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Si a estas alturas de la vida no has escuchado hablar de la corriente ‘real fooding’, no estás vivo. Todo comenzó cuando Carlos Ríos, “dietista-nutricionista inconformista” (como así se define en su web), comenzó a divulgar la corriente a través de sus redes sociales, a la que sumaron cientos de miles de seguidores.
Para él, su misión es “luchar, a través del conocimiento y conciencia, contra las multinacionales de los productos ultraprocesados y devolver la comida real a la población”.
Define como “RealFooding” al estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados. Creó su comunidad de Realfooders en las redes y el éxito vino solo.
¿Pero qué cabe esperar cuando tras luchar contra los ultraprocesados, lanzas tu propia marca de “buenos procesados”? Polémica, como poco. Y así ha sido.
Tras toda la divulgación y creación de un buen caldo de cultivo en el que se gestasen seguidores para mantener lo siguiente, llegó el lanzamiento de sus propias propuestas de “real food”. Propuestas de alimentos objetivamente saludables, fabricadas por Shukran Foods, la empresa que lleva su firma, que mantenían la imagen de lo que divulgaba en una línea bastante correcta y coherente.
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Tras el éxito del hummus, llegó la que provocó la polémica: una crema de cacao supuestamente sin azúcares añadidos y sin edulcorantes.
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¿Por qué surge la polémica?
Si por algo se ha caracterizado Carlos Ríos es por la forma de moralizar con la comida y por la facilidad que tiene de crear polémica, algo que también le ha servido para crear un hate muy particular. No es nuevo que Ríos, además, la emprenda con sus colegas de profesión incluso con profesionales del periodismo, mediante campañas de desprestigio y boicot a la mínima. Y no ha sido menos tras lanzar la famosa crema de cacao.
Otro profesional de la nutrición, el dietista y tecnólogo de alimentos Aitor Sánchez, autor de libros como Mi dieta cojea y habitual colaborador en televisión y radio sobre alimentación, ha dado el paso explicando con claridad y objetividad todo lo que ha sucedido.
Lo ha hecho en un vídeo en su cuenta de Instagram en el que analiza por qué ha surgido la polémica y las afirmaciones a favor y en contra de la crema de cacao de Carlos Ríos. Merece la pena escucharle.
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La referencia de la crema de cacao de Carlos Ríos, se presenta como una alternativa bastante diferente a lo que tenemos en el mercado. Es decir, distinta a la Nutella o a la Nocilla de toda la vida. Y esto es una verdad objetiva: las mejora. Pero estar ante un producto como una crema de cacao, indudablemente dulce, planteó una disonancia con el discurso de Carlos Ríos que le hizo ser carne de cañón de las críticas. Algunas, a las que Sánchez no da importancia, como que “un nutricionista lance al mercado un producto dulce” y otras, objeto del análisis del tecnólogo, fundamentadas en el etiquetado y en los mensajes que se lanzan con el producto.
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No es el único que se ha centrado en esta parte. Otras, como la periodista Beatriz Robles, también han hablado sobre el tema en el medio en el que escribe (El Comidista). Y aquí es donde entra una de los temas que rodea a la polémica. La crema de cacao de Carlos Ríos está endulzada con dátiles. Tal y como explica Robles, “la pasta de dátiles se ha puesto de moda como alternativa ‘healthy’ al azúcar en los postres, pero por mucho que la uses o compres productos que la lleven, no vas a comer dulces más saludables”. ¿Por qué? Pues tal y como sigue en su artículo, “porque la peor elección alimentaria es aquella que hacemos creyendo erróneamente que estamos haciendo una apuesta por nuestra salud, y si no somos conscientes de seguir una mala dieta, ni siquiera nos plantearemos modificarla.” Y añade, “la industra alimentaria ya se ha dado cuenta de que hay quien percibe determinados azúcares como “mejores” y le está colando auténticos engendros azucarados a precio de oro, vendiendo que son tan sanos como morder una manzana”. Es decir, no es oro todo lo que reluce.
Ante toda la polémica, Carlos Ríos no sólo no encajó los posibles errores que podía haber en el etiquetado sino que la emprendió, de nuevo, contra otros colegas de profesión diciendo que no era más que una campaña personal contra él.
