Con una destacada y audaz carrera empresarial que ha sobrepasado los límites, el multimillonario británico Richard Branson, reconocido por su marca Virgin, compartió con EL COLOMBIANO su visión sobre el emprendimiento, la filantropía como propósito y su cariño por Colombia.
Cruzando el Atlántico en un globo aerostático. Navegando arriba de una tabla de kitesurf a lo largo del Canal de la Mancha. Escalando el Mont Blanc, una de las montañas más altas de Europa. Cuando pienso en Richard Branson pienso en su audacia. En un emprendedor animado por una pulsión de vida que de tan impetuosa lo ha empujado a correr los límites una y otra vez durante el medio siglo en que lleva fundadas más de 300 compañías.
Inglés de 71 años e inigualable cabellera platinada, su carrera como empresario comenzó de un modo peculiar, dejando la escuela a los 15. El director le auguró entonces: “Terminarás en la cárcel o te harás millonario”. De inmediato comenzó por dirigir una publicación que paradójicamente se llamó Student, en protesta a la Guerra de Vietnam, en la que llegó a entrevistar a Mick Jagger.
Luego, en febrero de 1970, Branson fundó Virgin Records para vender discos a precios más bajos que los puntos de venta de la glamorosa Kensington High Street de Londres. Desde entonces, el Virgin Group ha puesto un pie en cuanta industria existe: aviones, trenes, bebidas, telecomunicaciones, incluyendo Virgin Mobile en América Latina, megatiendas, librerías, festivales de música, gimnasios y, su gran última estrella, Virgin Galactic, con la que planea viajes por el espacio estelar.
Hay una frase famosa de Richard que particularmente me conmueve, porque refleja de algún modo el nacimiento de Nu. “No tiene sentido empezar tu propio negocio a menos que lo hagas a partir de una sensación de frustración”.
Y de eso sabemos mucho los latinoamericanos. Por eso, creo que escucharlo hoy puede magnificar el mensaje que quisiera transmitir a los lectores: en Colombia, en Medellín, en cada ciudad de América Latina, tenemos la medida del talento suficiente como para contrarrestar esos grandes problemas que nos aquejan desde tiempos inmemoriales. Y que sólo necesitamos una pizca de su audacia.
Tu carrera empresarial es increíble: desde sellos discográficos hasta viajes espaciales. ¿Nunca te cansas?; ¿De dónde viene toda esta energía?
“Me encanta aprender. Nunca fui al colegio ni a la universidad. Así que desde que dejé la escuela a los 15 años, porque quería hacer la diferencia, me pasé la vida aprendiendo.
Hicimos una campaña para detener la guerra de Vietnam y tratar de cambiar el sistema educativo. Y, desde entonces he querido hacer un cambio. Supongo que a medida que he ido creciendo me he puesto en una posición en la que sé que estoy en la capacidad de lograrlo. Puedo levantar el teléfono y llamar a cualquier persona en el mundo para tratar de transformar realidades.
Creo que sería un terrible desperdicio de la posición en la que me encuentro sentarme en la playa y no estar ahí afuera haciendo uso de ella”.
¿De dónde crees que viene esa curiosidad y energía?
“Creo que de mi madre. Siempre íbamos detrás de ella y siempre decía que sí a todo…. hasta sus 90 años. Como resultado de esto mi apodo es DR. SI, no puedo decir que no y me encanta aprender.
Me encantan los retos. He viajado por el mundo y siento que sé lo que hay que hacer en diferentes países para arreglar diversos problemas. Porque me he pasado la vida viajando y por eso, si siento que algo necesita ser arreglado entonces tengo esa compulsión de crear una organización para ver si podemos hacer algo por solucionarlo. Y en ocasiones hemos tenido éxito, en otras nos hemos caído”
Hemos visto todo lo que has hecho con Virgin como holding y has tomado, en cierta forma, el rol de estar encima de todas las compañías operativas. No parece que hayas decidido centrarte en una y gestionarla. Eres el gerente de los gerentes, en cierto modo la persona “inspiradora” a cargo. ¿Fue una decisión consciente de que querías evolucionar y dirigir los equipos o por qué no elegiste necesariamente ser el director general de una de las verticales?
“Empecé como CEO de mi primera empresa y rápidamente aprendí el arte de delegar. Una vez que he aprendido los detalles y pormenores de una compañía en particular soy propenso a aburrirme y querer seguir adelante y aprender sobre algo diferente.
