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Al preguntarle cuando empezó su pasión por la música, no sabe bien qué responder porque desde siempre, desde que era pequeño e iba al colegio, ha estado cantando.
Francisco Manuel Gordillo Seco es natural de Badajoz, de Rivera del Fresno un pueblo de poco más de 3.000 habitantes. Allí todos lo conocen como Kako, quien eligió las primeras sílabas de sus dos apellidos para completar su nombre artístico: Kako Gorse.
Siendo adolescente empezó a cantar en los Carnavales con las comparsas y de ahí saltó al mundo de las orquestas, “en el que adquieres muchas tablas y conocimientos musicales”. En su caso, nunca estudió música así que todo lo que aprendió “fue arriba del escenario”.
La primera vez que trabajó en una tenía 17 años. “Me llamaron de la noche a la mañana y les dije que era menor de edad”. Eso no impidió que una de las grandes conocidas del panorama de orquestas de Extremadura, Inés, llamara a su madre para pedirle autorización y al día siguiente estaba en Madrid, “sin vestuario, sin música, sin nada, a la aventura”. Allí coincidió con un chico que había cantado en el programa Operación Triunfo. “No entendía qué hacía yo con él cuando me daba un montón de vueltas”, confiesa.
Poco a poco fue perdiendo los nervios y cantó. Fue la primera vez que lo hacía de forma profesional, una experiencia que no se le olvidará jamás. Tampoco el nombre del pueblo: Miradores de la Sierra.
Recorrió casi toda España cantando en orquestas y gracias a ello se pudo costear los estudios universitarios.
La profesión que eligió Kako no tiene nada que ver con la música aunque el arte siempre estuvo presente en su vida y nunca dejó de cantar. Es psicopedagogo y educador social y su carrera profesional fue la que lo trajo a Tenerife hace ocho años porque en su tierra no le surgía ninguna oferta laboral. Lo llamaron para trabajar en un colegio con chicos con discapacidad y sin pensárselo, hizo las maletas y se vino. Cuando se le terminó el contrato trabajó en la Asociación Mundo Nuevo y actualmente como educador en Sumas, de acogimiento familiar de menores, entidad colaboradora con el Gobierno de Canarias. Desde ese momento, La Orotava se convirtió en su municipio de adopción.
En la Isla las puertas musicales se le cerraron ya que se tuvo que dedicar a su trabajo pero descubrió la aplicación Smule, una red social musical en la que se puede cantar con artistas conocidos y amigos. Empezó a subir sus interpretaciones y de la noche a la mañana consiguió cerca de 20.000 seguidores. Cierto día se atrevió con Despacito, el tema de Luis Fonzi.
“Me encanta el talento de Kako Gorse definitivamente mis amigos de España saben cómo cantar”, escribió el artista puertorriqueño en sus perfiles sociales.
Ese fue el momento en el que las puertas volvieron a abrirse para Kako. La gente lo conoció y los periódicos de su tierra publicaron la noticia.
A partir de esa anécdota le surgieron propuestas y empezó a participar en todos los eventos que lo invitaban, sobre todo en galas benéficas, como las que organiza Cary Hernández Robles, una vecina de la Villa que sufre esclerosis sistémica, una enfermedad rara, reumática y autoinmune, para que esta dolencia se investigue.
El año pasado se enteró del concurso ‘Resuena Puerto’ , un proyecto desarrollado por la empresa Clipia para dar a conocer la existencia, el trabajo y el talento de artistas y grupos emergentes del Valle de La Orotava.
Al certamen, patrocinado por el área de cultura del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz se presentaron más de 50 participantes entre grupos de música y solistas. No dudó ni un minuto en ser uno de ellos porque sabía que era una oportunidad. Habría ocho ganadores y el premio consistía en la grabación de un single con un tema inédito y un videoclip.
No se equivocó. Resultó ser uno de los elegidos por el jurado y la votación popular. Interpretó Mi amante amigo, un tema de Rocío Jurado que gustó mucho, una experiencia “muy bonita” gracias a la cual pudo componer y grabar Esa sonrisa, su primer tema junto a Iago Gallegos, productor de Clipia.
“Es una canción movida, más de discoteca, moderna y divertida, que no tiene nada que ver con mi estilo habitual, que tiende a ser más romántico, lento y pausado, más de piano, pero estoy muy contento con el resultado”, describe.
Sin embargo, lo más importante para el artista extremeño ha sido poder hacerlo con profesionales. “Les hice caso en todo lo que me sugirieron, desde las localizaciones hasta el vestuario”, remarca.
La buena racha no terminó allí. Antes de terminar el año el productor musical Fernando Ortí Salvador, quien lleva más de diez años componiendo la banda sonora de Cuéntame cómo pasó, le propuso interpretar dos temas musicales de su autoría de la temporada número 22 de la serie: Mi musa y Si tienes que caer.
No tiene palabras para contar cómo lo ha vivido y todo lo que ha aprendido desde entonces. “He estado bastante tiempo sin que me saliera nada, solo cantando en las redes sociales porque nunca lo he dejado de hacer y el año pasado surgió todo. Y espero que esta buena racha siga adelante y aparezcan muchas cosas más porque la música me apasiona desde que era muy pequeño y soy muy felíz cantando”, confiesa.
A Kako le regalaron la primera radio a los ocho años y ya influenciado por su madre, le encantaba Víctor Manuel, del que tenía todas las cintas y se sabía todas sus canciones y su vida. “Aprendí a cantar por él y sigo siendo un fanático suyo”, apunta. Recuerda estar cantando con ocho años Solo pienso en tí. “Los niños jugaban al fútbol y yo a ser Víctor Manuel o estar participando en el programa Lluvia de estrellas”, cuenta riéndose.
No eligió estudiar música por el futuro incierto que tiene
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Su aprendizaje y dedicación a la música siempre fue de forma autodidacta. Nunca eligió estudiarla por el futuro incierto que tiene. “Siempre he sido una persona que me he planteado mucho todo y que he ido a lo seguro, desde adolescente, aunque cuando uno elige una profesión no sabe bien qué le deparará. En la música no veía ese modelo a seguir que siempre se impone, tener tu casa, tu familia, ganar una cantidad determinada de dinero, y que al final no se puede seguir porque nos damos de bruces contra la realidad”.
Le gustaría componer letras y tener un productor a su lado que le diga por dónde ir, lo apoye y lo acompañe, “una especie de padrino”. Tiene algunas canciones compuestas por él, le falta sacarlas a la luz “porque me faltan medios”, sostiene.
Kako tiene 31 años y toda la vida por delante para seguir avanzando en su carrera musical, sin prisa pero sin pausa. “Hasta ahora, todo lo que he hecho han sido masterclass”, bromea.
Su mayor sueño es ir en su coche, por la autopista y que de manera aleatoria salga un tema suyo en la radio. Sabe que es muy difícil porque son muchas las personas que se dedican a la música pero no imposible.