Tras todo esto, la batalla de opiniones estaba servida: desde quienes dudaban de la ejecución de sus propuestas a los fieles seguidores que dudaban de la credibilidad de las críticas.
Todo esto, analizado al detalle en el vídeo de Aitor Sánchez, que además repara en si realmente es una crema saludable, si es cardioprotectora o si el dátil es o no sólo azúcar.
Sobre la etiqueta: SIN AZÚCARES
¿Está mal etiquetada la crema de cacao real fooder? Pues en palabras del tecnólogo, claramente sí: “hay varios problemas en el etiquetado y sí tiene azúcares añadidos”. Y es que la crema de cacao de Carlos Ríos, aunque no lleva glucosa o endulzantes en forma de jarabes de fructosa o miel, sí lleva dátiles, con la clara intencionalidad de azucarar el producto (además de que viene así expresado en el etiquetado).
Sin embargo, que su etiqueta diga “sin azúcares añadidos”, no está acertada. Con tan sólo rectificar añadiendo un “con los azúcares naturalmente presentes en el producto”, como matiza Sánchez, hubiera servido. Y es que la etiqueta “sin azúcar”, es una declaración nutricional que tiene letra pequeña y es que para que un producto sea realmente sin azúcar, tal y como explica el tecnólogo, necesita tener MENOS DE 0,5 GRAMOS DE AZÚCAR por cada 100 gramos de producto. Y la crema de cacao de Ríos tiene 16,7 gramos de azúcar.
¿Es una crema de cacao SALUDABLE?
Aitor Sánchez responde: “depende”. Evidentemente, la referencia del creador del real fooding es más saludable que las que tenemos en el mercado, como una Nutella, pero eso no quiere decir, tal y como explica, que sea “independientemente saludable”, ya que depende de muchas cosas.
Es decir, si se toma de forma ocasional, que tenga 15 o 30 gramos de azúcar será lo de menos. Para esta ocasionalidad, no buscas que sea saludable, sino que sea palatable. Y si es un producto que vas a tomar con más frecuencia, una crema de cacao no es precisamente la opción más saludable.
Aitor explica que hasta él mismo, como tecnólogo de alimentos que ha formulado cremas de frutos secos con 0% de azúcar, ni siquiera las recomienda para un uso frecuente (a pesar de no llevar ni gota de azúcar), porque no deberían desplazar otros alimentos, como la fruta.
En otras palabras, todo depende de las recomendaciones. Y ¿qué pasa cuando tú mismo, como nutricionista que aboga por una alimentación “saludable”, recomiendas la posibilidad de poder consumir hasta 4 cucharadas diarias de tu crema de cacao? Evidentemente, tenemos un problema.
¿Es cardioprotectora?
A todo esto, se suma otro punto importante y a juzgar por Sánchez, peligroso por entrar ya en temas directos de salud: el de atribuir a la famosa crema de cacao, la etiqueta de “cardioprotectora”.
Aitor Sánchez explica que esas menciones a los alimentos, con pretendidas finalidades de protección, están legisladas. “Si no podemos decir que es cardioprotector el brócoli o los pistachos, imaginaos de un producto tan palatable y tan denso como una crema de cacao”.
¿Es la única crema de cacao, o más bien, el único producto del mercado con faltas en el etiquetado o pequeños escollos que haya que corregir? Pues evidentemente no. Es decir, no es una polémica que surja porque quiera o deba retirarse la crema de cacao del mercado. Como tampoco es que todo esto sea por un ataque personal a Carlos Ríos (conclusión a la que llegan todos sus argumentos), ni esté orquestado por la industria alimentaria.
“Es muy frecuente el colectivizar la responsabilidad. Muchas veces la critica cae en el movimiento: ‘No están atacando a la crema, nos están atacando a los real fooders’”, opina Sánchez.
En fin, el debate está servido y la crispación se mantiene en el aire. Y al final, de un producto como este, una crema de cacao que mejora lo presente en el mercado, sólo está prevaleciendo una campaña de marketing algo desagradable que podría terminarse con unas correcciones tan sólo en su etiquetado.
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