Entonces, encuentro un director general realmente bueno para dirigir mi organización, me retiro de la oficina y vuelvo algunos días. Eso me permite concentrarme en el siguiente proyecto y luego una vez se pone en marcha me concentro en el siguiente y así sucesivamente. Y como resultado, hemos creado, tal vez 300 empresas a lo largo de los años y un montón de organizaciones sin fines de lucro.
Ha sido muy divertido, he aprendido muchísimo sobre un montón de diferentes industrias, ya sea la industria de cruceros, la industria musical y así sucesivamente. Aprender acerca de cada una es fascinante y útil.
Recuerdo haber sido presentado una vez en el escenario por Larry Page de Google quien dijo: Richard tiene 300 empresas y yo sólo tengo una. Yo le respondí diciendo: intercambiemos, pero él no estaba dispuesto a hacerlo.
Pero lo que creo que he tenido es una vida mucho más rica y mucho más interesante tomando este enfoque que ha sido más divertido”.
Has tenido éxitos masivos… y también algunas empresas que no han ido bien, ¿Cuáles han sido tus lecciones clave?; o ¿hay una especie de denominador común en torno lo que ha funcionado frente a las cosas que tal vez no han funcionado bien?
“Creo que tal vez el fracaso más notable fue enfrentarme a Coca Cola y Pepsi con los refrescos. Durante un tiempo los vendimos en el Reino Unido y en algunos países europeos, y realmente pensé que iba a funcionar. Virgin cola parecía que iba a convertirse en la marca dominanteº en el mundo.
Cometí el error de entrar en Times Square con un tanque Sherman y aplastar un montón de latas de Coca-Cola y Pepsi. A ellos por supuesto no les gustó. Llegaron a Europa y muy rápidamente Virgin cola desapareció.
Un caso similar lo vivimos con British Airways y Virgin Atlantic, donde lanzaron una campaña de trucos sucios para tratar de sacarnos del negocio. La diferencia era que con Virgin Atlantic éramos mucho, mucho mejor aerolínea que British airways. Y sobrevivimos. Así que la lección que aprendimos fue asegurarnos de que todo lo que hagamos sea lo mejor. Si eres el mejor, el mejor hotel, la mejor compañía de cruceros, la mejor aerolínea, la mejor, por debajo de lo que sea sobrevivirás, florecerás incluso si las compañías más grandes tratan de evitarlo”.
Cambiando un poco el tema, has sido muy activo en causas sociales a lo largo de tu vida. Ayudaste a montar un concierto masivo para 375.000 personas en la frontera con Venezuela en 2019. Cuéntame un poco por qué, ¿de dónde viene eso? Y cuál ha sido tu relación con Colombia.
“Me encanta Colombia, tengo muchos amigos en Colombia.
Uno de ellos es Bruno Ocampo, quien me llamó un día y me habló de esta idea de un concierto. Parecía esperanzador que pudiéramos hacer un evento masivo justo en la frontera, que pudiéramos permitir a las personas en Venezuela y a todos los asistentes tener un día realmente fantástico que podría traer un cambio en ese país.
Fue un día mágico. La gente cruzaba el río desde Venezuela para venir… los artistas de toda Sudamérica aceptaron tocar de manera gratuita. Todos, todos los asistentes trajeron a sus hijos, a sus familias, fue un concierto gratuito. Cientos de miles de personas estaban allí y fue verdaderamente inolvidable.
Nuestro objetivo para ese concierto era recaudar fondos para ayuda humanitaria en Venezuela y AidLive lo logró. Fue un día inolvidable para muchas personas y tuve el honor de estar allí”.
Háblame un poco de Virgin Unite y de lo que has hecho en materia de filantropía y también de tu compromiso con The Giving Pledge ¿Por qué la filantropía? ¿Por qué es importante para ti la inversión de impacto social?
“En primer lugar, creo que las empresas y emprendimientos solo son exitosos si crean un negocio que realmente marque una diferencia en el mundo. Gran parte de quienes lo están haciendo hoy en día están logrando ese cambio. Y eso es tremendamente emocionante.
