En los próximos dos años que le quedan de gestión, Alberto Fernández no quebrará el “síndrome de durar y llegar”, que caracterizó a las últimas dos presidencias. Así lo consideró Carlos Melconian, economista y expresidente del Banco Nación, quien también se refirió al “Plan Pegatina” , como acuñó al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Quedan 24 meses para el próximo Gobierno, vuelve a haber por tercer mandato consecutivo el ‘durar y llegar’. El mejor escenario a aspirar es la estabilidad dentro de la inestabilidad. No estoy en la cabeza de la vicepresidenta [Cristina Kirchner], pero es Berretalandia, pueden llegar”, disertó durante la charla “Perspectivas y estrategias económicas, financieras y tributarias para un contexto volátil”, organizada por Capital Family Office y el estudio Lisicki, Litvin y Asociados.
Para el economista, el primer trimestre de este año marcará el rumbo de los próximos dos años. En ese contexto, si el programa que negoció Mauricio Macri con el organismo multilateral era el “Plan Picapiedra” por lo duro, las negociaciones actuales bien podrían definirse como “el Plan Pegatina”.
“Lo presentamos como acuerdo, no por convicción, sino por la resignación entre el hambre y las ganas de comer. El Fondo nunca tuvo ninguna esperanza de que este Gobierno resolviera de cuajo el tema, y el Gobierno salió a la cancha en ese contexto. El tema relevante acá, aunque sea por resignación y no por convicción, es que sea la excusa para cruzar la orilla. Es mejor tenerlo que no tenerlo”, explicó.
Un rebote del 10% de la economía fue un buen dato en 2021. Pero entre la brecha cambiaria del 100%, las reservas del Banco Central escaseando, el riesgo país por las nubes y la tasa real negativa, el Gobierno encara “desvíos” fiscales, monetarios y externos “superiores a los pronosticados”.
Dentro de la “intranquilidad” financiera, Melconian remarcó que un dólar a $107 “no es barato”. Sin embargo, la brecha del 100% es insostenible. “No tiene techo para poner porque las reservas son negativas, los derechos especiales de giro (DEG) los usaron, vinieron de regalo, pagaron y ahora los piden de nuevo. Es muy berreta lo que está ocurriendo. Hay tasa negativa y un riesgo país que es el doble que en Ucrania, donde está el temor del mundo. Eso teniendo en cuenta que se vienen vencimientos fáciles en los próximos dos años, es raro, pero consecuencia de un antecedente que nos empuja a eso”, sostuvo.
Una de las grandes incógnitas del principio de acuerdo con el FMI es cómo hará el Gobierno para reducir el déficit fiscal al 2,5% del PBI. Es un punto menos que el año pasado, sin embargo, hay que tener en cuenta que en 2022 el Ejecutivo no contará con el impuesto a las grandes fortunas ni un gran ingreso por las retenciones debido al “boom” exportador. “Por eso está concentrada la discusión fiscal en ‘bajame los subsidios’”, resumió.
El ajuste de tarifas ya está sobre la mesa. Desde La Cámpora dicen que la suba tendrá que tener un tope del 20%, a pesar de que la inflación para este año ya se posiciona arriba del 50%. “La gente tiene que entender que el ajuste es el ajuste. En la Argentina hasta 2003 no existían los subsidios y hoy acumulamos tres puntos del PBI. Macri en 2019 logró reducir dos tercios el gasto, pero por eso llegó a perder una elección. Ahora volvieron con esta metodología, cuando no va más”, dijo.
“El kirchnerismo sospecha que el ministro [Guzmán] va y viene, no cuenta toda la película. No porque mienta, sino porque está en el medio, como el jamón del sándwich. El Plan Pegatina es posible, pero con dos de Poxipol. Simplemente es patear para adelante”, remarcó.
Por último, Melconian se mostró confiado de que hubo un “punto de inflexión” el 14 de noviembre, durante las elecciones legislativas. “La gente dijo ‘Esto no quiero, pero no sé qué quiero’. Quedan dos años para que haya un cambio cultural, porque quienes dijeron ‘No quiero esto’, tampoco quieren un aumento de tarifas. No compremos espejitos de colores”, aseveró.