Un simple dato puede dar una idea de si Colombia está lista para la revolución del emprendimiento tecnológico o no: de los 42 unicornios que ha habido en América Latina –es decir, empresas que han logrado un valor superior a 1.000 millones de dólares– solo uno nació en el país: la aplicación y página web de domicilios Rappi. Es decir, Colombia está al mismo nivel de Chile y Uruguay, pero muy por debajo de Brasil (16) y Argentina (5).
A eso se le suma que de las 1.005 tecnolatinas, 76 nacieron en Colombia. Es decir, el país concentra el 7,5% de los emprendimientos tecnológicos de la región, un porcentaje relativamente menor si se considera que este país tiene el 12,5% de los habitantes de América Latina.
Algunas de las más destacadas, aparte de la conocida Rappi, son LifeMiles, Omnibank, Avista y Finsocial, las cuatro primeras de Bogotá y la última, de Barranquilla. Según información del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Bogotá concentra el 87% de todas los startups o emprendimientos del país, seguido por Medellín, con el 8%.
Colombia está en un momento crucial: no hay tantos emprendimientos tecnológicos como para creer que ya el país tomó el rumbo ni tan pocos para pensar que aún no ha despegado en esta revolución de los unicornios tecnológicos.
Especialistas consultados consideran que hay por lo menos cuatro grandes retos pendientes sobre los que debe trabajar Colombia para volverse cada vez más amigable para el emprendimiento.
La autopista de los unicornios
Un paso clave que está comenzando a dar el país tiene que ver con el mejoramiento de la infraestructura o la autopista sobre la cual operan estos emprendimientos. En los últimos meses de 2021, se estaban ejecutando seis planes piloto de tecnología 5G (quinta generación de conectividad de internet móvil) en la banda de 3.5 GHz en Bogotá, Bucaramanga, Cali, Medellín, y Tolú, los cuales eran desarrollados por Comcel, ETB, Tigo, Colombia Telecomunicaciones y Xiro Investment Group.
Es una buena noticia pero el tiempo apremia porque mientras en Colombia apenas se avanza en la estructuración de los términos que definirán el proceso de selección objetiva que dejará habilitado el 5G de manera comercial, en otros países ya empiezan a desplegar las redes.
El desafío de la tramitomanía
Otro de los desafíos en los que debe trabajar el país es en la tramitomanía. Ana Maiguashca, directora del Consejo Privado de Competitividad considera que algunos emprendimientos se quedan sin oxígeno por el sinfín de reglas y papeleo exigidos.
Pero también hay que reconocer que en ese frente se han dado avances. Juan Sebastián Cadavid, CEO de Hogaru, conecta a clientes con profesionales de limpieza para realizar labores de cuidado del hogar a través de su aplicación, página web o teléfono, y emplea formalmente a más de 600 mujeres en Medellín, Bogotá y Cali.
Es la segunda vez que emprende y por eso tiene la experiencia para decir que mucho ha mejorado el país para los emprendedores en los últimos diez años. Destaca, por ejemplo, que crear una empresa (o una SAS -sociedad por acciones simplificada-) ahora es mucho más sencillo; la exención al pago de impuesto en la renta que está dando el gobierno a las nuevas empresas de economía naranja durante sus primeros cinco años, así como el apoyo al empleo formal que dio el Gobierno por cuenta de la pandemia.
Hay quienes, incluso, son aún más positivos en su visión. Hernán Arcioni, CEO de Solventa, una fintech argentina que ha crecido a gran escala en Colombia, dice que “Colombia está muy avanzado en firma electrónica, documentación electrónica, en biometría… Yo creo que de los países de Latinoamérica, hoy Colombia es el mejor para el emprendimiento digital, creo que el Estado colombiano está buscando ir a la vanguardia”, sostiene.
Su negocio se basa en dar préstamos relativamente pequeños (de máximo $2,2 millones de pesos), en menos de dos horas, dando un solo clic y exigiendo muy pocos requisitos. Llegó en 2019, hoy tiene más de cien empleados y entrega 100 mil créditos mensuales.
‘Mano de obra’ calificada
Maiguascha también ve un reto enorme en el entrenamiento del talento humano, pues no se trata únicamente de las carreras universitarias afines a la era digital, sino también de entender cómo funciona el entorno empresarial aprendiendo habilidades gerenciales. Además, el bilingüismo es cada vez más fundamental (ver nota ‘Educación no va a la misma velocidad de la revolución 4.0’).
Una solución planteada por la experta es oír las experiencias de aquellos empresarios que alguna vez fueron emprendedores, para entender desde la experiencia cuáles son las habilidades que se están echando de menos hoy en día. Con base en eso se podría construir una base educativa, no solo profesional sino también tecnológica, acorde a la meta de crecer más en el emprendedurismo tecnológico y digital.
Por esa exigencia, el Gobierno creó la Misión TIC para formar a 100 mil colombianos en programación, que con corte al 1 de noviembre del 2021 alcanzaba los 60.034 matriculados.
El financiamiento o cómo sobrevivir al ‘valle de la muerte’
Se estima que 8 de cada 10 emprendimientos no sobreviven a la etapa conocida como “el valle de la muerte” o los dos primeros años, cuando se trabaja a pérdida absoluta hasta que existe una base de consumidores tan sólida que la gente comienza a utilizar el producto de forma masiva. Eso sí, una vez se sobrevive a este oscuro panorama, la ganancia es exponencial.
Así lo asegura Ismael Franco, abogado y magíster en Regulación de Negocios Internacional de la Universidad de Nueva York y asesor de emprendimientos de base tecnológica, quien hace hincapié en la importancia de crear un ecosistema emprendedor sólido, con fondos semilla para la financiación inicial, con una buena economía y un gobierno que apoye con fondos públicos.