Obviamente, hay algunas empresas que están dañando el mundo pero en general, la mayoría de las compañías buscan, realmente, mejorar la vida de las personas. En este sentido hay algunas cosas que necesitan filantropía pura pues una empresa como tal no necesariamente las impacta. Si tomas a Sudamérica como ejemplo, ¿Cuál crees que es el problema más grande que ha causado un enorme dolor en la región? Es la guerra contra las drogas y eso es algo en lo que, por ejemplo, llevamos años trabajando desde diferentes frentes con los presidentes de los países y a través de estudios que nos permitan encontrar soluciones.
Dirigir ese esfuerzo necesita filantropía. No es un negocio. Como esta, hemos creado un montón de organizaciones para apoyar causas específicas en el mundo”.
Hablemos un poco de tu decisión de ser parte de The Giving Pledge…
“Tú y yo tenemos la fortuna de haber conseguido un capital considerable a lo largo de nuestra vida y cuando miramos a nuestros hijos, ellos deberían tener la satisfacción de abrirse camino sin que se les ponga en bandeja de plata.
Así que creo que si las personas que han hecho capital se sientan con sus hijos y les preguntan: ¿Ya sabes qué quieres hacer en tu camino? ¿Realmente quieres que te demos cientos de millones de dólares?
O prefieres que convirtamos la empresa en una organización sin ánimo de lucro en donde todos los empleados pueden estar realmente orgullosos del hecho de que están haciendo una diferencia y tu puedes estar orgulloso de que estás trabajando con la Fundación para lograr un cambio en los próximos años. Recuerdo a mi hijo diciéndonos: ‘Esto nos da un verdadero propósito en la vida y es mucho más emocionante que la otra idea’.
Creo que hay un paso, incluso, más allá que The Giving Pledge para que aquellos que dirigen empresas piensen en ello. Y no es que quieras privar a tus hijos de algunas cosas o de su estilo de vida particular. Hay algunos lujos que creo que las familias pueden querer mantener dentro de su núcleo, pero en general, hay un equilibrio que es más sensato que legar grandes fortunas a los niños. Y por último, las personas al interior de tu compañía en lugar de trabajar por una familia, estarán haciéndolo con un propósito real”
Uno de los contra argumentos que he escuchado sobre eso es que podría generar resentimiento en sus hijos ¿Qué opina al respecto?
“Considero que no es el caso, porque les diste a elegir y pudieron participar en esa decisión. Personalmente opino que será todo lo contrario al resentimiento si los educas con el corazón para que se den cuenta de que hay muchas causas que necesitan ser arregladas y puedes darles la satisfacción de haber sido parte de ello”.
Para terminar Richard, supongamos que tuvieras un gran megáfono para toda la juventud colombiana. Si hubiera una cosa que pudieras decirles, qué consejo les darías sobre su rol en la sociedad colombiana, ¿Qué sería esa cosa que querrías que interiorizaran y escucharan de ti?
“Si estamos hablando de los jóvenes, creo que la cosa más importante que alguien a su edad puede hacer es dibujar un círculo a su alrededor y asegurarse de que las personas dentro de ese círculo estén sanas y felices.
Una vez que lo haya hecho puede dibujar un círculo alrededor de su familia, sus amigos. Luego, puede empezar a preocuparse por un círculo más amplio si inicia un negocio y este consigue crecer. Pueden dibujar un círculo alrededor de su pueblo o su ciudad y pueden asegurarse de que las escuelas locales tengan recursos averiguando lo que necesitan, puede, así mismo, asegurarse de que la anciana en la calle o el anciano en la calle que no tiene ninguna persona reciba una ancheta en Navidad. Los jóvenes pueden empezar a generar una diferencia en su comunidad.
Si su empresa tiene aún más éxito, pueden dibujar un círculo alrededor del país y empezar a trabajar con el gobierno para asegurarse de que las selvas tropicales no se talen, de que las especies estén protegidas, y ya sabes, hablar si están de acuerdo con esto, sobre la reforma de las drogas y otras cuestiones que deben abordarse.
Y luego, si la empresa se hace aún más grande, pueden dibujar un círculo alrededor del mundo y pueden hacer una campaña para proteger, por ejemplo el 30% de los océanos, trabajar en conflictos que aquejan a la sociedad y utilizar sus habilidades empresariales para intentar pensar en cómo podemos ayudar a evitar conflictos.
Los jóvenes deberían hablar sobre algo así. Y si creen fuertemente algo, salgan a las calles y asegúrense de ser escuchados”.