¿Qué pasa en las fronteras de Ucrania?
Desde fines de 2021, Moscú ha movilizado más de 100.000 soldados a las fronteras norte y este de Ucrania, y a Crimea, territorio ucraniano anexado por Rusia. El gobierno de Estados Unidos ha advertido que ese número puede aumentar rápidamente hasta 175.000. Analistas de inteligencia dicen que las tropas están cada vez más preparadas para lanzar una campaña, incluidos suministros de sangre para los hospitales rusos instalados cerca de la frontera. Al mismo tiempo, Rusia lleva a cabo ejercicios militares conjuntos con el vecino del norte de Ucrania, Bielorrusia. La OTAN estima que estos ejercicios involucran a unos 30.000 soldados más.
Como respuesta, Ucrania ha solicitado y comenzado a recibir armas de países occidentales en las últimas semanas: sistemas antitanques de Estados Unidos y Reino Unido, así como municiones y misiles antiaéreos de los estados bálticos. La Unión Europea ha prometido más de mil millones de euros en asistencia.
La cuestión central es si estamos frente a una estrategia arriesgada de Vladimir Putin -un intento por llamar la atención de Occidente hacia su demanda de que Ucrania nunca se una a la OTAN- o si el líder ruso realmente intenta atacar a su vecino. Y si llega a producirse ese ataque, si será una intervención puntual o una invasión a gran escala.
¿Por qué hay tensión entre Estados Unidos y Ucrania?
El 2 de febrero de 2022, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, anunció que el término “inminente” no será usado más para describir la amenaza de intervención rusa. No porque la evaluación de inteligencia sobre el escenario haya cambiado, sino porque el concepto podía sugerir que Estados Unidos tiene certeza sobre las intenciones de Putin. Además, la palabra y la retórica dura de la administración de Joe Biden también habían causado fricciones con el gobierno ucraniano.
“Soy el presidente de Ucrania y estoy sobre el terreno, y creo que entiendo los detalles mejor que cualquier otro presidente”, dijo Volodimir Zelenski ante corresponsales extranjeros, quienes le habían preguntado sobre la brecha que existe entre los mensajes de Estados Unidos y la línea más cautelosa de Kiev. Mientras Washington advierte de una amenaza grave de invasión rusa, Zelenski dice a los ucranianos que su país no está más amenazado que antes. Lo que ha cambiado es la repentina atención que han prestado los medios internacionales al asunto.
Se trata de una declaración más sorprendente si se tiene en mente que los líderes ucranianos, incluido Zelenski, llevan años pidiendo a Occidente que no subestime la amenaza que Rusia supone para la independencia ucraniana. No solo eso, sino que Kiev ha presentado una larga lista de peticiones de sistemas de armas a Occidente, las que Kiev considera necesarias para disuadir a Rusia.
Las diferencias entre Kiev y Washington se relacionan más con asuntos de énfasis que otra cosa, dice el cientista político Volodimir Fesenko. El experto afirma que desde que Rusia se anexionó Crimea en 2014, Moscú ha aumentado su presencia militar permanente a lo largo de las fronteras ucranianas y realizado ejercicios a gran escala cada primavera y verano. Como resultado, los ucranianos, dice Fesenko, han aprendido a vivir con el constante riesgo de una escalada militar. Y tanto se habla de guerra que esto ya ha tenido un impacto. “La guerra no se ha desatado, pero en los medios sí se habla del tema y eso afecta a la economía ucraniana”, dice Fesenko.
¿Cómo se resolvieron las escaladas previas?
No es la primera vez que Rusia usa movimientos de tropas para aumentar las tensiones con Ucrania. En marzo y abril de 2021, Rusia congregó decenas de miles de soldados en la frontera y realizó ejercicios navales en el Mar Negro. Los movimientos causaron preocupación a nivel internacional, pero los temores a un conflicto inminente eran menores a los que existen hoy. Entonces las fuerzas rusas no tenían la logística para lanzar un ataque a gran escala como sí tiene hoy, ni tampoco Moscú había realizado demandas concretas.
En la primavera de 2021, la oferta de una cumbre uno a uno que Joe Biden realizó a su par Vladimir Putin, el hombre al que apenas unas semanas antes había llamado “asesino”, hizo que Rusia pusiera fin a las maniobras que estaba realizando cerca del límite con Ucrania.
Esta vez es poco probable que la mera oferta de diálogo sirva para aquietar las aguas. La cumbre de Biden y Putin en Ginebra en junio de 2021 no satisfizo las exigencias rusas. Esta vez, Moscú presentó una lista de demandas al comienzo de esta última escalada, incluyendo la prohibición para que Ucrania, un estado soberano, se una a la OTAN, además de un compromiso de la alianza para retirar tropas y material militar desde los estados miembros ubicados en Europa del Este. La OTAN ya descartó cumplir cualquiera de esas demandas.
¿Cuánto le cuesta esta escalada a Ucrania?
Aunque no se haya disparado un solo tiro, el solo hecho de que se hable de una guerra ha dañado la confianza de los inversionistas extranjeros en Ucrania. Esta es una de las razones por las que el presidente Zelenski trata de bajar las tensiones. Hasta ahora, la moneda ucraniana, la grivna, se ha mantenido bastante estable, perdiendo menos del 10 por ciento de su valor frente al euro en las últimas semanas. Aunque para ello ha sido necesaria la ayuda del Banco Central, que ha invertido más de mil millones de euros en frenar la caída de la moneda. El efecto colateral más notorio, dice el analista Serguei Fursa, lo ha sufrido la capacidad de Ucrania para pedir dinero prestado en los mercados internacionales.
Hay evidencia de que las firmas internacionales están congelando sus planes de inversión en Ucrania, pues son cada vez más las empresas que siguen los pasos de algunas embajadas occidentales y evacuan a su personal de la capital ucraniana. Cuantificar el valor de tales pérdidas es difícil. Sin embargo, los analistas estiman que una incertidumbre de largo aliento podría convertirse en un freno permanente para el desarrollo económico del país.
¿Hay alguna ganancia para Ucrania?
En solo una semana, los líderes de Turquía, Gran Bretaña y Países Bajos visitaron Kiev. Todos llegaron con promesas de suministros militares. Se trató de una muestra sin precedentes de apoyo y algo que Kiev, en condiciones normales, habría celebrado como una victoria diplomática. Pero como están las cosas, esas demostraciones se daban por sentadas. Ucrania está genuinamente en la agenda de Europa y la OTAN, que se toman los temores de Kiev respecto a Rusia en serio, demasiado en serio a los ojos del presidente Zelenski.
Ucrania ha recibido armas y promesas de futuras entregas no solo de Estados Unidos, sino de Reino Unido y otros países que antes se habían abstenido de entregar armas letales. Eso no cambia el hecho de que el valor del equipo que se suministra a Ucrania sigue siendo comparativamente modesto en comparación con el apoyo que da Estados Unidos a Israel o a Afganistán antes del retorno de los talibanes. En cuanto a la posibilidad de ingresar a la OTAN, la alianza se ha negado a descartar el ingreso de Ucrania, pero tampoco ha hecho nada concreto para avanzar hacia una membresía en el corto o mediano plazo. (dz/ee)