La intervención de las autoridades sobre el tema crypto se divide en dos grandes grupos. “Tirar la pelota fuera”, por utilizar una metáfora deportiva, para no tratar el tema, no debatirlo, no decidir, o, por otro lado, se interviene para remarcar que el mundo crypto es un peligro. Esto es un grave error. En abril 2021 mientras en Nueva York, en Times Square, aparecía en caracteres cubitales el famoso “In Satoshi We Trust” que anunciaba la entrada en el Nasdaq de bitcoin de la mano de Coinbase (participada por BBVA), en los mismos días la CNMV se apresuraba a censurar los carteles de la exitosa startup enfant terrible española Bit2Me que en las calles de Madrid por primera vez ponía abiertamente a la atención de los ciudadanos el bitcoin. Una vez más la CNVM quiere enfrentar el mundo crypto a la ciudadanía proponiéndolo como una “tragaperras de alto riego” concentrándose en la comunicación publicitaria sobre las cryptomonedas, con la misma actitud censora. La reglamentación y los avisos sobre los peligros son un mantra remarcado en la CryptoJungla. No se puede dar un paso dentro de los complejos caminos del mundo crypto sin recibir una llamada de atención. Los continuos avisos sobre los riesgos son absolutamente normales en la CryptoJungla.
La iniciativa de avisar es una buena práctica y una medida necesaria para que “los turistas” del mundo crypto tengan una llamada de atención sobre algo que para los cryptociudadanos es obvio. Antes de entrar en el mundo crypto hay que estudiar. Antes de cada click hay que saber exactamente la operación que se está realizando y sus consecuencias.
Lo que parece muy sorprendente es que las instituciones, como también los medios de comunicación principales, no pongan el acento suficientemente sobre el aspecto fundamental que ha llevado la revolución crypto a convertirse en el fenómeno económico-social principal de nuestra época. El mundo crypto nace como una “rueda”, un instrumento innovador que ha demostrado su eficiencia y que propone una nueva manera de organizarnos basada en la redistribución, en la trasparencia, en la facilidad de los intercambios, resolviendo problemas cruciales de nuestra civilización. El mundo crypto ha nacido para mejorar nuestra sociedad y para garantizar un progreso que resuelva o mitigue problemas como la inflación, la polarización de la riqueza, la incapacidad en la toma de decisión del sistema actual en temas como el cambio climático.
Un sistema redistributivo es necesario. Imprescindible.
Un sistema que permita a todo el mundo acceder al mundo financiero abre las puertas a una multiplicación del valor y a un mayor bienestar colectivo.
Un sistema que supere los problemas de la burocratización de nuestro sistema actual es deseado por toda la ciudadanía.
Es necesario avisar sobre los riesgos y regular las aberraciones de un fenómeno nuevo, pero también hay que educar a los ciudadanos sobre la realidad que ve el mundo crypto como una gran oportunidad a todos los niveles, financiero, pero también social. Una gran alternativa que puede aumentar el bienestar colectivo. Este es el punto que los ciudadanos que todavía no entraron en la CryptoJungla ignoran por completo, dejando que solo las prohibiciones o las censuras destaquen en la opinión pública.