Automotrices y concesionarios ya temen que este año les suceda lo mismo que en 2021, cuando vendieron menos de lo que podrían haber vendido, de acuerdo con la demanda existente, debido a que las dificultades para importar autopartes y modelos terminados hicieron que la oferta fuera menor. Su temor no es para nada infundado: en el primer mes de este año ya hubo fabricantes que no pudieron entregar los vehículos, ya sea porque les faltaba una pieza importada para completarlos o porque tenían trabado por el Gobierno el ingreso del auto completo.
El tema se origina en la escasez de dólares que pesa sobre la economía argentina, algo que hace que el Gobierno apriete el torniquete sobre las importaciones, lo que al mismo tiempo es contraproducente porque pone un tope a la producción, tal como ya ha sucedido en el pasado. En épocas de Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior, el instrumento para eso era las declaraciones juradas anticipadas de importación; ahora es el Sistema Integrado de Monitoreo de Importaciones (SIMI).
Miguel Ponce, exsubsecretario de Industria y Comercio y actual director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, confirmó la gravedad de la cuestión. “Están faltando autos y en la mayoría de las terminales hay stock de vehículos que no se pueden entregar porque están a la espera de un pieza que viene desde el exterior. Eso lleva a que a los concesionarios les falten 0 km para ofrecer. Todo esto es por la demora en la aprobación de las SIMI, que a su vez se origina por la falta de reservas”, comentó.
Según relató Ponce, en este momento están todas las automotrices afectadas por la demora en la aprobación de las SIMI. “Es una situación preocupante, porque las terminales tienen que ir administrando la escasez. Entre los varios problemas que esto genera en la oferta, se va a venir otro inconveniente a la hora de revisar el flex con Brasil [relación entre el porcentaje de autopartes de argentina que integran los modelos brasileños y el porcentaje de autopartes brasileñas que integran los modelos argentinos]”, opinó el directivo.
En Renault no hicieron referencia alguna a este mes en particular, pero sí confirmaron que habían tenido un 2021 más flojo en ventas de lo que esperaban. “Tuvimos un año de un poco más de 35.000 unidades, en un mercado que terminó en alrededor de 360.000 autos comercializados, un volumen claramente acotado por las restricciones a las importaciones y por la crisis global de componentes electrónicos”, señalaron.
En otra importante automotriz, que prefirió no ser mencionada, dijeron que el faltante de autos en los concesionarios es real, porque hay una importación bastante limitada para todas las marcas de todos los modelos que vienen del exterior. “Esto se produce básicamente por la demora en la aprobación de las SIMI. En nuestro caso, tuvimos un segundo semestre con menos ventas de las que hubiéramos querido”, indicó la fuente.
En tanto, en Stellantis (grupo que en la Argentina tiene, entre otras marcas, a Fiat, Peugeot y Citroën), dijeron: “Respecto de las entregas de unidades, tenemos las demoras propias de una demanda creciente y el proceso de exportaciones e importaciones”. Pero remarcaron que monitorean día a día la demanda de unidades importadas y las exportaciones de vehículos de producción nacional para así poder satisfacer las necesidades de los clientes y mantener una balanza comercial coherente con la realidad del país.
Tal como publicó LA NACION el lunes pasado, esta complicación en la oferta derivada de las restricciones a la importación hace que, ante la falta de 0 km en los concesionarios, aumente la venta de autos usados. Y no solo eso: esta escasez de vehículos nuevos en relación con su demanda ha hecho que los precios de unidades usadas sean más altos incluso que los de lista de los 0 km.
En opinión de Ponce, este problema se genera porque el Gobierno sigue pretendiendo corregir los problemas de la macroeconomía operando sobre la microeconomía. “En este contexto, lo mínimo que pido es que se haga transparente la toma de decisiones sobre las SIMI. Al comienzo del año se presenta un programa por el que las automotrices se comprometen a producir y exportar tanto para que les habiliten importar determinada cantidad. Pero en la práctica esto no tan fluido porque, de lo contrario, no deberían producirse los inconvenientes que hay actualmente”, analizó el directivo.
Además de este problema exclusivo de la economía local, las automotrices debieron (y deben aún en la actualidad) lidiar con un inconveniente global: la falta de chips, que se generó debido a que la pandemia afectó la producción de estos, radicada principalmente en China y el sudeste asiático.
Lo que ocurre ahora con la escasez de oferta ya lo vaticinó el presidente de la Asociación de Concesionarios (Acara), Ricardo Salomé, cuando, al publicar el cierre de las ventas del año pasado, dijo: “Nuevamente el punto crítico estará [en 2022] en la producción por falta de chips, por un tema muy preocupante como el Covid y por la restricción a las importaciones por falta de dólares”. Fue también en esa oportunidad en la que se lamentó porque se habían vendido en el año menos unidades que las 450.000 estimadas y porque no se había podido satisfacer la demanda existente.
En tanto, fuentes oficiales confirmaron que ya se están realizando desde enero reuniones con cada una de las automotrices para evaluar cuál será el cupo de importación para este año. “Las reuniones se vienen haciendo desde el principio de la gestión, primero con Adefa y después con cada una de las marcas (porque es confidencial de cada una)”, indicaron.
Según explicaron estas fuentes oficiales, la definición lleva un tiempo, porque hay un juego de oferta y demanda, hasta que se llega a un acuerdo. “Así pasamos de 210.000 en 2018 y 230.000 en 2019, a 460.000 el año pasado (y vendidos 430.000). Esta negociación no le escatima nada a nadie. Obviamente, tiene que ver cuánto van a exportar, cuánto van a producir acá, cuántos repuestos van a importar, es todo un juego de variables”, señalaron.
Además, las fuentes oficiales aclararon que, al igual que ocurrió el año pasado, se plantearán reuniones trimestrales para ajustar. “Porque no es algo estático lo que se resuelve en enero. En mayo o junio van a tener la opción de pedir más de importación, en el caso de que se exporte más. La idea es mantener una balanza de dólares positiva para la Argentina. Si una marca exporta el doble de lo que se previó, no le vamos a negar una mayor importación”, afirmaron. Y agregaron que, cuando se termine de acordar con cada automotriz, se hará un anuncio oficial, que será posiblemente a principios de marzo.
En efecto, una fuente de otra automotriz que tampoco quiso ser mencionada contó que hubo reuniones con el Gobierno hace unas semanas y que la idea es seguir con un esquema en el que se presenta un plan de producción y exportación, y a partir de allí se abre más o menos el grifo de las importaciones. “Tendremos que ir presentando lo que nos piden y, en la medida que lo aprueben, iremos pudiendo ingresar vehículos. Cada una en función de lo que produce y exporta tiene una cintura mayor o menor, pero el panorama claramente no es el ideal”, afirmó.