas que he hecho en los últimos años. Sé que eso es bueno para la investigación, sobre todo por el hecho de que soy mujer, de que soy mentora… pero también da mucha más responsabilidad. Ahora voy a tener más ojos encima. Pero, en general, la ciencia es siempre una responsabilidad.
Theresa Ochoa: Agradezco y acepto este premio con mucha humildad. Y, efectivamente, es una gran responsabilidad porque vamos a estar en la mira de muchas personas. No solo de las niñas y de nuestras alumnas, sino de la sociedad. Es un premio que nos obliga a seguir haciendo las cosas bien. Ojalá Dios nos ilumine para que sigamos siendo buenas personas y no faltarle al premio.
“En algún momento competí contra cinco o seis ingenieros varones y les he ganado. Porque con trabajo se logran las cosas”
Layla Hirsh Martínez
¿Qué tan complejo ha sido para ustedes desarrollar una carrera profesional dentro de la ciencia y la tecnología?
L.H.: Yo estudié Ingeniería informática y tengo una maestría en Ciencias de la computación. Siempre es una responsabilidad ser una de las pocas mujeres, además representando a una universidad y, a veces, hasta al país en consorcios internacionales. Es una responsabilidad, pero también alentador que hoy haya más oportunidades. Pero muchas de las cosas que me han podido pasar en mi vida profesional, las he sobrellevado por mi carácter y la formación que me dieron en casa. Jamás me han tratado mal, pero sí se siente cierto menosprecio, cuando algún colega te dice que “esto es para hombres” o algún profesor hacía chistes machistas en clase. Hoy soy la primera profesora principal en mi especialidad y, en ingeniería, tienes pocas mujeres que han llegado a este nivel. Pero todo ha sido a punta de trabajo. En algún momento competí contra cinco o seis ingenieros varones y les he ganado. Porque con trabajo se logran las cosas. También he visto casos terribles; compañeras que han vivido historias de terror. Lo importante es que las cosas están cambiando y tiene que seguir así. Puedo decir que, en mi caso, la he pasado bastante bien.
T.O.: En mi caso nunca he sentido tener menos oportunidades o que sea más difícil desarrollarme en la parte académica, como alumna o docente, o en el mundo de la investigación por ser mujer. Esto lo he mencionado en muchas charlas a las que me han invitado a hablar sobre el tema. No lo he sentido así porque, desde pequeña, siempre he tenido una formación en la que el hombre y la mujer son iguales. Es cierto que, en mi promoción de Medicina, las mujeres éramos solo un tercio del alumnado, pero también ocupábamos los primeros puestos. No importaba el número, porque igual éramos las más responsables y trabajadoras. Tampoco lo sentí cuando era residente o médico. Puede que el mío sea un caso particular, pero siempre he tratado de que, en los ámbitos donde me ha tocado desempeñarme, haya igualdad. Si eres lo que eres, que sea por tu capacidad. Un tema aparte es que, si decides tener familia, tienes que sacarte más la mugre porque se suele recargar las labores de la casa en las mujeres. Felizmente, yo tengo mucho apoyo por parte de mi esposo.
¿De qué manera se puede incentivar más la presencia de las mujeres en la ciencia?
L.H.: Me parece que se trata de un trabajo de todos. Si he logrado lo que he logrado ha sido por mi familia. Mi papá siempre buscó hacerme independiente. Normalmente, las trabas las suele poner un hombre. Entonces, es una labor de todos. Empezamos a darnos cuenta de que las nuevas generaciones están orientando a que, si se tiene una niña, no tiene que estar entre sus opciones querer ser princesita o enfermera. Le dicen “sé lo que quieras ser, no lo que esperen los demás que seas”. Eso es lo importante y hacia esa mentalidad tenemos que cambiar.
T.O.: Para mí, la solución está en empoderar a las mujeres en general. No solo para que luego tengan una inclinación hacia la ciencia, sino en general. Desde que está en gestación, desde que nace. Debemos encargarnos de que las niñas sepan que pueden hacer exactamente lo mismo que puede hacer un chico. Ese empoderamiento tiene que venir desde temprana edad. De otro lado, una de las cosas buenas que nos ha dejado algo tan terrible como esta pandemia, es la oportunidad única de resaltar el hacer ciencia, investigación, por lo menos en el campo biomédico. Creo que muchas jóvenes están diciendo: “oye, yo también quiero aprender sobre biología molecular y cómo es lo de las vacunas”. Entonces, creo que ha despertado un interés en bastantes jóvenes y eso se debería potenciar.