En Colombia todavía no se han adaptado los sistemas de financiamiento a los emprendimientos tecnológicos. Muchos de ellos tienen que recurrir a capitales de inversión extranjeros que tal vez no están al alcance de todos.
No obstante, el experto explicó que un emprendimiento tecnológico no requiere iniciarse con capital sino con una idea, conocimiento y habilidad para llevarla a cabo. “Los negocios basados en ideas y conocimiento tardan, pero si logran salir adelante van a poder crecer sin límites, no solo en el municipio o el país sino hacia todos los lugares del mundo”, afirmó.
Para él es clave entender que hay inversionistas interesados únicamente en la rentabilidad y una startup no puede ofrecer utilidades en el corto plazo, porque trabajan a pérdida. En este caso hay que buscar inversionistas interesados en invertir en innovación para el futuro.
Otros saben que la inversión es a largo plazo, pero ese desarrollo les brindará propiedad intelectual, de patentes, nuevos mecanismos de negocio y eso hay que dejarlo claro desde un principio, para que no haya un conflicto sobre la apropiación de resultados.
Los esfuerzos del Gobierno
Y aunque esta no es solo una responsabilidad gubernamental, sino de la academia y de la sociedad en general, con la Política Nacional de Emprendimiento, la Política Nacional de Transformación Digital y la Política Nacional de Comercio Electrónico, el Gobierno pretende dar los grandes pasos para impulsar el emprendimiento usando la tecnología, para no quedarse atrás en las exigencias del mundo actual.
Entre otras cosas, en el marco de esas políticas gubernamentales el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) rediseñará mecanismos para dar capital semilla —una forma de financiamiento con el que suelen empezar los startups, con el financiamiento externo de una empresa o persona natural que invierte en el negocio en cuestión— a través del Fondo Emprender a emprendimientos cuya base sea tecnológica o con vocación de innovación.
A esto se suman las acciones de iNNpulsa, que puso a operar la sede del Campus de Emprendimiento Exponencial C Emprende en Bogotá con el objetivo de convertirse en una meca de emprendimientos con cooperación entre actores nacionales, regionales y globales, para crecer el ecosistema empresarial del país, usando tecnología.
También está en marcha el programa CeNube de iNNpulsa y Huawei, programa de aceleración para emprendimientos establecidos en el país, cuyo negocio utilice la tecnología para brindar los servicios que ofrece. La meta es beneficiar 34 emprendimientos con recursos, capacitaciones y más.
Algunos de los otros instrumentos para promover el uso de la tecnología y lo digital en el emprendedurismo, son la iniciativa Apps.Co, un programa para potenciar la creación y consolidación de negocios usando tecnologías de información y comunicaciones. Desde su creación en 2012 ha acompañado más de 4.600 equipos y empresas y beneficiado a 256 mil ciudadanos a través de todas sus ofertas. Según el Gobierno, con esta se consolidó la comunidad de emprendimiento digital más grande de Colombia.
Así mismo, desde 2019 el MinCiencias ha apoyado 47 propuestas de emprendimiento con base tecnológica: 15 en 2019 y 16 en 2020 y 2021, respectivamente. Para este año el plan es hacer una convocatoria de apoyo a la creación y el fortalecimiento de 18 emprendimientos basados en tecnología.
Se cuentan también iniciativas como el Centro para la Cuarta Revolución Industrial, que surgió de una alianza entre el Gobierno central y la Alcaldía de Medellín, y actualmente es operado por Ruta N o Las 51 starter de iNNpulsa, iniciativa para identificar 51 emprendimientos de base tecnológica con alto potencial de crecimiento para conectarlas con fuentes de financiamiento, negocios y visibilidad.
Más allá de los desafíos pendientes y de las iniciativas del gobierno que tratan de sacudir el ecosistema, Colombia alberga cada vez más emprendimientos tecnológicos buscando hacerse un espacio.
El ejemplo de Brasil
Con todas estas iniciativas, Colombia tiene mucho que aprender de un sistema como el brasilero, en donde dos regulaciones han servido para remover barreras de competición en la industria financiera y servido para promover el crecimiento empresarial del país: Pix y Open Baking.
En el primer caso, se trata de un sistema de pago en tiempo real y 100 % digital, manejado por el Banco Central de Brasil, que permite la democratización e inclusión del sistema financiero. Sin tarjetas de crédito ni plata en efectivo, las transacciones pueden hacerse solo con el celular, ya sea a través de códigos QR, pago por proximidad, entre otras formas.
Rafael Wowk, gerente de Políticas Públicas de Nubank en Brasil, explica que la idea con Pix es hacer de todo el sistema de pagos uno solo. Es decir, que un cliente de Nubak pueda transar instantáneamente con Mercado Libre como una solución de pago, creando una interoperabilidad del sistema.
“Al unirse, las instituciones más pequeñas tienen acceso a la misma infraestructura de liquidación que opera el Banco Central, lo que permite enviar y recibir fondos a todas las instituciones participantes a un costo muy bajo”, explican Wowk y Leticia Novaes, de Nubank, en un documento sobre el tema.
Por otro lado, se cuenta el Open Baking –en funcionamiento desde hace cuatro meses–, basado en la idea de que la información financiera de cada cliente le pertenece a él y no a los bancos. De esta manera, las personas pueden compartir su información financiera con el banco de su elección, teniendo acceso a servicios más personalizados en el sistema financiero. “El mercado cree que compartir información en el contexto de Open Baking promoverá la inclusión financiera y empoderará al consumidor financiero”, señalan.
En Colombia, de hecho, el Gobierno está próximo a lanzar el Open Banking pero en versión opcional, de manera que los bancos no se vean obligados a hacerlo si no lo desean.