La Premier League te da buenos partidos, muy reñidos, peleados, de ida y vuelta. El de hoy fue su alterego, un monólogo de principio a fin. El Liverpool, escolta de una liga que parece definida, buscaba mantener el invicto en casa y ese rótulo de ser el único equipo de la Premier en hacerlo. 7 victorias y 3 empates hacen de Anfield Road su muralla frente a los rivales de turno.
Por su parte, el Leicester City buscaba rescatar al menos un punto en una de sus temporadas más irregulares de los últimos años. Sin Vardy y Evans (fuera por lesión) en el esquema de Brendan Rodgers, el encuentro se ponía cuesta arriba. Pero sabían que tenían que hacer un planteamiento inteligente en el tema defensivo y jugar al contraataque, un arma que conoce a la perfección.
El compromiso arrancó como se presupuestaba. El equipo de Klopp salió a proponer y mantener la posesión. Encontró más espacio por el lado de Luis Diaz y la mayoría de balones iban hacia ese sector para aprovechar su velocidad y explosividad. Justin sufrió más de la cuenta en algunos tramos del partido para marcar al colombiano, que alineaba como titular una vez más tras la ausencia de Mané.
La tenencia de balón se quedó con el cuadro local, pero cuando robaba la visita, no se deseperaba en jugar en largo e intentaba construir. Pero los reds presionaban fuerte, incluso hasta el banderín del corner y remataban a portería cada vez que encontraban la oportunidad, haciendo que Schmeichel empiece a tener un papel relevante en las jugadas peligrosas dentro del area de los foxes.
Cuando el deber llama, siempre está. No importa si va de falso 9 o de extremo por una banda, Klopp lo pone y siempre le rinde. El cronómetro del fortín red marcaba el minuto 33, el árbitro indicaba tiro de esquina. El centro fue al primer palo, donde siempre remata Virgil Van Dijk. Schmeichel salía en la foto otra vez, despejando el balón, pero el rebote lo pagó caro.
Diogo Jota, atento a la jugada, remató como delantero centro y salió corriendo a festejar. En su temporada más goleadora, con 12 tantos en 23 apariciones, el portugués se hizo cargo de romper el 0 a 0 una vez más.
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No hay primero sin segundo
El Leicester quiso tener más cuidado luego del gol. Adelantó un poco la líneas, pero sabía que si salía a buscar el empate, tenía en frente un equipo que, tácticamente, estaba mejor trabajado. Sería una sentencia de muerte.
Es ahí donde Klopp mandó a Mohamed Salah a la cancha, como para darle otro dolor de cabeza a Rodgers. El egipcio volvía luego de quedar subcampeón de la Copa Africana y quería olvidar eso rápidamente con un gol, pero el travesaño le dijo que no.
Y cuando el partido estaba más rojo que nunca, vino un córner mal rematado por Van Dijk. Los reds no perdieron el balón, y tras una serie de pases y rebotes, el esférico le quedó a Matip en la frontal. Controló y metió el pase al punto penal, para encontrar al protagonista de la historia. Jota no dudo un segundo en pegarle en primera. 2-0 y pitazo final.
La siguiente fecha pone al Liverpool (2º con 51 puntos) en Turf Moor, cuando visite al Burnley (20º con 14 puntos). Además, está a la espera de la reprogramación del partido contra el Arsenal.
Por su lado, el Leicester (12º con 26 puntos) recibirá al West Ham (4º con 40 puntos) en el King Power Stadium con la consigna de volver a ganar. Los foxes también deben partidos y esperan la confirmación para jugar ante Chelsea, Everton y Norwich City.